Capítulo 15

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Jessica.

Salí del hospital al día siguiente de ingresar y afuera de el me esperaba Marcos junto a Sarah.

Corrí al encuentro de la pequeña, abrazandola tan fuerte como pude. Sentí su cabello, sus brazos y manos, estaba completamente bien.

La cargué y me puse de pie observando a Marcos quien no tardó en abrazarme también.

–No puedo creerlo – Dijo sobre mi hombro – No puedo creer que esto esté pasando – El aire a nuestro alrededor era espeso, el ambiente se veía distante.

–Estamos bien, es lo que importa – Estabamos juntas, que era lo primordial. A un costado observé a un hombre que nos veía atento, llevaba un traje negro y daba mala pinta. Marcos se dió cuenta de lo que observaba y pronto me aclaró que eran los guardaespaldas que Mateo contrató.

–Me contó de eso, solo pensé que nos verían afuera – Apreté a Sarah vontra mí y la arrullé – Él ha sido muy considerado – Mencioné.

–¿Arreglaron todo?

–En realidad no quiero concentrarme en eso – Observé al guardia acercarse, así que preferí permanecer en silencio.

Conocía a Gael, era el encargado de la seguridad de todos las areas que rodearan a Mateo, parecía una persona más agradable que el mastodonte que se nos ponía al frente.

–Debemos de irnos, al parecer hay disturbios abajo – Mi corazón comenzó a latir apresurado.

–¿Cómo sabré que estás bien? – Preguntó Marcos mientras era apartada de él – Alto, espera.

–Te llamaré – Aseguré antes de bajar por las escaleras con el sujeto detrás. Corrimos hasta llegar a la planta principal y antes de que pudiera salir él tomó mi brazo y guió mis pasos a una planta más abajo.

–Al estacionamiento.

– Mateo dijo que esperarían afuera del hospital – Estaba segura.

– Puede ser que Dylan haya entrado, es más seguro irnos desde otro acceso – Retuve el nombre de Dylan y me dirigí a abajo, Sarah estaba agitada, con los ojos cerrados junto a mi cuello.

–Es la camioneta negra – Hice caso a lo que decía y entré a ella, él arrancó en segundos y salimos de ahí.

–¿Y Mateo? – Pregunté – Él dijo que estaría esperando.

–Lo recogeremos, tuvo un imprevisto – Asentí y me encogí sobre el asiento, me limité a observar por la ventana hasta que frenamos en una calle vacía.

Un hombre nos esperaba en la esquina, ¿Mateo?

Frenamos y aunque los vidrios polarizados junto con la gorra del sujeto me impedían una buena visión noté que algo estaba saliendo mal. Traté de convencerme de que solo era mi mente.

Inevitable cuando al abrirse la puerta la sonrisa macabra de mis pesadillas apareció. Alterada me reccorí hasta el otro puesto y golpee la puerta, no podía abrirla y mucho menos con sarah dormida arriba de mí. Entré en panico.

Apuntó un arma contra mi cuello, retrocedí hasta que mi espalda chocó contra la puerta del auto, justo ahí fue cuando fui consciente que no había ni una posibilidad de escapar.

Tragué con fuerza y traté de pensar en alguna manera de huir mientras recorríamos kilometros. Pero simplemente parecía imposible.

–¿Qué es lo... – Callé tras el estruendo del arma con mi cabeza, sientiendo como me jalaba a él.

- Cállate – Su mirada fue fija en mí, con tanto odio que quemaba. Pese a eso sonrió de repente. Apretó la mandibula, su porte cambió de nuevo.

-¡¿No lo entiendes?! - Tomó mi cabello en un puño y azotó mi rostro contra la puerta haciendo presión, cerré los ojos ante el impacto mientras las lágrimas corrían de mis mejillas y ocultaba a Sarah de él -¡Perdiste!

Eso era para él, un juego.

Si existía algún milagro, que fuera en ese momento.

Dylan era la única persona que me tenía dominada en todo sentido, me tenía bajo las suelas de sus zapatos emocionalmente.

Tenía miedo.

Y ninguna de las veces anteriores se comparaba con esta.

–Deja a Sarah – Susurré con temor de que volviera a golpearme – Haz lo que quieras conmigo – Las lagrimas comenzaeon a brotar, el auto me asfixiaba – Pero dejala a ella por favor.

Sonrió por lo bajo.

Y no emitió ninguna otra palabra durante el camino, pero conforme avanzabamos el camino me pareció familiar, estaba dirigiéndose unos kilometros lejos de mi departamento.

–Baja –  Habló en cuanto frenó, si una sola persona salía gritaría, sin importar pasara. Correría a la mínima posibilidad, cubriría a Sarah con mi cuerpo. Pero ni una alma apareció en nuestro camino.

–¿Cómo me encontraste? – Dije mientras abría la puerta de una vieja casa. Y entonces, mientras el sujeto enorme me sujetaba apartaron a Sarah de mí.

Giré para encararlo y traté de arrebatar su arma, patalee y recibí golpes inmensos en todo el cuerpo hasta que finalmente terminé en el suelo frente a mi hija.

Me levanté con arrebato e impotencia, pero de nuevo me empujaron, en esa ocasión dylan y caí golpeando mi cabeza.

Pateó mi estomago y se incó a mi lado tomando mis manos con las suyas obligando que mi cara estuviera contra el suelo. Sarah no paraba de llorar, hecha una bolita en una esquina.

Mi corazón se moría.

–Me complicaste tanto las cosas – Comenzó a pasar una cuerda sobre mis muñecas, las lagrimas a ese punto ya inundaban mis mejillas.

–¡Te van a encontrar! – Grité con un hilo de aliento y la voz rasposa, pero el rió como si le hubiera contado el mayor chiste de la historia.

–¿Quién? – Bufó – Tus amiguitos están seguros de que estás con la seguridad de tu novio, y él piensa que estás con el marica – Hizo un nudo que quemaba en mis brazos y terminó ahí, pero eso no lo detuvo y se dirigió a mis pies, en donde hizo lo mismo que en mis manos. Como si no fuera poco en mi boca también ató un pañuelo.

No tenía fuerza para nada, ver a Sarah a mi costado me hacía no querer hacer que se enojara. Por que sabía que podía desquitarse con ella.

Tan solo podía limitarme a observar, tirar de vez en cuando de mis manos.

–Bueno, va a suceder esto – Volteó su celular hacia mí, había fotografias de papeles llenos con datos – en unos días vas a robar éstos papeles de la oficina de tu novio – La respiración se me cortó y ante mi reacción el se llenó más de ego –¿Crees que soy idiota? – Tomó mi cabello y tiró de el – ¿Crees que no sé que te has estado revolcando con él? –  Acercó el telefono, dejandolo a menos de un centimetro de mi rostro – No me costaba en absoluto entrar a tu habitación aquel día en el hotel, ni atraparte a fuera de tu trabajo  cuando salías de noche. Pero tú eres basura, poco ganaría contigo – En cuanto sus palabras salían mis ojos se agrandaban y mi cuerpo temblaba – Con esos papeles voy a poder sacarle mucho dinero, y mientras tus los consigues yo estaré en el auto con Sarah – Volteó a verla, y que tan solo la mirara me hacía querer golpearlo en ese momento – Los papeles por Sarah –Abrí grande los ojos – No volveré a molestarla, ni a buscarla.

Asentí cuantas veces me fue posible, y frenética con muecas aparté de mi boca el pañuelo.

–Te daré lo que quieras.

–Pero tu vendrás conmigo – Agregó – Cita a alguien en recepción y déjala con esa persona, garantizale una vida preciosa y tú entrarás al auto conmigo – Tragué con fuerza, pero mi mirada no fue menos decidida, ni mi opinión otra.

–Hagámoslo hoy mismo, sin esperar nada.

Me observó con una media sonrisa, y vió hacia un lado sin poder creerlo. Pero terminó por asentir.

–Cuanto antes mejor.

Por Ella [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora