Por Ella [Completa]

Capítulo 7

Pasaron dos semanas desde que regresó de su viaje y las cosas marchaban cada vez peor. Habíamos formado un muro entre los dos, aunque me esforzaba por destruir esa separación, continuamente me sorprendía a mí misma forjandolo más.

Suspiré frente a mi portatil y me levanté de mi sitio.

Caminé hasta su puerta, toqué tres veces y entré después de que lo indicara. Era la misma rutina todos los días.

– Es hora de mi almuerzo, me preguntaba si querrías... — Lo intenté, pero me interrumpió sin siquiera mirarme.

–No Jessica, para nada — Si debía ser sincera, me preocupaba. Ya casi era un mes que omitía el almuerzo —Pero necesito que revises esto y lo corrijas — Me extendió unos papeles y me acerqué a él, que se encontraba sentado detrás de su escritorio, al tomarlos arrugué la frente.

–Esto ya lo he entregado seis veces — Dije con cierto enfado, ya no quedaban excusas para seguir molestandome.

– Imagina lo decepcionante que es eso para mí —Fruncí el ceño y mi mandíbula se tensó. Intenté respirar, pero fue imposible ignorar esas palabras.

Tal vez él no lo sabía, pero fuí una mujer maltratada. Sabía que no podía permitirme esas acusaciones, por que me era sencillo caer.

Así que exploté.

Solté los papeles sobre el escritorio, a este acto le precedió el sonido de un golpe abrupto. Solo así conseguí que subiera la mirada, tenía el ceño tan fruncido como el mío.

Aquel aspero ambiente era por su causa.

–Está en perfecto estado — Hablé sin ocultar el reclamo en mi tono — y lo sabes.

– De ser así no estaría aquí  — Me informó y yo apreté aún mas los papeles contra la mesa.

— Detén esta actitud infantil — Me costó decirlo, tenía el nudo en mi garganta más grande que nunca — No estoy dispuesta a soportar esta clase de actitud — "Sé lo que valgo" me repetía en la cabeza como mantra — Cometí un error, lo reconozco. Pero no merezco esto.

— Mentiste en tu currículum — Su voz fue severa.

— Porque para una empresa, no importa que tan cualificada esté una persona. Si eres mujer vales menos — Negó y estuvo a poco de interrumpirme, pero subí la voz — Si estás embarazada, si tienes hijos, si estás casada, si tienes otra cultura. ¡¿Eso es lo que importa?!

Levantó la voz y se puso de pie — ¿Cómo puedes omitir un matrimonio? — No dije nada, me quedé callada por mí y por todas las mujeres que fueron juzgadas por su vida personal. Si mi sexo fuera diferente, sería un héroe.

—Estás confundiendo las cosas.

—Retírate de mi oficina ahora mismo.

—No — Pronuncié firme — Porque una hija no me hace una peor trabajadora.

— ¿Y que clase de persona omite a una hija? Lo que estoy cuestionando ahora es tu moralidad como persona y madre — La palma de mi mano chocó contra su mejilla.

No estaba en mis planes permitir de nuevo que me trataran así, la mujer vulnerable dentro de mí actúo por cuenta propia, con miedo.

El tomó su mejilla con las yemas de los dedos, más impresionado que enfadado, pero cualquiera de sus emociones desapareció al ver lágrimas caer de mis ojos.

No podía más con esto.