Querido lector:
¿Recuerdas? ¿Recuerdas de la manera más extraña en la que nos conocimos? Quien me habría dicho que aquel chico lector que me hizo los comentarios más bonitos que he recibido jamás —y pese a que te habré dicho mil veces gracias por reconocer mi esfuerzo a la hora de escribir —acabaría viviendo tan cerca mía y que llegaría a ser tan importante para mí.
Es por esto, y por mil razones más — que tengo ganas de formularte: ¿hace cuánto que no eres realmente feliz? ¿Qué no has tenido una sonrisa sincera permanente en la cara?
Es terrible, ¿verdad? Es terrible darte cuenta que desde no hace mucho no lo eres lo que te gustaría. Por esto mismo te lanzo otra pregunta, ¿por qué sigues esperando para serlo?
Continúa, avanza, deja todo atrás y camina a buscar lo que alguna vez te hizo falta. Hoy dolerá, mañana también, ahí no puedo mentirte, pero es natural. Es un proceso por el que todos estamos destinados a pasar, pero nunca nadie dijo que lo tuvieras que hacer solo. Créeme, no hay muchas personas que se molestarían tanto en dedicarle las horas que le echas tú a la guitarra, y mucho menos en encontrar los punteos y los acordes que armonicen con tu voz en cada nota que salga de tu boca.
Sabes que hagas lo hagas, vayas a la universidad y estudies una carrera, vendas pañuelos en la autopista y limpies ventanillas en los semáforos o simplemente te dediques a escribir tus propias canciones, estaré a tu lado apoyándote. Es más, aunque tú nunca llegues a admitirlo, sé que bajo esa fachada de chico "tener pareja es un desperdicio de tiempo", sé que allá fuera hay alguien esperando que fijes tu mirada en ella —o en él —, alguien tan inteligente que te valorará y te enseñará que la vida puede ser un paraíso si bailas al ritmo adecuado.
Hoy puedo ver el pasado, bien agarrada de la mano con mi presente. Lo mejor que puedes hacer es ser sincero contigo mismo y no engañarte con palabrerías. No quiero que sigas hundido y roto. Quiero que saques todo lo que debes y que camines viendo mariposas, nubes, el cielo y las buenas cosas de la vida; y si te cansas y empieza a llover, quiero que busques un árbol y te pongas a escuchar una buena canción bajo él.
Yo sé de esos días tristes donde parece que la fuerza y la luz se extinguen por completo, esos días en los que las lágrimas llegan y la soledad persigue. En los que parece que todo está perdido, que no hay salidas, que no hay caminos.
Sin embargo, al igual que yo, tú sabes que no hay días que duren para siempre. El tiempo no se detiene, somos nosotros quienes por desesperación, miedo o necesidad nos detenemos en él. Sigue caminando, sigue luchando, retoma los senderos. No te detengas por sin-sabores y sin-remedios. Continúa, que tantas experiencias increíbles están esperando por ti.
Cuando la angustia llegue, cuando la depresión acose, míralas pero no las abraces, contémplalas pero no las invites. Tu posees el poder para llorar y para reír.
Elige reír.
Elige los días alegres.
Es real, es cierto que hay momentos de llanto y de soles negros y de lunas rotas, pero son solo eso, momentos. No los conviertas en días, en semanas, en meses.
Si te sientes solo, sal y busca aquel lugar que de verdad te haga sentir en paz. Llama a algún amigo, llámame. Concéntrate en lo que de verdad quieres. Cuenta tus bendiciones, todo lo que posees, todos los que te quieren, reconoce lo que a tu alrededor se abre con brillo y con vida.
Si alguien te dio la espalda, si alguien lastimó tu corazón, si alguien te dejó para siempre; por supuesto que vas a estar triste y vas a sufrir, pero no hagas tu dolor eterno, ponle un final a la angustia y decide que hasta aquí llegó, porque de ahí en adelante vas a sonreír, vas a sacudirte las malas energías, vas a buscar la luz, la alegría, el entusiasmo y todas las posibles razones para ser feliz.
Amigo, en la vida siempre vas a tener buenas y malas experiencias, buenas y malas compañías, buenos y malos consejos, pero depende de ti prestar atención y enfocarte en lo positivo, lo bueno, lo útil. No permitas que una mala mirada, una mala palabra, una mala acción te quiten el "Carpe Diem".
Espero que esta carta de motivación llegue a tus manos, que visite tu existencia y puedas entender con tranquilidad y fuerza que hay cosas en la vida que te ofrecerán dicha sana y otras que te ofrecerán dolor y caos, pero que depende de tí tener la sabiduría necesaria para abrir la puerta solo a aquellas que van a colaborar a tu bienestar espiritual, físico y mental.
Y con esto cierro esta carta, porque no vi una mejor manera de intentar alegrarte que de la misma manera en la que nos conocimos. Siempre, siempre estaré para ti, y cuando necesites un abrazo, solo llámame y me presentaré en tu casa, con mi hombro preparado para que llores sobre él.
En serio lector, ya sabes que lo digo poco, pero te lo mereces.
Te quiero,
un simple intento de escritora.
ESTÁS LEYENDO
Divagaciones [blog] {historias cortas}
AcakSolo los más valientes y ávidos lectores estarán dispuestos a adentrarse en las más oscuridades profundidades de mi imaginación y con suerte, salir ilesos.