—Fue hace más de diez días, Jessica — Aparté la mirada y me concentré en mi bolsa. Debía guardar todo lo que necesitaba para el trabajo — ¿Sabes todo lo que puedo ocurrir en ese tiempo? -— No respondí, y traté de ignorar su tono reprensivo.
—No puedes ocultarnos ese tipo de información — Agregó Marcos un poco más calmado, con el ceño fruncido y cólera en el rostro — ¿Que te dijo cuando te llamó?
Respiré profundo.
— Lo mismo de siempre — Metí mis llaves, el celular y los papeles que se me habían olvidado — Que nos encontraría.
No quería darle fuerza al asunto, estaba cansada y asustada. Estaba fuera de mis manos y no podía seguir teniendo crisis nerviosas. No nos ayudaban ni a mí ni a Sarah. Después de días dándole vueltas al asunto me dí cuenta que el futuro de Sarah no estaba en el mismo país que su padre, por fin podía considerar la opción de mudarme al otro extremo del mundo, en donde no hubiera un rastro que seguir.
No quería ser mal agradecida con Marcos y Rebeca, y tampoco dejar la maravillosa oportunidad que tenía en la empresa de Mateo, ni abandonar esa hermosa ciudad, pero Sarah era mi única prioridad.
Tan solo quería ahorrar un poco más.
—¿Cuantas veces te ha marcado desde entonces?
—Cinco o seis — Rebeca se tocó las sienes.
—Mi hora de comida terminará pronto, debo irme ahora — Como si se tratara de una mala broma; sobre la barra de la cocina mi celular comenzó a vibrar.
Desde mi posición vi el número que me había aprendido de memoria. Acerqué mi mano para colgar la llamada, si no había bloqueado el numero era por puro miedo.
De saber que eso lo enfadaría más.
Pero Marcos se me adelantó y contestó la llamada en un segundo.
—Escuchame bien, pedazo de mierda. No volverás a verlas, así que no te arrastres buscando clemencia, que suficientes evidencias tenemos para mandarte a la maldita carcel de nuevo — Colgó y bloqueó el número al instante. Apreté los labios, lo último que buscaba era hacerlo enojar.
—Busca a la policia — Rogó Rebeca, negué.
—Ya hablamos de eso, no es una opción — Tomé el celular aún con miedo, Marcos lo había provocado, sin una idea de lo que hacía.
Él era capaz de todo.
—————
Pasaban de las dos de la tarde mientras cruzaba las puertas del edificio. La única razón por la que no pasé mi hora de comida allí fue por Rebeca.
Se le descompuso el auto y le presté el mío para ir a un curso que le había solicitado la escuela en la que trabajaba, aprovechando para contarles sobre Dylan y recoger un par de cosas.
Así que sumando el tiempo que hice hasta el departamento, el tiempo que pasé allá y cuanto tardé en el tranporte para aquí; era evidente que no había comido nada.
Pero me bastaba con un café frío para quitarme el cansancio y cualquier pensamiento acerca de él.
Aunque seguía ahí, perturbandome la consciencia.
Las puertas del elevador se abrieron y salí hasta mi oficina, no era usual que hubiera personas en ese piso así que no me detuve ni un segundo para pensar en ceder el paso a Leo, que instantes después chocó conmigo.
ESTÁS LEYENDO
Por Ella [Completa]
RomanceDe la historia de Jessica. Una chica de 24 años que debe cuidar a su hija; Sara. Todo ello atormentada con la sombra de un hombre alcohólico, quien está dispuesto en arruinar su vida. En un momento desesperado por conseguir empleo tras ser rechazada...