Capítulo 12: Tenemos compañia

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Cybil y yo salimos del elevador. Cybil comenzó a preguntar sobre lo que había pasado.

Le expliqué todo lo que sabía y ella estaba en shock.

No tenía idea de adónde ir, hasta que recordé que tenía algo en el bolsillo.

Era una pieza de un llavero de un hotel, la cual decía: "Grand Hotel".
La había tomado de la boca del conserje en los baños.

Entonces, Cybil y yo, salimos hacia allá.

Al llegar al estacionamiento del hotel, nos encontramos con una mujer recogiendo cosas del suelo.

Era una mujer joven, mucho más joven que yo.

Al observar bien, me di cuenta de que la mujer estaba recogiendo piedras y luego de recoger varias, comenzó a gritar y a lanzárselas a una mujer que estaba frente a ella. Al ver bien a la otra mujer, la reconocí de inmediato.

Era la mujer vestida de harapos que me había encontrado cuando llegué a Silent Hill.

Ella corría, mientras la otra chica le lanzaba las piedras y le decía "Bruja" y "Fuiste expulsada".

Rápidamente, Cybil sacó su pistola y le apuntó a la chica y le dijo que se calmara, la chica obedeció y soltó las piedras.

Mientras que la otra mujer, decía muchas palabras sin sentido que no lograba entender.

Hasta que se fue, dejándonos solas con la otra chica.

—¿Cómo te llamas? —le pregunta Cybil a la chica.

—Anna.

—¿Y qué haces aquí, Anna?

—Estaba buscando latas de comida, para llevarlas a la iglesia.

—¿Adónde?

—En la iglesia, allí vivimos todos.
Christabella nos mantiene a salvo.

—¿Hay más personas aquí?

—Sí...

—Anna, estamos buscando a mi hija.

—¿Puedo ir con ustedes? Es peligroso aquí y yo sé dónde queda todo.

—Está bien.

Antes de irnos del lugar, tomé un cuchillo que estaba en el suelo.

Caminamos mucho, pasamos por muchos obstáculos y revisamos cada habitación del hotel.

No encontrábamos nada, hasta que llegamos a un lugar donde había una vitrina donde se supone, ponen las llaves de las habitaciones.

Lamentablemente, solo había una llave, la de la habitación 111.

Cuando entramos a la habitación, no encontramos nada, solo un enorme cuadro que tenía como título "La Primera Quema" el cual, Anna se quedó observando fijamente y dijo:

—Este cuadro representa la purificación, los antepasados ​​de mis antepasados ​​mantuvieron la ciudad pura por la quema de las brujas.

—Aquí no hay nada, vámonos —dice Cybil.

—¡Espera, Cybil!

Rápidamente, tomé el cuchillo y corté por mitad el cuadro gigante, abriendo paso a una puerta, o más bien, a un pasadizo secreto.

El lugar estaba en cenizas, todo quemado, pero se notaba que había sido hace tiempo.

—No deberíamos de alejarnos tanto —dijo Anna, asustada.

—No, esto debe ser una pista que dejó Sharon para que la encuentre.

Seguimos caminando, hasta que de repente, pasa una niña corriendo, la misma niña que había visto en la escuela.

Comencé a seguirla, las chicas venían muy atrás de mí.

La niña se metía por todos los rincones difíciles de pasar.

Incluso, no sé cómo pero, pasó por unos palos de madera que llevaban a una esquina, pero para pasarlos había que escalarlos, no sé cómo lo hizo tan rápido... Como si desapareciera y luego saliera allá.

—¡Rose! ¿Qué haces?! ¿Estás loca?! No puedes pasar por ahí.

—Claro que puedo, solo espérenme ahí.

Con mucho cuidado, empecé a pasar por los palos de madera, estaban quemados, así que había una gran posibilidad de que cuando tocara uno, se rompiera y yo cayera hacia el vacío.

Iba lentamente, hasta que de repente pisé mal y un palo se cayó, pero logré sostenerme y seguir hasta el final.

—¡Eso es, Rose! Lo hiciste.

Cuando pasé los palos, llegué a una esquina, en donde estaba la niña.

Ésta lloraba.

Se parecía mucho a Sharon, ahí me dí cuenta de que la niña que perseguí al principio no era Sharon sino, ella.
Pero tenía un gran parecido, ahí fue cuando recordé lo que la mujer de los harapos me decía, sobre que Sharon era su hija, seguramente se refería a ella.

La niña estaba de espaldas y tenía una ropa del colegio antiguo, estaba toda negra y sucia, para ser sincera, la niña parecía un fantasma y no dudo que lo sea, estando en esta cuidad...

—Hey, tranquila. No voy a hacerte daño. Ven acá.

La niña entonces se volteó, mostrado su cara idéntica a la de Sharon, parecía su gemela.

Ella tenía la cara sucia y llena de lo que parecía ser sangre, me miraba con una cara diabólica y burlona.

Abrió sus brazos y dijo:

—Mira, estoy en llamas —y de repente, sus brazos comenzaron a arder, a salirles fuego. No sé cómo pero, la niña estaba en llamas y me seguía mirando con cara diabólica.

 No sé cómo pero, la niña estaba en llamas y me seguía mirando con cara diabólica

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Ahí me di cuenta de que no era una niña, sino un monstruo más de esta ciudad.

De repente, mientras veía asustada a la niña arder, comenzó a sonar la sirena que indica que el mundo se va a trasformar.

Escuché la voz de Cybil gritándome que nos fuéramos.

Bajé rápidamente por unas escaleras que habían del otro lado.

Llegué a donde estaban las chicas, y Anna empezó a rogarnos para que fuéramos a la iglesia porque ahí estaríamos a salvo de la oscuridad.

Corrimos lo más rápido que pudimos, y mientras lo hacíamos, personas normales nos pasaban por el lado, corriendo hacia la misma dirección que nosotras, hacia la iglesia.

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