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El chico se quedó en silencio por unos segundos en los cuales parecía completamente impresionado por el simple cumplido que le había dicho recién.

Solté una carcajada provocando que el pestañease y saliera del mundo en el que mi cumplido le había hecho entrar.

—¿Ya reaccionaste?— reí un poco, el hizo una sonrisa que pareció más una mueca y asintió sin decir nada. —¿Quieres hacer algo?— pregunté. El se encogió de hombros, me quedé en silencio sin saber que decir mientras lo miraba por un rato hasta que fui a la cocina dejándolo a el solo. Leí otras de las notas que había dejado su madre en la cual decía que Chandler no había tomado sus pastillas, tomé el frasco que estaba en la encimera dejando una pastilla de color azul en mi mano junto a un vaso de agua llevándoselos a la habitación. Cuando entré él seguía sentado en la cama mirando el suelo hasta que notó mi presencia.

—¿Q-qué...?— no dejé que terminase su pregunta cuando ya le había extendido mis manos en donde estaban el vaso de agua y la pequeña pastilla de color azul.

—Toma, no la has tomado... ¿Cierto?— el asintió tomando la pequeña medicina de mis manos y el vaso de agua para mirar de nuevo el suelo.

—¿C-como lo sabías?— preguntó.

—Tu mami dejó todo lo que tenía que saber en pequeñas notas pegadas a la cocina. — el tragó la pastilla bebiendo del agua y asintió de nuevo. Me senté a su lado mirándolo de nuevo por el espejo frente a nosotros. —¿Como es posible que jamás te haya visto en la preparatoria?— pregunté confundido.

—No soy alguien que resalte tanto, que digamos. Además que en los almuerzos no voy a la cafetería... —musitó. Yo asentí.

—¿Y tus amigos?— pregunté acostándome mientras miraba el techo.

—T-tenía uno pero se fue del país... — murmuró. Hice una mueca. Escuché como la puerta se abría dejando ver a la sonriente madre del chico a mi lado.

—¡Hola chicos!— sonrió. —Lo siento por interrumpir así, pero la reunión que tenía se canceló. — suspiró cansada para luego mirarme. —Muchas gracias por hoy, Austin. En serio, espero verte mañana. — yo sonreí mientras que ella se fue dejándonos solos. Bajamos las escaleras en silencio mientras yo lo ayudaba a hacerlo.

—No era necesario que me acompañases a la puerta. — reí. El se encogió de hombros.

—No era necesario que hicieras todo eso por mi hoy. — yo negué con la cabeza.

—De hecho sí, para eso tu mamá me buscó. — el asintió.

—Adiós... Nos vemos mañana cuando vengas, supongo. — yo sonreí.

—Corrige, nos vemos mañana en la escuela. — el frunció ligeramente sus ceño. —¡Te veré en el almuerzo, Chandler!— el abrió sus ojos sorprendido mientras yo me iba de su casa.

Comenzaría a hacer las cosas bien desde ahora.

CYSTIC FIBROSIS; AUSDLERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora