Acaso en aquel amor había no poco de egoísmo. Suele el egoísmo tomar las formas las formas más extrañas y singulares: El halago de la vanidad, la ostentación de la riqueza, el orgullo de la hermosura, la vanagloria del dinero, cuanto de alguna manera da al espíritu algo que real o aparentemente le hace feliz.
— Rafael Delgado.
"Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños querido Víctor, feliz cumpleaños a ti". Todo el mundo coreaba al rededor del gran pastel de chocolate de dos pisos que habían comprado mis padres para mi tan grandiosa fiesta. Y mientras lo hacían yo no sabía que cara poner o que hacer, y bendito sea quien si sepa que hacer en situaciones así. Uno no sabe si sentir vergüenza u orgullo. Hay gente que siente ambas, pero definitivamente yo sentía vergüenza. Pronto la estúpida cancionsita termino y todos los invitados comenzaron a aplaudirme y corear mi nombre. En ese ambiente de risas y aplausos mi mamá comenzó a repartir una rebanada de pastel a cada invitado, con la ayuda de la madre de Abel y mi tía , la hermana de mamá (quien no había visto en diez años).
A dicha fiesta había asistido mucha gente. Familia, algunos compañeros de clase, la doctora Miriam, algunos conocidos de las terapias, Ana, la madre de Ana, Isabela, Misra y su novia (yo no sabía que tenía novia, jamás me dijo nada la maldita y me hizo sentir como una mierda cuando la vi ese día ¡El día de mí fiesta de cumpleaños!), Abel y sus padres, entre otras personas, las cuales no conocía, supongo que eran amigos de mis papás o de Aaron o algo así. Como estaba molesto con Misra ¿Y cómo mierda no? no me acerque a ella en ningún momento, lo cual parecía no importarle y eso me hacía enojarme más. Pase de largo para acercarme a Abel, lo que también fallo, porque el maldito estaba coqueteando con mis compañeras de clases y ni siquiera volteo a verme. Y cuando por fin se digno a hacerlo solamente me miró y me sonrió, le hice una seña con el dedo de en medio, soltó una carcajada y volvió a lo suyo, me aleje disimuladamente en busca de compañía, después de todo, no estaba bien que el cumpleañero estuviera solo y amargado. Claro que era obvio que no iba a acercarme a mi hermano que se estaba besuqueando descaradamente con Ana, nunca me ha gustado ser mal tercio, y mucho menos cuando se trataba de mi hermano menor. Por fin vencido, me senté en una cilla plegable vacía y comencé a beber el refresco que me había servido un momento antes. De vez en cuando le sonreía a las personas o entablaba pequeñas conversaciones con las personas que se me llegarán a acercar, pero nunca duraban más de diez minutos, pero servían para entretenerme.
No soy una persona que se caracteriza por ser divertido o el "alma de la fiesta", bueno aunque ya ebrio cualquiera es el alma de la fiesta, pero en ese entonces ponerme pedo no era una opción. La aburrición me carcomía y las platicas casuales con mis tías me estaban volviendo loco. Estaba al borde de la desesperación cuando se acercó a mí aquella chica delgada, con cabello largo, sujetado en un par de trenzas, con anteojos y brackets que decoraban a una hermosa sonrisa que se volvió tan importante para mí. Aunque en ese momento no lo sabía. No tenía ni puta idea de lo que significaría esa chica con todo y su metálica sonrisa para mí.
Melani Reyes, iba a la misma escuela que yo e incluso estaba en mi clase, aunque como siempre fui tan antisocial, jamás le dirigí la palabra hasta ese día. Se sentó a mí lado y no dijo una palabra por un buen rato. Me levante para servirme un poco más de refresco y aproveche para servirme uno de los Hot Dog que mi papá estaba preparando. Cuando volví para sentarme de nuevo, la chica comenzó a mirarme comer, me sentí extraño, pensé que quizá le daba pena pedir comida, me levante de nuevo, tome otro hot dog y se lo dí. Me miró con cierto desconcierto por un momento y después comenzó a agradecerme con avergonzada y con movimientos exagerados con la cabeza. Ante tal gesto comencé a reír y me senté de nuevo a su lado. Note un leve sonrojo por parte de la chica, me puse un poco nervioso y le sonreí con cortesía. Tome mi comida de vuelta y comencé a comer de nuevo.
ESTÁS LEYENDO
Víctor contra Victoria. |La historia de un tránsgenero|
RandomLa vida es una aventura, siempre lo he dicho, nuca me he jactado de tener un pensamiento igual al resto del mundo, jamás he logrado encajar como debería en ningún sitio y eso es porque no me siento parte de ningún lugar. Tengo miedo a decepcionar a...