Capítulo 11

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-Chicos, esta preciosidad es mi hija Elisabeth.-dijo con una sonrisa.

-Encantados.-sonrieron todos amablemente.

-Igualmente-dije y me metí corriendo a la cocina.

Mierda. Mierda. Mierda. ¿Qué hacía él en mi casa? Me quise morir. Entró mi madre sin parar de reír.

-No pasa nada que hayas hecho un poco el ridículo. Seguro que con lo preciosa que estás ni se habrán dado cuenta.

-Eso es lo que menos me preocupa en estos momentos, créeme.

-Entonces, ¿qué es?

-El de la ventana, el que estaba ahí apoyado, ¿quién es?

-Sabía que te gustaría. Es Harry.

-No es que me guste, es que lo vi hace tiempo y es un creído.

-Elisabeth, no es como tu dices. ¿O sea que os conocéis eh? ¿Y como es eso? ¡QUE FELICIDAD!

-¿Cómo? ¿Estas loca? No te pienses nada del otro mundo. No me gusta este chico.

-Eso ya se verá más adelante. Sal a conocerles.

-No.

-Eli…

-No.

-Hazlo por mi.

-Joder mamá, no me digas eso.

Salí de la cocina y me quedé en la puerta mirando a esos cinco chicos. Empecé a analizarlos. El que estaba al lado de mi madre ahora estaba sentado en el sillón. Tenía unos ojos preciosos y me pareció muy adorable. En el sofá seguían estando los tres chicos de antes. Empezando por la derecha estaba el que parecía el mayor, me miraba con una sonrisa de oreja a oreja. Llevaba el pelo de lado pero se le podía ver media frente y dejaba ver unos ojos azul verdosos que eran increíbles. Des del primer momento vi algo bueno en él. En el medio había otro chico que también tenía el pelo de lado y tenía una mirada y una sonrisa dulces. Lo primero que se me pasó por la mente en verlo fue darle un abrazo y no sé la razón pero lo hubiera hecho. Y a su lado estaba sentado un chico increíble. Nada más verlo pensé en quitarme las bragas. Vale, puede sonar fuerte, pero era algo que nunca antes había visto. Tenía dos pendientes negros, los ojos de un color miel preciosos, la sonrisa de lado y el flequillo levantado. No pude evitar sonreírle de vuelta. A espaldas a mi estaba…él. El chico de la cafetería. Aún estar de espaldas a mi podía ver como llevaba esa sonrisa en la cara. Me reventaba. Increíble. Que chico más creído. La verdad era que iba muy guapo. Llevaba una camiseta de cuadros medio abierta y unos pantalones tejanos. Y esos ojos verdes preciosos era lo que más me llamaba la atención en él. No, no podía pensar en él. Pensaba que no lo volvería a ver y ahí lo tenía. En mi otro sillón.

-Hola Elisabeth.-dijo el que parecía mayor.

-Hola. Llamadme Eli.-Intenté hacer una sonrisa y me salió algo raro. Nunca se me daban bien los comienzos de las conversaciones.

-Mira.-se levantó- Yo soy Louis. Este es Liam. –Y Liam se levantó- Este es Zayn –Y Zayn se levantó, adiós bragas.- Este es Niall. –Y Niall se levantó- Y por último tenemos a Harry.-Y Harry mecagoendios se levantó.

Uno por uno se acercaron a saludarme y darme dos besos. Cuando fue el turno de Harry quise morir. Se me quedó mirando de arriba a bajo e hizo una media sonrisa. Lo supe, me quería echar un polvo.

-Hola otra vez. No te recordaba así, la verdad.-dijo antes de dejar un beso en mi mejilla.

-Y tu…¿eras?-dije intentando hacer ver que no me acordaba de él. Solo se río irónicamente.

Déjame Amarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora