Capítulo 11: Cosas Inquietantes

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*Christopher pov*


El detective Thomas me llevó a mi casa, estábamos agotados de tanto buscar a mi esposa e hija en Silent Hill.

Él me decía que se lo dejara todo a él, que él las iba a encontrar por su cuenta pero yo no estaba de acuerdo.

Iba a buscarlas yo, aunque tenga que pasar por la ley.

Cuando el detective se fue de mi casa, me subí a mi auto con un solo destino: "Los Archivos del Condado de Toluca".

Pero antes ir allá, decidí llamar primero. Lamentablemente, cuando pedí información sobre Silent Hill, me la negaron, diciendo que esos archivos eran confidenciales.

Entonces, decidí ir allá. Claro que era bien tarde y debería de estar cerrado, pero no me importa, voy averiguar bien que es Silent Hill.

Cuando llegué, estaba todo cerrado como era de esperarse, pero noté que no habían cámaras y eso me pareció gracioso, ¿cómo un lugar tan importante no va a tener cámaras?
Rompí un cristal y para mi suerte ninguna alarma sonó.

Rápidamente, busqué los archivos de Silent Hill, los cuales estaban viejos y algunos hasta quemados.

Decían que el pueblo fue abandonado después de un terrible incendio 30 años antes...
También habían muchas fotos, pero había una que aceleró mi corazón y me hizo quedar pasmado.

Había una foto de una niña idéntica a mi hija Sharon, la niña se llamaba Alessa Gillespie, pero era exactamente igual a Sharon.

Eso me hizo recordar cuando Rose y yo fuimos al orfanato para buscar una hija para adoptar y vimos a Sharon, desde que la vimos, supimos que era la indicada.

Eso me hizo recordar cuando Rose y yo fuimos al orfanato para buscar una hija para adoptar y vimos a Sharon, desde que la vimos, supimos que era la indicada

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Rápidamente, tomé la foto y me subí a mi auto, con destino al orfanato donde adoptamos a Sharon.

Conducí lo más rápido posible, hasta que llegué.

Busqué a la monja que me dio a Sharon en adopción y le empecé a preguntar sobre la niña de la foto.

—¡¿Por qué esa niña se parece tanto a mi hija Sharon!? Aquí dice que tiene más de 80 años, ¡es imposible! —le gritaba a la monja, pero ella no me contestaba.

En ese momento, llega el detective Thomas (¿De dónde diablos salió? O.o).

—Chris, tenemos que hablar. Vámonos, amigo. Discúlpelo, hermana. Pase buenas noches.

El oficial me llevó a la cárcel y empezó a decirme que dejara de investigar sobre Silent Hill, porque no eran asuntos míos y que podía ir a la cárcel si seguía investigando.

—¡Yo solo quería saber por qué esa niña se parece a mi hija! —le decía a Thomas, pero él insistía con que me fuera para mi casa, que él se encargaba de encontrar a mi esposa e hija.
Yo seguía sin aceptar, hasta que Thomas me contó su historia en Silent Hill... ¡Sabía que algo ocultaba!

—Mire, Christopher... Hace muchos años, yo era un simple oficial de policía. Un día, recibí la llamada de una mujer pidiéndome que la ayude a salvar a su hija, me dijo que en Silent Hill había un culto que quería sacrificar a su hija. La mujer no sabía qué hacer, así que fui a Silent Hill a ayudarla pero, cuando llegué, ya era tarde. Encontré a la niña totalmente quemada.

La madre llorando a todo dar, eso fue muy fuerte para mí

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La madre llorando a todo dar, eso fue muy fuerte para mí. Sucede que en ese momento, la niña que se encontraba quemada, comenzó a moverse de alguna forma y la cosa en la cual estaba colocada, se calló, haciendo que el fuego que estaba abajo de ella se descontrolara y un incendio gigante comenzó.

Saqué a todas las personas que pude, pero lamentablemente, la mayoría murió quemada. Desde ese entonces, la cuidad quedó en el olvido.
Se supone que nadie puede saber nada de esto porque podría poner en peligro la identidad de las personas que pertenecieron allá.

En ese momento, Thomas se remangó su chaqueta, mostrando cicatrices de quemaduras graves en sus brazos.

Luego de eso, me sentí muy apenado, tanto, que me convenció de volver a casa, que él buscaría a las chicas y que yo no volviera a buscar nada sobre Silent Hill.

Al final, acepté a regañadientes.

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