CAPITULO 10

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-¡A levantarse todos ya!- Mi padre pegó un gritó que retumbó en toda la casa.
-¡No hace falta que grites!- Respondí enfadada.
-¡Es que si no no os levantáis!
-¡Ya está bien! ¡Que no somos unos corraleros!- Mi madre contestó a los gritos, chillando aún más fuerte.
Bajamos a coger el desayuno y fuimos al coche.
Allí estaban mi padre, Jesús y Eddie.
-Tu padre ha hecho unas llamadas y vamos a estudiar en el instituto.- Eddie parecía más ilusionado que nunca, ellos no habían estuadiado fuera de casa antes.

Entrando en el instituto, algunos de mis compañeros me miraban, pensando en por qué habría estado sin dar señales de vida durante una semana.
Marta fue la primera en verme y vino hacia mí corriendo:
-Alex, estaba súper preocupada, ¿Qué te ha pasado?
-He... estado... mala- Dije dudosa.
-Pues no te pongas mala tanto tiempo que se te echa de menos gordi.
Sonreí y nos dimos un gran abrazo, después se me quedó mirando y dijo:
-¿Te has puesto lentillas?
-No, ¿por qué?
-Tienes los ojos como amarillos.
-Ahh, es que... es... de... ¿familia?
Marta me miró extrañada
-¿De familia?- Preguntó con sarcasmo.
Intenté buscar una respuesta pero no se me ocurría nada convincente.
-Sí, a su padre también le pasó, tenía los ojos marrones y se le aclararon, de un día para otro...- Jesús miró a Marta intentando parecer convincente.
-¿Y tú quien eres guapo?-Preguntó ella coqueta.
Sara le cogió y le plantó un beso en toda la boca, respondiendo a la pregunta de Marta.
Gruñí y les indiqué que se fueran a sus respectivas clases.
-¿Y ese gruñido?¿Qué eres un perro...? O más bien... ¿una perra? - Preguntó Noelia, la persona más odiosa de todo el instituto, la que se creía la reina del mundo. Ella era pelirroja, alta y atractiva, y aunque nadie lo imaginaba, tenía problemas de autoestima, por eso odiaba a mi hermana y todo lo relacionado con ella, le tenía una envidia que le corroía por dentro. Sara siempre le ponía los pies en su sitio cuando se pasaba con alguien y Noelia no lo soportaba.
-Si vamos a hablar de perras mejor te callas, que eres la primera- Mi hermana le contestó y Noelia se fue cabreada. Es difícil encontrar una contestación para hundir o dejar callada a Sara.
Mi hermana me sonrió y se fue triunfante seguida de Jesús.
-¿Quién era esa?- Preguntó Eddie
-Una persona odiosa- Respondió Marta.
-Puedes llamarla Noelia o la Risketo, mote que le ha puesto Sara.

Eddie rió y se fue a buscar su clase.
Yo fui con Marta a Educación Física, y la profesora nos puso a jugar al balonmano. Por suerte, Marta estaba en mi equipo y fue más divertido.

A la media hora, fui a beber agua a la fuente, pero algo me hizo tropezar. Un chico de unos veinte años me cogió justo a tiempo para no caer al suelo. Levanté la cabeza para darle las gracias, pero me quedé sin habla. Aquel chico era todo un dios griego, sus ojos azules, tenían un resplandor violeta, su pelo era casi negro y tenía la típica barba de tres días. Su sonrisa era simplemente perfecta, creo que me enamoré en ese instante.
-¿Estás bien?
Me quedé sin habla, ¿cómo se podía ser tan perfecto?

-Me llamo Pablo, soy el nuevo conserje. ¿y tú?
¿El conserje?
-A... Alex- Apenas podía vocalizar, me sentí estúpida, él pensaría que era tonta.
-Encantado de conocerte preciosa.- Sonrió, me guiñó el ojo y se fue.
Estaba paralizada, me había llamado preciosa, jeje.
-Joder como está el conserje- Marta estaba parada al lado mía. Con mi embobamiento no me había fijado cuando había llegado.
-Y que lo digas. Me ha llamado preciosa- Dije con las manos en la boca y una risa tonta.
Mi amiga se rió, y empezó a cantar:
-Alex se ha enamorado del conserje lalalalala....
Le pegué un pequeño puñetazo en el hombro y le dije que se callara y menos mal que lo hizo, porque pasó la Risketos hablando con su amiga:
-Tía ¿has visto como es el nuevo conserje? Es como...- Se calló en cuanto nos vió y dijo:
-Después te sigo contando no vaya a ser que estas dos arpías quieran quitarme a mi nuevo tronista.
-Demasiado que ves tu hombres, mujeres y viceversa. Ese no se fijaría en ti aunque te operaras la cara completa.- Dijo Marta con maldad.
-Tu lo que tienes es envidia, que a ti no te llama guapa ni tu madre.
Noté como mi rabia crecía, esa chavala tenía un problema.
-Tu eres gilipollas- Dije con tranquilidad.
Todas se quedaron sorprendidas, no solía insultar a la gente, pero ultimamente, me enfadaba con facilidad.
Noelia siguió su camino, vi miedo en sus ojos.
-Alex... Tus ojos...
Corrí al cuarto de baño, me miré los ojos, parecía que tenían fuego. Me eché agua en la cara y volvió a la normalidad. Que extraño.
Al salir del cuarto de baño, encontré a mi hermana y su mejor amiga Angela.
Angela era una chica mulata, de pelo rizado, pero sin llegar a ser afro, tenía los ojos marrones y era de estatura media, un poco más baja que mi hermana. Ella amaba comer, sobre todo, comer pizza; aún así, era delgada. Era una chica nerviosa y alocada, muy parecida a mi hermana en cuanto a personalidad, por lo que encajaban perfectamente.
Las dos estaban dando saltitos y cuando me vieron se acercaron a mí.
-Alex, alex, alex- Gritaron mi nombre como dos lunáticas.
-¿Qué os pasa? Parecéis dos locas.
-Tenemos planazo para este sábado y para el que viene.
-¿Qué pasa este sábado?
-Es mi cumple. ¿No te acuerdas?- Preguntó Sara
-¿Ya? ¿Qué día es hoy?
-21 de Octubre.
El 24 de Octubre, era el cumpleaños de mi hermana, este año caía en sábado, y la semana siguiente, era Halloween. Vaya dos semanas moviditas que íbamos a tener.
-¿Y qué tenéis planeado? Estamos a miércoles, faltan menos de tres días...
Angela me interrumpió:
-Esta tarde vamos a tu casa a planearlo todo. Aunque sé de un local que podemos alquilar para hacer una súper fiesta. Mañana mandamos las invitaciones por Whatsapp.
-Ahh, ¿Crees que papá y mamá van a dejarte hacer una súper fiesta?
-Claro que sí. Cumplo quince, no soy una niña chica.
-Vale, espero estar invitada. Si no, no te doy regalo.- Me reí, pero Sara me miró seria.
-Claro que estás invitada, de hecho, tú y Marta nos vais a ayudar a prepararlo.
Antes de que pudiera responder se habían ido.
Yo no quería ayudar a preparar nada, me daba pereza.

Ya sobre las 18:00 horas, Marta y Angela vinieron a casa, a preparar la fiesta.
Estuve toda la tarde con la mente en otro sitio. Ese fue el día más tranquilo que tuve desde que me convertí en híbrido, pero no podía dejar de pensar en ello y en Nicole, que parecía haber desaparecido del mapa; sin embargo, no creo que mi padre la matase, si no, lo habría dicho.

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