Relato 11

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Relato 11
"En tono de grises"


—Mira, esto debe ser error —digo contando hasta quince mil para no empezar a golpear gente.

—Tenemos testigos, testimonio pre-mortem y pruebas contra usted, Señor RedMoon. Agradezca que está aquí en la comisaría y no en la cárcel —Me habla un oficial al cual no le presto intención—. Ahora el oficial Johnson letomará los datos.

—¿Johnson?, ¿no tenían a un oficial menos cliché?, ¿va a venir un negro calvo a ser el policía bueno? —Efectivamente, un policía sin pelos en la cabeza y de tez oscura vino a mirarme con odio.

—Ponga su pulgar aquí —dice Johnson, le hago caso.

—¿Es necesario esto?, ya tienen mis datos —me quejo recordando que es la tercera vez que entro a una comisaría.

—Sólo siga el proceso y deje de hablar. —Catorce mil trescientos cuarenta y tres, catorce mil trescientos cuarento y cuatro.

Me tomaron los malditos datos y me llevaron a una de las siete celdas que tenían en un la comisaria. De la nada comienzo a pensar y a analizar el lugar en donde estoy, ¡ésta es mi celda!

—Hogar dulce hogar. —Suspiro vaciando mis pulmones.

Pido un lápiz y de manera casi milagrosa me lo dan, saco mi pequeña libreta que por alguna razón siempre llevo conmigo y empiezo a hacer uno de los ejercicios que me recomendaron cuando fui una temporada al psicólogo; escribir sin saber que escribir, dejar la mente en blanco y mover el lápiz creando palabras que salen del inconsciente. Me dijeron que te relajaba, y como iba en el catorce mil quinientos sesenta y seis y aún tenía ganas de golpear a alguien, comencé a anotar.

Muevo el lápiz sin prestar atención alguna a lo que estoy escribiendo. Observo lo que acabo de redactar y es un nombre.

"Nana RedMoon".

La recuerdo, era mi abuela. En las tardes lluviosas de Londres me preparaba galletas con chispas de chocolate, eran deliciosas.

Recordando a Londres me pregunto qué será de Micket, mi pequeño amigo negro que me contagió su fanatismo por Star Wars. Él fue mi mejor amigo desde que era un renacuajo, luego crecimos y de adolescentes él era quien me ayudaba a conseguir chicas en los antros, algo así como un cómplice.

Si mal no recuerdo, él fue quien me presentó a Alex. Sí, fue en mi cumple años, el cinco de Mayo de hace al menos veintidós años.

Esa noche habíamos salido Micket, Justin y yo. Tres adolescentes en busca de diversión en una noche de cumpleaños.

Fuimos al antro más cercano y comenzamos a pasar la noche, Micket estaba buscándome una acompañante de manera desesperada hasta que se topó con una chica de curvas perfectas, con una bella sonrisa y pecas por todo su rostro.

Comencé a hablar con esa chica, parecía simpática y estaba sola. En segundos ya la había llevado a mi camioneta, pero no para hacer exactamente lo que están pensando.

Alex era una chica diferente a las demás, así que la traté de manera diferente.

Estuvimos en la parte de atrás toda la noche platicando mientras sus hombros sostenían mi brazo que la rodeaba cariñosamente. Había llevado cervezas así que nos quedamos allí, hablando tranquilamente, sin presiones. Sólo dos personas socializando tiernamente mientras bebían un poco.

Nunca había encontrado a una chica así de... así de Alex. Era comprensiva y tranquila, capaz de sostener una relación sin desnudarse ni tener sus labios pegados a los míos todo el tiempo.

Vivientes Sin Vida [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora