V.

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-Pax...yo.-No pude responder, no sabía por qué dudaba o por lo menos no estaba seguro.
-Yo entiendo Ash, todo a su tiempo, ahora vamos a ponerte hielo en esa mano antes de que se hinche como la cara de Cal, el chico que golpeaste.

Camino a la cocina lo único que rondaba por mi mente era el por qué no había podido decirle nada a Pax, yo estaba fascinado con estar con el, me encantaba pasar el tiempo junto a él, me encantaba todo de él. Pero la realidad es que yo no sabía si yo estaba listo para algo tan profundo.

-Pax.-Solté mientras el ponía hielo en mi mano derecha.
-¿Si?
-Tu también me encantas, pero no estoy seguro si puedo hacer esto, yo rompo todo lo que toco, todo lo que pasa por mis manos se destruye, solo se alejar a las personas, no quiero arruinar esto por una tontería como suelo hacerlo, Pax, no quiero arruinarnos.
-Ash, tú y yo, esto, esto es algo de el destino, está escrito y tú y yo estamos atados por un hilo, que puedo torcerse y hacerse nudos pero no romperse, la conexión que tengo contigo es casi astral, y algo tan especial no puede ser roto por nada ni por nadie, y si tú y yo estamos realmente destinados a estar juntos nada nos va a separar.-Me dijo pasando su mano por mi rostro.
-Mierda Pax, pareces tonto pero no lo eres.-Dije bromeando.
-Bueno pues este tonto te trae loco, así que dale un beso a tu tonto favorito.
-¿Quién dijo que eres mi favorito?
-Pagaras por eso Blackburn, yo soy el favorito de todos.
-Atrápame primero.-Dije corriendo al segundo piso.

No logre correr más de 5 minutos antes de que unos enormes brazos me levantaran del suelo para después colgar mi cuerpo como costal de papas en el hombro de Pax, mi cabeza estaba a unos cuantos centímetros de un evidente bulto que sus pantalones no escondían muy bien.

-¡Bajame idiota!-Gritaba mientras golpeaba las piernas de Pax.

Pax abrió la puerta que llevaba al jardín trasero. -¿Qué está haciendo?-Pensé.
Me levanto sobre su cabeza en un movimiento rápido y lo siguiente que recuerdo fue quitarme el cabello empapado del rostro. El maldito me había aventado a la alberca.

-¡Malditooooooo!-Grite mientras hacía un falso puchero.
-¿Por qué me reclamas? Es una noche perfecta, la luna y las estrellas iluminan todo. Ahora quítate la camisa y los pantalones para que nademos un rato.

De mala gana me saque la camisa dejando ver mi trabajado torso, no era tan fuerte como Pax, pero también tenía lo mío. Me quite los pantalones y le aventé ambas prendas al rostro de Pax.
-Tu turno.-Dije.

Como era de costumbre Pax quería hacerla de emoción así que empezó sacándose la chaqueta como todo un stripper profesional, la chaqueta cayó al suelo seguida de su camiseta blanca, los tenis siguieron después y los calcetines eran lo siguiente. En un jalón baje los pantalones de Pax.
-Mierda Pax, ¿Has escuchado de la ropa interior?-Le dije.
-Claro que si, pero no esperabas que nadara con bóxers, ¿Ó si?

Dicho eso se aventó a la alberca para caer a unos cuantos centímetros de mi, unos brazos rodearon mis caderas desde mis espalda. Mi ropa interior salió de mis piernas gracias a Pax que luego la aventó fuera de la alberca.
-No es divertido si estás vestido.-Me susurró al oído.

Una sonrisa se formo en mis labios. Me di la vuelta y nuestros rostros quedaron apenas a unos cuantos centímetros, me fui acercando lentamente hasta que lo único que podía escuchar era su respiración agitada. Me acerqué a darle un beso pero cambié de opinión.

-Ahora sí, atrápame.-Dije aventándole agua en el rostro para tener ventaja y salir corriendo a la casa.

Obviamente todo era realmente resbaloso, estaba corriendo desnudó y empapado por mi casa con uno de los chicos más sexis que había conocido. Pude escuchar como Pax salió rápidamente del agua y entro a la casa, por segunda vez en la noche me humillo con sus velocidad corriendo hasta la sala en menos de un minuto, sus manos estaban a nada de alcanzarme cuando sentí una nalgada, y vaya que me la había dado con ganas. Voltee a verlo y él tenía una enorme sonrisa en el rostro, pero en un resbalón la perdió al caer de cara al suelo.
Reí fuertemente y subí al segundo piso para esconderme mientras él se incorporaba.

Podía escuchar su torpe y ruidosa forma de subir las escaleras, irónicamente me había escondido en el closet. La puerta de mi habitación se abrió de golpe haciéndome estremecer, la adrenalina que sentía era increíble. No era un simple juego de escondidillas, era algo así como la versión sexi, además claro de que estaba jugando con un niño increíblemente caliente.

Me cubría la boca mientras escuchaba como Pax abría las puertas de mi habitación, pude escuchar como levanto la cama de un jalón y luego la dejo caer. Unos brazos me sacaron tan rápido del closet que ni siquiera pude notar en qué momento, Pax seguía cargando mi cuerpo, mis piernas rodearon su cintura, sus brazos apretaban fuertemente de mi espalda.
Dio unos pasos antes de tirarme sobre la cama y dejarse caer sobre mi.

-Me encantas.-Dijo quitándose de encima de mi.
Pax se acostó a un lado de mi, me veía fijamente y sonreía como un gran tonto.
-¿Y esa sonrisa de tonto?-Pregunté.
-Te culpo a ti, nunca había sentido nada más que atracción física por un chico, y luego llegaste tú a cambiar todo, mis expectativas, mis ideales, todo.
-Pax, ¿Estás seguro de esto?
-Más que seguro.

Bad Habits. ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora