He añorado, nena, nena, los buenos tiempos. Muy, muy en el fondo, cariño, lo necesitas. Te voy a dar mi amor. Te voy a dar mi amor. Muchísimo amor. Muchísimo amor.
-Led Zeppelin.— Escucha niña, no creo que hoy Aarón acepte ir al gimnasio conmigo, pero mañana seguro lo convenzo. — Le asegure a Ana. Ella hizo un leve puchero, pero igual acepto.
Intercambiamos número, aunque en ese tiempo era muy raro ver a alguien con un teléfono celular. Más aún si se trababa de adolescentes. Me despedí de ella con un gesto con la mano y corrí, literalmente, hasta el gimnasio.Como era de esperarse, me dieron el regaño de mi vida, Abel se burló de mí y yo le hice una seña con el dedo.
Al llegar a casa, corrí hacía mi habitación, boté mis cosas y me dirigí a la recámara de mi hermano.
— ¿Puedo pasar? — Le dije asomándome apenas asomando la cabeza. Aarón practicaba una nueva canción con la guitarra. Puso los ojos en blanco en cuanto me vio.
— Ya estás adentro ¿Qué quieres? Estoy ocupado Vic. — Aarón y Abel eran los únicos que me llamaban Vic y debo de decir que me fascinaba bastante.
Aunque me sentí mal por interrumpir su práctica, entre; me senté en la punta de su cama y él se colocó en frente de mí, guiando la silla con rueditas que solía utilizar cuando tocaba.
— Aarón, mañana ve al gimnasio a entrenar. — Solté muy sería, no tenía ni puta idea de cómo hacerla de cupido. Además, aunque mi hermano estuviera muy desarrollado, seguía siendo un mocoso de trece años.
— No puedo Vic, mañana tengo práctica y lo sabes. — Me mordí el labio, muchas veces cuando mi hermano decía no, era no.
— Por favor, hay un tipo que me acosa y la verdad tengo mucho miedo. — Le dije suplicante. — Tal vez si regresas conmigo a casa y ve que no estoy sola me deje en paz.
— ¡Vic! Eso es real mente malo ¿Por qué no le has dicho a mi padre o a Abel? Tenemos que llamar a la policía. — Aarón se alteró, me preocupe, porque la excusa que había elegido no fue la más acertada.
— Calma, es que si le digo me sacaran del lugar y ya no poder entrenar, amo mucho el box Aarón. — Dude de mis palabras, porque sabía que si continuaba mintiéndole se haría peor.
— ¿Y si nos atrapa a los dos? — Aarón se mordió las uñas.
— ¡Vamos, no seas marica! — Le golpeé el brazo.
— ¿Marica? Si tú fuiste la que vino a chillarme. — Me regreso el golpe.
Como vi que no llegábamos a ningún lado, tuve que contarle acerca de Ana, el por supuesto se enojó cuando se enteró del embuste, pero al final y como había una chica de por medio, acepto.
— ¿Esta buena? — Me pregunto al día siguiente cuando estábamos a punto de irnos a la escuela.
— Lo está. — Levante el pulgar en modo afirmativo y como real mente lo estaba no tenía razones para mentirle.
Ambos partimos hacía nuestros respectivos colegios, al llegar Ana se acercó a mí muy entusiasmada. Le conté que la treta había sido todo un éxito y que Aarón iría al gimnasio exclusivamente para encontrarse con ella. Se puso a brincar como idiota, giré la mirada para ver si alguien estaba presenciando la vergonzosa escena y como si estuviera burlando de mi vergüenza, se acercó a mí y me abrazo. Sentí sus enormes pechos rozar con mis pequeñas e insípidas bubis, y aseguro que, si en ese entonces hubiera tenido pene, seguramente se me hubiera parado.
La escuela se pasó volando, en cuanto terminaron las clases, Ana se abalanzo sobre mí y me tomo del brazo.
— Mañana ve a mi casa, te presentare a mi prima. — Me dijo sonriendo.
— ¿Esta guapa? — Le dije sonriendo. — Si se viste como hombre no me interesa, sería una completa paradoja ¿No crees?
— Grosera, si, está muy guapa y no, no se viste como hombre ¿Contenta? — Se pegó más a mi brazo.
— Ok, a la prima se le arrima.
— Tú no tienes nada que arrimar.
— No seas aguafiestas. — Puse los ojos en blanco y comencé a caminar.
No tardamos mucho en llegar al gimnasio, Aarón y Abel ya se encontraban ahí, en cuanto me vieron con una chica, se sorprendieron bastante, bueno, en realidad Abel fue el único que se sorprendió, Aarón sólo se puso nervioso.
— Vic ¿Es tú novia? — Soltó Abel de manera desvergonzada.
— No imbécil, es mi futura cuñada ¿Verdad Ana? — Al escuchar aquello, Ana se puso aún más nerviosa que mi hermano. No pude evitar reír.
— ¡Entonces es tu novia! — Gritó Abel.
— No, yo no sé quién es. — Dijo Aarón al tiempo que tomaba una cuerda y comenzaba a brincarla.
— Que tierno te ves mostrando tus dotes masculinos. — Lo señalo mientras hacía un puchero.
— Dotes que tú quisieras tener. — Soltó.
— Bah, soy más macho que tú.
— Cállate.
— En fin, te quiero presentar a mi hermosa amiga Ana, dice que iba en el mismo curso de guitarra que tú. — Extendí una mano hacía donde estaba Ana, ella hizo una leve inclinación con la cabeza y le sonrío coquetamente a mi hermano.Ambos se llevaron bien de inmediato, Abel estaba súper celoso, no podía creer que un mocoso de secundaría conquistara a una chica como Ana.
Cuando llego el momento de ir a casa Ana y Aarón quedaron de acuerdo para salir el fin de semana. No pude evitar suspirar satisfactoria mente, había hecho un trabajo excelente.
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Víctor contra Victoria. |La historia de un tránsgenero|
DiversosLa vida es una aventura, siempre lo he dicho, nuca me he jactado de tener un pensamiento igual al resto del mundo, jamás he logrado encajar como debería en ningún sitio y eso es porque no me siento parte de ningún lugar. Tengo miedo a decepcionar a...