Apenas podía escuchar las voces que sonaban a mi alrededor, estaba demasiado cansada y débil como para intentar escuchar nada; en lo único que quería poner fuerzas era en sobrevivir.
Un rostro desconocido se puso enfrente mía; me hablaba, pero no le entendía.
Me acercó su muñeca a la boca, tenía sangre; mi boca se hizo agua al olerla, y aunque seguía sintiéndome muy débil, bebí toda la que pude para recuperarme. Tenía un sabor diferente, no lo había tomado antes. Era extraño, pero me hizo sentir bien.
Poco a poco, mi vista empezó a aclararse y pude ver el rostro de preocupación de un chico que no conocía. Era alto, moreno, muy atractivo, su pelo era castaño oscuro, e iba vestido con prendas oscuras. Sus ojos eran amarillos. Intenté ver a través de ellos, pero no conseguí captar nada; no sabía si aquello era bueno o malo.
-Ey, ¿cómo estás?- Dijo con voz suave, pero firme.
-¿Dónde estoy? ¿y mi familia?- Pregunté, con miedo.
-Estás en mi apartamento, te encontré medio muerta en un callejón.
-¿Y mi familia?
-Si te soy sincero, no tengo ni idea de dónde está.- Contestó, parecía apenado.
Quería llorar, estaba en el apartamento de un chico desconocido, sin saber nada de mi familia.
Las lágrimas calleron sobre mi rostro.
-No llores, te ayudaré a encontrarla. Te lo prometo.- Dijo el chico con tono consolador.
Una duda sobre él empezó a crecer en mí.
-¿Cómo sabes que necesitaba...?
Sonrió.
-Los híbridos deben ayudarse entre ellos. La sangre de uno, puede salvar a otro.
Le miré y me sentí muy confusa.
-¿Hay más... cómo nosotros?
-No. Escuché hablar de ti y pensé que tenía que encontrarte.- Me miró profundamente a los ojos y sonrió, cómo si haberme encontrado fuera lo mejor que le había pasado.
Me ayudó a levantarme del sofá y me preguntó:
-¿Necesitas algo? Tengo reservas en la cocina.
-¿Reservas?
Me cogió de la mano y me llevó a la cocina. Abrió la navera y estaba llena de bolsitas con sangre. Era raro.
-No lo mires así, que se te cae la baba- Soltó una carcajada y cerró la puerta del frigorífico, no sin antes coger un par de bolsitas y ponerlas en dos vasos.
-Venga a beber, que son de calidad ehh.- Me miró sonriente y me ofreció el vaso.
Después de beber en total silencio, el chico comenzó a hablar:
-Soy Víctor.
-Alex.
Miró la hora en un reloj que había en una mesita. Las 3:30 am. Sólo había pasado una hora y media desde que salí de la fiesta.
-Debería ir a buscar a mi familia. Gracias por todo.
-No puedes irte, es decir, no debes. Todavía no. Piensas que estás bien, pero no te has recuperado del todo...- Víctor me miró preocupado y algo me dijo que no estaba equivocado.
-Tienes razón, debería descansar. ¿Tienes un teléfono? A lo mejor lo cogen...- No tenía muchas esperanzas en que me lo cogieran, estaba segura de que algo les había pasado; no me habrían dejado medio muerta en un callejón a no ser que hubiese ocurrido algo.
Víctor me trajo un móvil y llamé a mi padre, a mi madre y a mi hermana, pero me saltaba el buzón de voz. Mi preocupación era enorme, pero no podía hacer nada hasta recuperarme del todo. Además también iba a necesitar la ayuda de Víctor, que se veía que tenía experiencia en todo esto de lo sobrenatural; yo apenas controlaba mi transformación.
Él pareció leerme el pensamiento.
-Yo te ayudaré a controlar la transformación y demás, pero ahora descansa. Puedes dormir en mi cuarto, yo me quedaré en el sofá.
Sonreí timidamente y me dirigí a la puerta que comunicaba el salón y el dormitorio.
Era una habitación pequeña y una cama de matrimonio ocupaba casi todo el espacio, junto al armario de madera que había. Sinceramente, era un sitio muy feo, todo eran colores oscuros y deprimentes.
Me fijé en que todavía llevaba el vestido de fiesta azul, pero estaba lleno de sangre. Necesitaba una ducha urgente. Llamé a Víctor y le pregunté si esa opción era posible y él me contestó que no había problema.
Salí de la ducha me lié una toalla y me dí cuenta que no tenía nada que ponerme. "Mierda" pensé.
Víctor me dejó una camiseta suya bastante grande y después de darle las gracias, me fui por fin a la cama a dormir.
La oscuridad invadió mi sueño. Vi a mi familia, todos estaban heridos. Nicole.
Me desperté gritando y llorando, Víctor apareció enseguida y me abrazó mientras me decía que sólo era una pesadilla.
-Ya está Alex, estoy contigo.
-No te vayas...
-No te preocupes, estoy contigo.
Se quedó abrazándome hasta que me quedé dormida.-Ey, despierta, vamos.- Víctor me zarandeó para que me levantase.
-¿Qué pasa?- Tenía una media sonrisa en la cara.
-Vamos, te traje ropa, espero que sea de tu talla.
Cogí la ropa que me dejó encima de la cama y fui al cuarto de baño a cambiarme. La camiseta era lisa, ajustada y de color negro, los pantalones eran unos vaqueros cortos y los zapatos deportivos blancos. Me quedaba todo como un guante, perfecto.
Salí y me encontré a Víctor dando vueltas por el salón, con la cabeza gacha y las manos en la boca, pensativo.
-Venga vámonos, no hay tiempo que perder.
-¿A dónde...?
-Vamos a encontrar a tu familia.- Exclamó, sonriente.
-¿Cómo vamos a hacer eso?
-Vamos a rastrearles... llévame a tu casa y te enseño.
-¿A mi casa?
-Eres muy preguntona... Necesitamos captar su olor.
Me cogió de la mano y salimos del apartamento, en busca de mi familia.
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HÍBRIDO
WerewolfAlex tiene 16 años, es una chica extrovertida y amable, estudiosa y con una familia que quiere y respeta. Un día, un vampiro la convierte en uno de ellos, sin saber que tiene sangre de hombre lobo. Es convertida en híbrido, un ser que antiguament...