Salgo de la ducha y me dirijo a la cama intentando hacer el menor ruido posible, soy consciente de que no estamos solos. Me dirijo hacia el lado más próximo de la cama, pero Yuu de encuentra ahí tumbado. Podíamos haber escogido dormir en habitaciones separadas, pero Yuu insistió en dormir conmigo para recuperar el tiempo perdido por culpa de todos estos años. También insistió en dormir juntos en la misma cama, tal y como hacíamos en nuestra infancia; así que no puse objeción ninguna.
Al agacharme y para poder mirarle a la cara, me doy cuenta de que está durmiendo plácidamente. Me resigno con una mueca algo extraña y un simple movimiento de hombros y me siento a su lado, intentando recostarme. La cama es más pequeña que de costumbre, pero teniendo en cuenta que es lo primero que hemos encontrado tras haber andando durante horas por la suave arena de la playa, ninguno teníamos queja. Al quedar instalado en frente suya, su cara queda a pocos centímetros de la mía y su leve aliento choca contra mi boca, poniéndome la carne de gallina. Tiene el rostro más relajado que de costumbre y una leve sonrisa se me escapa al recordar nuestro reencuentro; no podría haber sido más patético.
Antes de yo darme si quiera cuenta, mi mano está su frente y esta le aparta gentilmente los pelos que se le han depositado sobre los ojos. Susurro un "buenas noches" con la intención de dormirme yo también, pero a Yuu se le escapa un pequeño ronquido y me es imposible no estallar a carcajadas, así que acabo despertándolo aún sin haberlo querido. El moreno abre lentamente sus ojos y aún con somnolencia, intenta incorporarse. Sus ojos verdosos me miran fijamente y un calor intenso atraviesa mi nuca en ese instante. Me invita a levantarme y sentarme a su lado, a lo que yo acepto.
—Mika... ¿tienes hambre?
La realidad me golpea en ese instante y la boca se me seca por un momento. Los pensamientos lascivos que estaban empezando a hacerse un hueco en mi mente quedan apartados ante la sed repentina que me ha entrado al escuchar sus palabras. Intento negar con la cabeza, dejando clara mi intención de que no pensaría volver a beber de él, pero Yuu siempre ha sido un cabezota irracional. Coge ambas de mis manos y se sienta sobre mi regazo, haciendo la cabeza a un lado. No debería, pero me acerco poco a poco a la piel expuesta, no pudiendo apenas controlarme.
Quiero, pero no debo.
Lo deseo, pero no quiero hacerle daño.
Sacando todo el autocontrol que aún me quedaba en el cuerpo, deposito un beso suave sobre su cuello y dejo un rastro de estos hasta su mandíbula. No quiero que Yuu se sienta obligado a alimentarme; no quiero que Yuu me vea como a un monstruo. Un último beso acaricia sus labios y por puro instinto, me encuentro buscando sus ojos de nuevo. Sus manos no han dejado de sostener las mías ni un solo instante y su abdomen choca contra el mío, el cual aún seguía al descubierto por la ducha que había tomado.
—Tranquilo, Mika, no tienes porqué sentirte obligado a nada... no conmigo.
Ahora Yuu es el que sonríe y sus ojos se iluminan al cruzarse con los míos, justo para que unos segundos después los desvíe a mis labios. Lo beso nuevamente y el chico sobre mi regazo me responde con ferocidad, casi con las mismas ansias que con las que yo había comenzado.
—Te quiero, Mika.
El corazón me da un vuelco al escuchar estas palabras y siento como mi mente se empieza a nublar. Asalto al pobre chico con un abrazo, y al no haber controlado como fuerza, acabo tirándolo sobre el coche, colocándome esta vez yo encima. Lo vuelvo a mirar a los ojos, y sé que lo ha dicho de corazón. Sé que me quiere y yo sé que daría la vida por él de nuevo; sé que estábamos destinados a reencontrarnos.
—Yo también te quiero, Yuu, no sabes cuánto.
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Divagaciones [blog] {historias cortas}
RandomSolo los más valientes y ávidos lectores estarán dispuestos a adentrarse en las más oscuridades profundidades de mi imaginación y con suerte, salir ilesos.