CYSTIC FIBROSIS; AUSDLER

15

Chandler Riggs despertó, con sus ojos achinados por la fuerte luz blanca que yacía a unos metros de su cara en el techo, parpadeó un par de veces para acostumbrarse a ella y los abrió lo suficiente para no ver su pálido alrededor borroso, manteniendo su ceño fruncido y sus ojos levemente achinados le dio una rápida mirada a lo que le rodeaba. No tardó mucho en inspeccionar y darse cuenta que todavía seguía en la habitación de hospital. Tras la noticia y el diagnóstico de hace unos días, el doctor le había pedido a la madre de Chandler que volviera en unos días, solo que eso no lo sabía el, así que cuando su madre lo esperaba fuera de la escuela, se confundió y frustró mucho.

—Puedes retirarte, hijo. — murmuró el hombre de bata blanca que había entrado en la habitación. Chandler asintió y se cambió una vez que estuvo solo, salió para encontrarse con su madre que yacía sentada en la sala de espera con un aspecto vago, ojos hinchados y una pequeña sonrisa rota con la que lo recibió, ambos se subieron al auto y lo echaron a andar. El camino fue silencioso, salvo por unas cuantas dulces preguntas de su madre que decidió pasar por el autoservicio de una cadena de comida rápida para comprar lo que sería su desayuno.

Cuando llegaron a casa la mujer se dio un rápido baño y al estar lista bajó a la sala, donde se le veía más arreglada que esta mañana pero no más feliz.

—No irás a la escuela hoy, y puede que no vayas en unos cuantos días, ¿quieres que me quede contigo?— chandler negó, no quería interferir con su trabajo, ella hizo una pequeña mueca poco convencida pero asintió. Se acercó, le dio un beso en la frente ensuciándolo con su lápiz labial y se fue.

Chandler no le importó mucho porque creía que Austín vendría esa tarde, pero no fue así.

Fue entonces, a las 9:00 PM después de hablar con su madre (que se quedaría a una reunión con un director muy importante) que se dio cuenta que se quedaría solo toda la noche.