Capítulo 28

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Entré a la cocina, y vi a un hombre que parecía que solo estuviera hecho de músculos. Parecía una pared. Hice una mueca, aunque le hubiese dado un sartenazo en la cara, en la sartén se hubiese quedado la cara grabada, pero a él no le hubiera pasado nada. Todos los daños para la sartén, y luego la hostia que me hubiese llevado yo.
La chica que nos había atendido estaba tirada en el suelo y Louis la ayudó a levantarse. El hombre se nos quedó mirando sin entender nada.
-¿Quién coño sois vosotros?
Harry me puso detrás de él, en modo defensor. “¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?” me repetí mentalmente.
-¿Qué derecho tienes tú a hacerle esto a ella? –dijo Louis con un tono que yo no había oído nunca.
A Harry se le pusieron los músculos de la cara tensos. “Hasta así esta guapo” pensé, y luego me di una hostia mental.
-Es mi hija, y no te voy a dar explicaciones. –Hizo un paso hacia Louis, pero él no se movió.
-¿Y qué? Esto es maltrato. –se me escapó.
Él me miró y soltó una carcajada. Le hubiese partido la cara. Harry me miró.
-¿Qué haces Eli? –me susurró.
-Mejor que te calles tú, niñata.
Di un paso hacia delante y pasé a Harry. “¿Niñata yo? Gilipollas.” Pensé.
-Seré una niñata, pero puedo decirte que tengo más conocimientos que tú, y sé que si ella quiere, y te denuncia, te cagas. –dije señalándolo. Que hostia me estaba ganando…
Harry me cogió del brazo y me hizo retroceder.
-Tu vuelve a hacerte la lista y…
-¿Y qué? –dijo Harry- Usted la toca, y me voy a encargar yo de que no vuelva a ver la luz del sol.
Sentí como se me caía la baba. Estaba tan jodida…
-PERO, ¿QUÉ COJONES OS HABÉIS PENSADO? ESTE ES MI PUTO BAR Y ESTA ES MI HIJA. ESTÁIS EN MI PROPIEDAD, YA OS ESTÁIS LARGANDO. AQUÍ NO SOIS BIEN RECIBIDOS. –gritó.
-¿Sabe? –dijo Louis con un tono amenazador pero sin alzar la voz- Ella se viene con nosotros. –Dio otro paso hacia Louis- ¿Y sabe por qué? Porque si no es así, yo haré que cierren este lugar. Y luego, haré que a ella se la lleven. Y haré lo que sea, para que su vida sea miserable. ¿Entiende?
Este hombre empezó a respirar con irregularidad y dio otros dos pasos hacia Louis.
-¿Y a que no sabe qué más? Si me toca a mi, o a él, se meterá en tal follón que no podrá pagar y se arruinará. Así que decide. ¿Qué cojones vas a hacer?
Miró a Louis de arriba a bajo, y así repetidas veces. Después le echó el ojo a Harry e hizo lo mismo. Dio tres pasos hacia atrás.  Aplaudí mentalmente, se había dado cuenta de que ellos iban bien vestidos y eso significaba dinero, es decir, que se había percatado de que ellos eran ricos.  
-¿Qué cojones hace gente como vosotros en mi bar?
-Yo vengo a llevármela. –dijo Louis.
Se me encogió el corazón. Así que a Louis le gustaba esta chica, y mucho. Por lo que se podía ver. Harry, me miró y me sonrió, yo le devolví la sonrisa. En ese momento pude entender a Louis, yo hubiese hecho lo mismo por Harry si ese fuera el caso.
El hombre miró fijamente a Louis, y este no vaciló en ningún momento.
-Esto es todo lo que tengo –tocó la pared del bar- así que, llévatela. Su madre la dejó aquí, y para mi es un estorbo. Solo hace que cagarla. Aquí no sirve para nada. Está claro que ni su madre, ni yo la queremos, así que me importa una mierda lo que le pase.
Vi que la chica empezó a llorar.
-¿Cómo…cómo puede haber gente como usted? –me puse al lado de ella- Es su padre, joder. ¿Cómo unas paredes pueden ser más importantes que su propia hija? Me da asco.
Él soltó una carcajada y se fue riéndose. Harry me abrazó por detrás y me dio un beso en la cabeza. Louis cogió a la chica del brazo y se la llevo hacia fuera, por la puerta que había en la cocina. Harry y yo también salimos por ahí, íbamos más lentos, para dejarles su intimidad, aunque des de la distancia a la que estábamos podíamos oír a la chica sollozar. Me sentí mal por ella, las palabras que le había dicho su padre habían sido muy duras, nadie en este mundo  merece que su única familia la desprecie de esa forma.



Harry me cogió de la mano y llegamos al coche sin decir nada. Esta vez Harry se sentó detrás conmigo. Llevábamos un buen rato en el coche, yo miraba por la ventanilla, de tanto en cuanto miraba a Harry de reojo.
-¿Hacia dónde vamos?-Pregunté a Louis para romper el silencio.
-Al centro comercial.
-¡Genial!-apunté
-Creo que tenemos que comprarle ropa nueva a Laura.
“Laura” repetí mentalmente. Así que ese era su nombre. La miré un momento, estaba encogida en el asiento del coche, cuando miró con los ojos muy abiertos a Louis. En ese momento Louis aparcó, miré por la ventana y vi que habíamos llegado.
-¡No! No quiero ropa.
-Laura, vas a quedarte en casa de Harry y mía. No hay ropa de mujer, y algo te tendrás que poner para estos días, ¿no?
-NO. –gritó ella.
Yo abrí los ojos y miré a Louis. Tenía una expresión en el rostro difícil de leer.
-¿Quién os ha pedido que irrumpáis en mi vida?
-Laura yo…-empezó Louis.
-No, joder. Ahora sé que mi padre me odia y todo gracias a vosotros. No me querrá volver a ver, y estoy completamente sola. –empezó a llorar- No quiero ir a vuestra casa, no quiero vuestro asqueroso dinero y tampoco quiero ropa nueva.
Louis tenía el rostro desencajado. Me dolió verlo así.
-Bueno, basta ya. –le dijo Harry.
Ella salió del coche y echó a correr. Todos salimos del coche.
-Déjame a mi. –Le dije Louis.
Intenté correr con los talones, pero vi que me iba a partir la crisma, así que decidí quitármelos. Ella era rápida, y yo me ahogaba fácilmente. Lo de correr, no era lo mío. Se metió en el centro comercial, y yo detrás de ella.
-Señorita, no puede entrar sin zapatos…-seguí corriendo- ¡Señorita! –gritó.
Logré ver que se metía en el lavabo de hombres. La maldije. Y antes de entrar me puse los zapatos, no quería pisar pis o algo asqueroso.
Entré y un chico de más o menos mi edad se me quedó mirando.
-¿Buscas marcha, nena?
-¿Y tú, buscas un rodillazo en los huevos, nene?
Salió del lavabo llamándome loca e histérica. Y algo más que no logré escuchar. Abrí las puertas una a una, y la encontré en el último lavabo.
-¿Sabes que me has hecho entrar en un lavabo de hombres? –dije.
-Pensaba que no ibas a tener lo que se tiene para entrar.
-Oh, ya veo, te piensas que soy una niña rica… -me miró extrañada- Nada de eso, yo solo estoy con Harry.
-Entonces…¿Qué hace una chica corriente con un chico tan…?
-¿Guapo? ¿Increíble? ¿Perfecto? –asintió-  Ya, yo aún lo estoy averiguando.
-Ah.
-¿Qué ha sido lo que ha pasado ahí fuera? –le espeté sentándome en la encimera del baño, no sin antes haberlo limpiado.
-¿El qué?
-Tu rabieta.
Entró un hombre y se me quedó mirando.
-¿Qué? Estamos hablando. –me crucé de piernas.
Miró hacia la puerta del baño y salió de ahí.
-Yo no he tenido ninguna rabieta.
-Lo que hayas tenido; no ha estado bien.
-Tú que sabrás…
-Oh, para empezar, Louis ha venido a ayudarte. ¡Estabas siendo maltratada! ¿Eso te parecía bien?
-He crecido así desde pequeña, no es ningún problema para mi. Estoy acostumbrada.
-Ah, ¿y eso te parece normal? Digo, eh. Porque yo hubiera huido antes, o al menos, si un chico se preocupara por mi y me sacara de ahí dentro estaría feliz.
-No lo entiendes.
-No, la que no lo entiende eres tú. Louis se ha jugado muchas cosas, una de ellas que le partieran las piernas. Es cantante, ¿Sabes? Vive también de su físico. Si apareciera con las piernas rotas y la cara girada en alguna foto la gente crearía rumores desagradables.
Me aguantó la mirada y vio que no mentía.
-¿Louis es…? –asentí.
-Y creo que te estás comportando de la manera equivocada, chica. Aunque seas mayor que yo, juro que te pegaré una patada en el culo si vuelves a hablarle así de mal. Sé que te ha venido todo de golpe, pero no por eso tienes que hablarle así. Te ofrece comprarte ropa, te ofrece su casa y una vida nueva. ¿Y tú te limitas a hablarle mal porque prefieres estar en ese lugar? Creo que tienes un problema eh.
Bajé de la encimera y me sacudí las manos. Cogí mis zapatos y me los puse decidida a irme.
-Espera. –la miré- Sé que me he portado mal, pero es que…¿Cómo voy a vivir en su casa? ¿Cómo voy a permitirle que me compre ropa? No todos los días suceden cosas así. Y soy una chica que le gusta valerse por si sola. No creo que todo esto sea buena idea. Louis siempre ha sido bueno conmigo, pero ahora…Se está pasando.
-Louis tiene un gran corazón. Y si ha hecho esto, es porque algo debes de tener para llamarle la atención. No lo conozco mucho, pero él es genial. –sonreí- Espero que no lo decepciones.
Ella sonrió y salió del baño. Y se hizo una mueca al verse al espejo. Me acerqué a ella y le lavé la cara. Le quité el rímel corrido y le arregle el pelo.
Salimos de allí y buscamos a los chicos. Estaban sentados en la entrada, Louis tenía la mirada vacía y Harry estaba hablando con él.
Dejé que fuera sola, así que me paré a medio camino. Ella se acercó a Louis. Harry se levantó y se dirigió hacia mi.
-¿Todo bien?
-Sí, al menos eso creo. –me besó la frente.
Al cabo de un rato, vi como Louis se levantaba y le dedicaba una sonrisa, a la vez que la abrazaba. Miró en mi dirección y pude leer “Gracias” en sus labios, yo asentí y le sonreí.
Estuvimos dando vueltas en las tiendas. Muchas chicas paraban a Louis y Harry con gritos pidiendo firmas. Yo me reía cada vez que ocurría, no me molestaba en absoluto. Todas parecían tener mi edad, más o menos. Y todas querían que ellos las siguieran en Twitter o se casaran con ellas.
No sentía celos, sentía una gran admiración. Tanto hacia ellas como hacia los chicos. Laura y yo nos quedábamos al margen e íbamos entrando en más tiendas. Ayudé a escogerle ropa. Era la primera vez que aconsejaba a alguien.
Las dos nos probábamos cosas y salíamos al mismo tiempo para ver como quedábamos. A veces cogíamos vestidos o prendas horribles y nos las probábamos para ver como quedábamos. Los chicos se reían, pero no estaban la mayor parte del tiempo con nosotras ya que se perdían por la tienda, se aburrían y hacían otras cosas o estaban firmando y hablando con sus fans.

Cuando llegamos a casa de los chicos, Louis le enseñó la habitación en la que se quedaría Laura. Harry dijo que se iba a duchar y yo decidí quedarme en el jardín mientras me tomaba un descanso ya que los pies me dolían.
Cerré un rato los ojos para poder concentrarme en mis pensamientos. Había sido un día muy raro. Por lo de Laura y por el descubrimiento de mis sentimientos hacia Harry. Sabía que algo fuerte me unía a él, pero nunca había llegado a imaginar algo tan fuerte. No podía dejar de mirarlo, y para mi era algo muy extraño sentirme tan hinchada.
Se abrió la puerta del jardín y supe que era él sin abrir los ojos.
-¿Siempre hacéis este tipo de excursiones?-le pregunté.
Noté su risa y abrí los ojos para poder verla.
-Bueno, no siempre. La verdad es que Louis venía muchas veces aquí. Y yo con él, claro. Pero nunca se había atrevido a nada…
-Ya…-miré hacia otro lado.
-¿Tú tienes algo que ver, no? –dijo Harry poniéndose frente a mi.
-Bueno, solo le dije a Louis que “pueden cambiar tus hábitos, pero no pueden cambiar lo que tú eres, aquí dentro” –señalé mi pecho.
Harry puso el rostro triste, yo incliné la cabeza sin entender el por qué de su expresión.
-Te quiero. –me dijo casi con un susurro.
Yo abrí los ojos y mi corazón empezó a palpitar muy deprisa.-
-Mierda. –fue lo único que me salió.

Déjame Amarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora