Es un pasillo largo, con ventanas del mismo tamaño de su longitud; el piso y el techo llevan marcadas las garras del abandono.
Todo está oxidado y lleno de musgo.
Las escaleras se hacen añicos al pisarlas y el pasamanos apenas soporta el peso de un ave.
Hay residuos de la pintura que alguna vez cubrió las paredes del recinto.Está vacía.
No está en condiciones para ser habitada. Ni siquiera los indigentes aceptarían vivir ahí.Y es por eso que es el lugar perfecto para entregar información.
~*~
Faltan dos horas para nuestra cita, por lo que comienzo a preparar las fotos y los datos que obtuve.
Repaso el camino que debo hacer para llegar al lugar acordado mientras cepillo mi larga melena y coloco con sumo cuidado los lentes de contacto.
Cubro mis lunares con un poco de maquillaje y dibujo uno nuevo cerca al rabillo del ojo.Antes de salir, tomo el abrigo negro que siempre uso para hacer las entregas.
Entonces, emprendo el camino a nuestro encuentro.Medianoche
Sus pasos resuenan por todo el lugar.
Me ha contactado tantas veces que ya no le sorprende verme sentada frente a la mesa.
—Micsia —saluda Ed, en cuanto toma el otro asiento disponible.
Le dirijo un leve asentimiento cuando tengo una vista clara de su rostro.—¿Qué encontraste?
—Charlie Vincent, 40 años. Drogadicto — comienzo mientras le acerco el sobre con las fotografías.— Tiene muchas deudas.
— Ya lo creo, por eso te llamé. —confiesa— Muy pronto le haremos una visita.Edmund Tobbery se encarga de amenazar a todo cliente que sobrepasa el límite de deudas.
Está metido en el negocio de las drogas, aunque sus manos están limpias.
Nunca ha sido proveedor.—Como siempre, hiciste un magnífico trabajo.— halaga mientras guarda los documentos que hace unos momentos había sacado para revisar.
Le dedico una sonrisa dulce y profesional.Un relámpago suena y su luz ilumina por escasos segundos la estancia, haciendo que el tono morado de mi cabello luzca más.
Las gotas de lluvia se estampan contra las ventanas.
Otro relámpago se hace notar, aclarando que no va a durar cinco minutos.
-—Genial — susurro con ironía.Ed fija su vista al techo; como si pudiera ver la lluvia.
— Entonces — cuestiona sin dejar de mirar hacia arriba— ¿Trajiste auto o quieres que te acerque a la ciudad?
Arqueo una ceja en su dirección.— Tranquila —levanta ambas manos en señal de rendición.- Sólo quería ser amable.
—Sé amable con tus putas— respondo con total tranquilidad.—no conmigo.
No puede evitar reír ante mi mordaz comentario.
—Está bien. Se acabaron los ofrecimientos.
—¿Necesitas algo más sobre él?
—No, con lo que investigaste es suficiente.— Hace una mueca— Sólo tengo una pregunta.
Lo miro en silencio.
—¿Cómo sabes de ellas?
—El cuello de tus camisas— señalo y Edmund lo observa, dándose cuenta.— Siempre tienen manchas de labial y además apestas a perfume barato.
Suelta una sonora carcajada.
— Con lo que les pago no deberían oler así
—¿Quién es tu recurrente?
—Recurrentes—. corrige.Cruzo los brazos y me recargo en el respaldo.
Lo miro con fingida admiración.
—¿Qué? No puedo deshacerme de Andrea; me gusta ver sus patéticos bailes. Y Tania se mueve bien en la cama, aunque es demasiado delgada.Que asco
Ed parece notar mi desagrado, por lo que se levanta y saca mi pago.
Me entrega un buen fajo de billetes.
—Siempre es un placer trabajar contigo.
Me pongo de pie y estiro mi brazo para estrechar su mano.
—Si necesitas otra cosa—. Le recuerdo—Sabes como localizarme.No hay nada más que decir, por lo que toma el sobre y se marcha.
Nunca decimos adiós.
Esto no es un trabajo afectivo.Miro mi reloj.
3:00 a.m
Salgo del recinto para darme cuenta de que la lluvia no ha cesado.
Cubro mi cabeza con la capucha y me adentro en la oscuridad de la madrugada.
Sin ser vista.
Sin ser escuchada.Sólo una sombra más.

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MICSIA [CANCELADA]
Teen FictionHace frío. El cuerpo me chilla de dolor y a pesar de eso, sigo creyendo que hice lo correcto; mi lugar por el de Zoey. La sangre gotea, las paredes se cierran y la esperanza se pierde. Nadie vendrá por mí. No después de lo que hice. La traición se p...