Un preso es recluido en una habitación cerrada e infranqueable. Sus comunicaciones con el exterior son dos: una puerta de diez centímetros de grosor y de acero reforzado, a prueba de explosivos y de herramientas diversas y un ventanuco situado en el techo, a cinco metros del suelo y con tres barrotes de hierro colado y distantes entre sí unos doce centímetros.
El preso tiene una barra de acero con un extremo aplanado que ha encontrado enterrada en la arena del suelo.
Una cañería a veinte metros de profundidad discurre bajo la celda, y el suelo está compuesto de tierra, gravilla, otra capa de albero y hormigón de seis metros de grosor. Llegar a la tubería requiere perforar seis metros de hormigón armado.
Han decidido que el preso muera allí de la forma más cruel posible. A los tres días los guardias comunican que el cautivo se ha escapado. Los responsables, tras una noche de borrachera y su consiguiente resaca comprueban que es así.
Nadie puede explicarlo.
¿Podrías tú?
Pista: decía Sherlock Holmes "una vez eliminado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad".
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Divagaciones [blog] {historias cortas}
RandomSolo los más valientes y ávidos lectores estarán dispuestos a adentrarse en las más oscuridades profundidades de mi imaginación y con suerte, salir ilesos.