"Novios"

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CAPITULO 15

Estoy modorro, completamente modorro; después de haber terminado mis deberes sentí que las pilas se me bajaban casi hasta el agotamiento.

No pasó nada fuera de lo rutinario en la preparatoria: acompañar a clases a Camz, ir a las mías, desayunar con los del coro y ahora se nos han unido las amigas de Lucy a las que dice: he dejado muy abandonadas; ir al coro para escuchar las cosas que tenga que decir el Sr. Shue y de regreso a casa.

Hablando de él... dijo que tomaría en consideración que cantemos en otro idioma aunque sea una de las canciones, la otra podría ser algo más 'amable' para los escuchas de las regionales.

Sigo con los ojos cerrados, si los abro me arden y me es imposible mantenerlos así. Me los tallo y luego dejo caer mis brazos a los lados, parece que soy un naufrago flotando en mi cama, gruño e intento moverme, pero aunque hice un poco de esfuerzo con el abdomen sé que no me moví ni un centímetro.

Abro un ojo y veo el reloj digital que tengo sobre el buró, son las cinco de la tarde y vuelvo a querer moverme... pero otra vez no logro moverme.

Recuerdo la cita que tuve con Camila, fue perfecta, fue como la había imaginado, tal y como la quería, incluso los besos del final (que aunque nunca los imaginé tan apasionados para la primer cita) me parecen de ensueño, irremediablemente mágicos y siento cosquillas en el estómago y sonrío.

Al fin sé cómo son esos besos con Camila, ya dejé de imaginarme sus labios carnosos sobre los míos, dejé de imaginar sus manos en mi rostro manteniéndome en mi lugar para besarnos, dejé de imaginar los abrazos fuertes, su mano entre la mía y sus juegos pícaros de poner su mano donde no debe.

Camila, la Camila que yo conocía, o creía conocer se llevaba las cosas con calma, pero parece que no es así.

Los últimos dos días parece que he flotado en una nube, siento como... si estuviera borracho, que lo veo todo lejano e irreal, como en cámara lenta... y todo se lo debemos Camila; los químicos en mi cerebro están trabajando al mil y esta sensación de estupidez me invade de una forma que no sé describir.

Sé que aun le preocupa Austin, pero cuando me mira y me sonríe, que sus ojos brillan cuando nos encontramos en el pasillo o que siento su mano en la mía, me doy cuenta de que está cómoda con la decisión que tomó; quiero apostar que su alma ya reconoció a la mía aunque por un momento la confundí con eso del cambio de cuerpo.

No hicimos planes para este fin de semana, ella dijo que me llamaría porque tenía extracurriculares y no sabría a qué hora se desocuparía; así que espero paciente por su llamada o por su mensaje.

Pareciera que la consola de videojuegos me llamara, pero mis extremidades siguen sin reaccionar, al menos ya abrí los ojos y volteo hacia afuera para ver cómo se mueven las ramas del árbol que está cercano a mi ventana.

Antes escapaba por ahí para salir con Dinah y con Mani, antes, cuando Mike aún estaba en esta casa y quería hacer de ella un condenado convento o una prisión. Lo extraño... y no lo extraño.

Es como si todo lo que construimos como padre e hija se hubiera esfumado cuando me embaracé de Emma; es verdad que cometí una gran estupidez, que nunca debí de haberme acostado con Zayn, pero jamás admiró mi decisión de seguir adelante con ella y dar a luz aunque después me fuera a "deshacer" de mi hija. Nunca se sentó a pensar cómo era que me sentía yo con todo eso y lo difícil que fue para mí vivir en otro lado, tener tantas emociones, sufrir de ese modo.

Aún así me las arreglé para salir adelante y volví a escalar en la pirámide social, de modo que no sólo recuperé mi figura sino que también volví a ser la capitana de las porristas y ese esfuerzo él jamás lo vio.

Cuidado con lo que deseas JaureguiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora