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—Chandler... — musité sorprendido de que él se sintiera de aquella manera. En ese momento me fuese gustado no estar allí para así no ver cómo él levantaba su mirada y la dirigía a mi mientras sus lindos pero tristes ojos azules derramaban lágrimas que caían por sus mejillas. Iba a llevar una de mis manos a su rostro pero el retrocedió unos pasos antes de que esto ocurriera. Negó con su cabeza.

—No quiero tú lastima. — soltó igual que antes, con un tono notorio de rencor, pero no tenía ni idea hacia quién iba dirigido aquel sentimiento.

—Chandler no... — él me interrumpió.

—No la necesito. — se alejó un poco más de mi y tomó su mochila que yacía en el suelo, se la guindó en el hombro y me dio la espalda decido a irse, me quedé estático en mi lugar mientras veía como se iba hacia el pasillo. Suspiré y lo seguí desde atrás sin alcanzarlo, ni queriendo hacerlo.

—¿Por qué me sigues? Vete a clases. — escuché como me dijo aun sin voltearse ni dejar de caminar.

—Te sigo porque tengo que cuidarte. — expliqué, no lo estaba viendo, pero creí que rodó los ojos.

—No tienes que hacer eso en la escuela, lo que me pase aquí es mi problema. — yo negué con la cabeza aun sin alcanzarlo.

—Me preocupas, si puedo cuidarte lo haré, no importa donde sea. — hablé, escuché su suspiro.

—No es como si mi madre te pagase por cuidarme aquí también. — rodé los ojos, corrí hasta quedar frente a él y detener su caminar.

—No lo hago solo por dinero, Chandler. — quise mantener aquello en claro. —O bueno, ya no. — sonreí de medio lado, vi como mantenía su ceño fruncido. El, sin decir nada comenzó a caminar pasando por mi lado, dejándome allí. Suspiré. —De verdad quiero entenderte. — musité.

—A mi me gustaría que lo hicieras... — escuché como susurraba.

—¿Entonces por qué no me ayudas a entenderte?— pregunté caminando hasta llegar a su lado, lo miré y su expresión me hizo pensar en que el no creía que lo había escuchado.

—Porque no puedes y ya. — su tono rígido comenzaba a molestarme porque el parecía molesto y yo no tenía la culpa.

—¡No me quieres explicar, demonios!—

—¡No pienso agobiarte con la triste historia de la horrible vida de un jodido e imbécil chico!— cerré mis ojos.

—Escucha Chandler. — los abrí y lo miré fijamente. —Ya deberías saberlo pero te lo repetiré una vez más porque creo que no te quedó claro... — el frunció ligeramente su ceño confundido. —Me preocupo por ti. ¿Sabes? Y no importa si para poder entender tu mente tengo que leer toda la jodida vida de John Kennedy o algo así, y te recuerdo que a mi no me gusta leer. — el sonrió un poco, me acerqué más a el y llevé mis manos a sus mejillas. —No importa lo que tenga que hacer para entenderte porque va a valer la pena para poder ayudarte a que cambies de parecer. La vida no es tan mala cuando te ajustas a ella y tienes a un compañero que te ayude a verla de otra manera, y yo Chandler, seré tu compañero de vida. —

CYSTIC FIBROSIS; AUSDLERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora