Capítulo 3. Campamento Infernal

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El sol que se cuela a través de la ventanilla del coche me ciega y me obligo a ponerme mis gafas de sol de marca, voy a echar muchas cosas de menos joder...
Me coloco mi almohada en la ventanilla y me duermo hasta que unos gritos de niños correteando me despiertan.
- Ya hemos llegado, hija.- Me despierta mi padre.
Miro el panorama a través del cristal: Toodo es un campo verde rodeado de un bosque con árboles muy altos, hay cabañas amarillas y azules separadas en distintos distritos y todo está junto a un lago muy grande. Me acaban de meter en una peli Disney, que puta mierda.
Bajo del coche y estiro las piernas. Todos los niños son más o menos de mi edad y van vestidos con unos pantalones feísimos de color caqui y camisetas de manga corta de distintos colores pero todas con el mismo logo del campamento: Que asco.
Este sitio me produce sarpullidos en la piel: el ambiente, el clima, la gente...
- ¡Hola, holaa!- Grita una loca con el pelo corto rizado y despeinado y gafas redondas con cristales de culo de botella.- Me llamo Suzie, soy la dueña del campamento. ¿Tú eres?- Se dirige a mí con una amplia sonrisa.
Mi padre saca las maletas del coche junto al chófer, mi madre no ha querido venir, estaba muy triste. Le he dicho a mi padre que podía quedarme con ella, pero no ha querido.
- ¿Y...?- Insiste en que le diga mi nombre la vieja loca.
- Jess, se llama Jessica.- Le aclara mi padre. Lo agradezco, yo solo la puedo mirar con cara de asco...
- Ooh, creo que ustedes eran los de los Angeles... Me han informado de ustedes.- Dice comprendiendo mi comportamiento.- ¿Soy rarita o algo por no ser de Texas? Que asco de vaqueros tío, que se modernicen... No he cogido un avión a primera hora de la mañana para esto.
- Sí, nosotros mismos.- Afirma mi padre dándole la mano a la tia esta.
Cuando dice eso un grupi de niñas se nos queda mirando y susurran algo entre ellas, que mal educadas... La envidia.
- Muy bien Jessica, coge tus maletas, te voy a presentar a tu hermana de campamento...- Empieza la loca a decirme.
- Yo no tengo hermanas, soy hija única, no necesito ninguna.- La corto.
- Oh, no jajajajaj, es un decir, digamos que será la chica que te ayudará a adaptarte a este ambiente.- Me corrige.
Cuando mis zapatos de marca empiezan a mancharse de barro la loca me para en frente de un grupo de 4 chicas, cada una peor que la anterior: una castaña con el pelo por los hombros y los ojos oscuros llena de pecas, otra rubia con el pelo escarola y los ojos grises, la otra morena y de piel oscura con los dientes como un caballo y la última, es mona, pero parece una monja con el pelo rubio y liso recogido con una diadema y los ojos verdes.
- Ella es Beth.- Señala a la monja.- Será tu hermana mayor en este campamento.
La monja se me acerca sonriente y me tiende la mano, quiero rechazarla pero me la atrapa y me obliga a dársela sin quitar la sonrisa.
- A las mayores, se les da la mano.- Me suelta.
- Muy bien, dejaré que os conozcáis mejor...- Suelta la vieja y se larga para dar la bienvenida a otros.
Las chicas ya no parecen tan inocentes y no sonríen tanto cuando me ven sola.
- Así que de Los Ángeles... Menuda pija nos ha tocado jajajja- Se ríe sin gracia la monja. ¿Tiene problemas o algo?
- Ya ves, pero no creo que sea mala chica, hemos tenido peores y las han acabado domando. Por cierto, soy Harriet.- Me saluda la rubia tendiéndome su blanca mano. ¿De qué va la payasa esa?
- Si pretendes que te coja eso- digo fulminando con la mirada su asquerosa mano- Vas lista mona.- Digo, y le sonrío con asco.
- Chica, vas a tener que hacer un esfuerzo, ahora seremos tus amigas aquí, compartimos cabaña...- Añade la castaña.
- Perdona...- Digo inquiriendo su nombre.
- Lucy.
- ¡Lucy!- Repito con falsa emoción.- Bueno, Lucy, YO elijo a mis amigas, y vosotras no pasáis el corte.
Todas abren la boca afectadas.
¿Qué se han creído? Mi listón es lo suficientemente alto como para no juntarme con eso... Espera ¿Compartir Cabaña? ¿Perdona?
- Oye, nosotras tampoco te hemos elegido, sólo estamos aquí para hacer tu vida en el campamento más fácil y divertida. No nos trates como a insectos.- Me espeta la chica de piel oscura.
- No os trato como a tal, os trato como campechanas. No os ralléis, pero NINGUNA llega a mi nivel.- Les suelto junto a una risa de superioridad.
- Pero ¿de qué vas? Niña mimada.
- Cara caballo.- Contraataco.
- Eh, Cynthia, déjalo.- La calma Beth.
Yo la fulmino con la mirada y me doy media vuelta con mis maletas, ni de coña voy a quedarme en este lugar.
- ¡Papá!- Grito a mi padre que está hablando con una mujer mínimamente joven con un silbato colgado del cuello y una carpeta en la mano.
- ¿Hija, ya has hecho amigas?- Me pregunta con una amplia sonrisa.
- No, quiero irme, pero ya. Aquí son todas unas barrio bajeras, ¿de qué van hablándole así?
- Va, no digas eso, seguro que os acabáis llevando bien. Beth y sus amigas son muy buenas campistas, las más populares.- Se entromete la tía.
- Ah, tu debes de ser la que asigna las cabañas, ¿Qué es eso de que comparto cabaña?- Le respondo pasando totalmente de lo que me ha dicho.
- Bueno, veo que no tienes mucha educación...- Suelta suavemente mirando a mi padre, quien se pone rojo y agacha la cabeza.
- Oiga.- Empiezo, pero me corta.
- No hay cabañas individuales, TODOS duermen en grupos de 5 o de 4. Así es más fácil hacer amigos. ¿No crees?
- No creo nada, yo me voy.
- Jess, ya hemos hablado de esto. Te quedas y vendré a buscarte cuando acabe el campamento.
- Papá, esta gente... No me va.
- Pues intenta que sí, me voy que perderé el avión.- Dice y me da un abrazo y un beso en la mejilla.- Te quiero mi niña, esto lo hacemos por tu bien.- Dice, y se marcha en el coche.
Me cago en todo, no quiero quedarme aquí. ¿Acaso saben lo que es el alcohol y las drogas? ¿La fiesta? Para ellos irse de fiesta es comer pastel de chocolate y un vaso de leche mientras juegan al Just Dance.
- Le diré a Brandon que te ayude con las maletas...- Suelta la tia, y toca el silbato para avisar a un chico que está hablando con un grupo para que venga.
En pocos segundos el chico llega junto a la pava: alto, ojos verdes y castaño. Deduzco por su musculatura que hace deporte y que le gusta tomar el sol, está moreno, mucho más que yo.
La tia le susurra algo al oído y él hace una mueca, acto seguido se marcha y me deja a solas con el chico.
- Muy bien, soy Brandon.- Dice asintiendo con la cabeza a modo de saludo y cogiendo mis maletas, podía sola pero me es más fácil que me las lleve.
- Hola.- Suelto seca. Por mucho que sea mono es un pringado más de este campamento.
- Bueno, tenía razón... Eres un poco maleducada, ¿no?
- Difícil.- Corrijo.- Y sobretodo para ti.- Insinuo y él se ríe.
- Ai mona, no te flipes, me van más... Agradables.- Me suelta y se pone en camino.
- ¿Perdona? ¿De qué vas?- Le sigo cabreada.
- Querrás decir, que a dónde voy, y voy a la cabaña 22, la tuya pijita.
- Aja.- Le suelto y le sigo.
Cuando llegamos a una cabaña amarilla donde pone un "22" pintado con pintura y a mano en la puerta, él suelta las maletas en la entrada de mala manera y se sacude las manos bajando los peldaños de la cabaña para irse.
- Eh, ¿A dónde vas? Tienes que dejar las maletas.- Le espeto.
- Eh, eh, eh, para el carro pijita, yo no entro en las cabañas de las chicas. Te he llevado las maletas, ¿no? Entonces, no te quejes.
- Uff, que desagradable eres.- Me quejo y cojo las maletas del suelo para meterlas dentro.
- No es por nada, pero si sigues con este plan, vas a acabar mal.- Me avisa y se va corriendo por el camino por el que hemos venido.

UNA DIVA EN EL CAMPAMENTO #PGP2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora