Capitulo 6.- Whole Lotta Love.

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He añorado, nena, nena, los buenos tiempos. Muy, muy en el fondo, cariño, lo necesitas. Te voy a dar mi amor. Te voy a dar mi amor. Muchísimo amor. Muchísimo amor.  
-Led Zeppelin.

— Escucha niña, no creo que hoy Aarón acepte ir al gimnasio conmigo, pero mañana seguro lo convenzo. — Le asegure a Ana. Ella hizo un leve puchero, pero igual acepto.
Intercambiamos número, aunque en ese tiempo era muy raro ver a alguien con un teléfono celular. Más aún si se trababa de adolescentes. Me despedí de ella con un gesto con la mano y corrí, literalmente, hasta el gimnasio.

Como era de esperarse, me dieron el regaño de mi vida, Abel se burló de mí y yo le hice una seña con el dedo.

Al llegar a casa, corrí hacía mi habitación, boté mis cosas y me dirigí a la recámara de mi hermano.

— ¿Puedo pasar? — Le dije asomándome apenas asomando la cabeza. Aarón practicaba una nueva canción con la guitarra. Puso los ojos en blanco en cuanto me vio.

— Ya estás adentro ¿Qué quieres? Estoy ocupado Vic. — Aarón y Abel eran los únicos que me llamaban Vic y debo de decir que me fascinaba bastante.

Aunque me sentí mal por interrumpir su práctica, entre; me senté en la punta de su cama y él se colocó en frente de mí, guiando la silla con rueditas que solía utilizar cuando tocaba.

— Aarón, mañana ve al gimnasio a entrenar. — Solté muy sería, no tenía ni puta idea de cómo hacerla de cupido. Además, aunque mi hermano estuviera muy desarrollado, seguía siendo un mocoso de trece años.

— No puedo Vic, mañana tengo práctica y lo sabes. — Me mordí el labio, muchas veces cuando mi hermano decía no, era no.

— Por favor, hay un tipo que me acosa y la verdad tengo mucho miedo. — Le dije suplicante. — Tal vez si regresas conmigo a casa y ve que no estoy sola me deje en paz.

— ¡Vic! Eso es real mente malo ¿Por qué no le has dicho a mi padre o a Abel? Tenemos que llamar a la policía. — Aarón se alteró, me preocupe, porque la excusa que había elegido no fue la más acertada.

— Calma, es que si le digo me sacaran del lugar y ya no poder entrenar, amo mucho el box Aarón. — Dude de mis palabras, porque sabía que si continuaba mintiéndole se haría peor.

— ¿Y si nos atrapa a los dos? — Aarón se mordió las uñas.

— ¡Vamos, no seas marica! — Le golpeé el brazo.

— ¿Marica? Si tú fuiste la que vino a chillarme. — Me regreso el golpe.

Como vi que no llegábamos a ningún lado, tuve que contarle acerca de Ana, el por supuesto se enojó cuando se enteró del embuste, pero al final y como había una chica de por medio, acepto.

— ¿Esta buena? — Me pregunto al día siguiente cuando estábamos a punto de irnos a la escuela.

— Lo está. — Levante el pulgar en modo afirmativo y como real mente lo estaba no tenía razones para mentirle.

Ambos partimos hacía nuestros respectivos colegios, al llegar Ana se acercó a mí muy entusiasmada. Le conté que la treta había sido todo un éxito y que Aarón iría al gimnasio exclusivamente para encontrarse con ella. Se puso a brincar como idiota, giré la mirada para ver si alguien estaba presenciando la vergonzosa escena y como si estuviera burlando de mi vergüenza, se acercó a mí y me abrazo. Sentí sus enormes pechos rozar con mis pequeñas e insípidas bubis, y aseguro que, si en ese entonces hubiera tenido pene, seguramente se me hubiera parado.

La escuela se pasó volando, en cuanto terminaron las clases, Ana se abalanzo sobre mí y me tomo del brazo.

— Mañana ve a mi casa, te presentare a mi prima. — Me dijo sonriendo.

— ¿Esta guapa? — Le dije sonriendo. — Si se viste como hombre no me interesa, sería una completa paradoja ¿No crees?

— Grosera, si, está muy guapa y no, no se viste como hombre ¿Contenta? — Se pegó más a mi brazo.

— Ok, a la prima se le arrima.

— Tú no tienes nada que arrimar.

— No seas aguafiestas. — Puse los ojos en blanco y comencé a caminar.

No tardamos mucho en llegar al gimnasio, Aarón y Abel ya se encontraban ahí, en cuanto me vieron con una chica, se sorprendieron bastante, bueno, en realidad Abel fue el único que se sorprendió, Aarón sólo se puso nervioso.

— Vic ¿Es tú novia? — Soltó Abel de manera desvergonzada.

— No imbécil, es mi futura cuñada ¿Verdad Ana? — Al escuchar aquello, Ana se puso aún más nerviosa que mi hermano. No pude evitar reír.

— ¡Entonces es tu novia! — Gritó Abel.

— No, yo no sé quién es. — Dijo Aarón al tiempo que tomaba una cuerda y comenzaba a brincarla.

— Que tierno te ves mostrando tus dotes masculinos. — Lo señalo mientras hacía un puchero.

— Dotes que tú quisieras tener. — Soltó.

— Bah, soy más macho que tú.

— Cállate.
— En fin, te quiero presentar a mi hermosa amiga Ana, dice que iba en el mismo curso de guitarra que tú. — Extendí una mano hacía donde estaba Ana, ella hizo una leve inclinación con la cabeza y le sonrío coquetamente a mi hermano.

Ambos se llevaron bien de inmediato, Abel estaba súper celoso, no podía creer que un mocoso de secundaría conquistara a una chica como Ana.

Cuando llego el momento de ir a casa Ana y Aarón quedaron de acuerdo para salir el fin de semana. No pude evitar suspirar satisfactoria mente, había hecho un trabajo excelente. 

Víctor contra Victoria. |La historia de un tránsgenero|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora