Capítulo 43

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Oí cerrarse una puerta y bajé hasta el comedor. Me encontré a Laura en el sofá con la mirada perdida.
-¿Por qué no me odia? –me susurró.
-¿Perdón…?
-Louis –me miró- ¿por qué no me odia?
Me senté a su lado y dejé salir un largo suspiro.
-Él no es así, no te va a odiar porque no sientas nada por él.
-Se merece a alguien mejor.
-¿Y tú que sabes? –le escupí- ¿Y si para él no hay nadie mejor que tú?
Me miró haciendo una mueca.
-Vivía en una caravana hace menos de un mes. ¿Cómo no va a haber nadie mejor que yo? ¿Cómo voy a ser la novia de Louis?
-¿Es por eso que lo tratas así? ¿Por qué tú te infravaloras? Que yo sepa a él no le importa de dónde hayas venido. Te está diciendo lo que siente por ti y te está hablando de “amor”. Te grita lo que mereces.
-Yo…-se quedó en blanco.
-A Louis no le importa tu pasado.
-Pero es famoso….¿Qué dirán los medios? Yo no quiero que se burlen de él por mi culpa…
Se quedó callada y la miré. Tenía los ojos rojos y me di cuenta de que estaba a punto de llorar. No entendí nada.
-¿Sientes algo por Louis…? –pregunté.
-Des de que entró por primera vez a la cafetería. –suspiró.
-¿¡Y POR QUÉ TANTA MIERDA!?
Mi corazón se puso a latir muy deprisa. Me sentí feliz por Louis.
-No lo sé… ¿Cómo fue lo tuyo con Harry? Es que, ¿no tienes miedo? Quiero decir, ¿no tienes miedo a que se acabe? O ¿a qué se vaya con otra?
-Lo mío con Harry fue complicado, y aún sigue siéndolo. ¿Miedo? Cada día. Pero, me la tengo que jugar, ¿no? Peor sería sentirlo y no hacer nada. Dejar que se vaya con otras y estar con la duda en la cabeza. –miré la televisión apagada- Que sean famosos no lo hace más fácil, pero cuando me abrazada o me besa, me hace sentir increíblemente afortunada. –sonreí y noté una sensación extraña- Y sé que no congeniamos, al igual que tú yo no he sido muy afortunada en mis cosas personales. Pero él no le da importancia a eso y a Louis le sucede lo mismo.
No dijo nada, se quedó pensativa uso minutos.
-Cuando Louis entró porque se había perdido y yo le di la dirección pensé que él era tremendamente guapo y que ojalá volviese algún día. Y lo hizo, me venía a visitar muchas semanas y yo con eso me conformaba. Pensaba que solo tenía suerte que él de mi no podía estar enamorado. Pero cuando me vino a buscar lo supe y tuve miedo. No quiero perderle….Si tenemos algo y luego se acaba no quiero separarme de él. Simplemente, no lo soportaría.
La miré y vi que el labio y las manos le temblaban.
-Habla con él.
-No puedo… yo…
-Hazlo.
-Pero…
-Escúchame, Louis está enamorado de ti y le duele esas cosas que le dices. –hice una pequeña pausa- Ponte en su piel, ¿cómo te sentirías tú? Tienes que entender que así no vas a conseguir nada más que hacerle daño. Y eso no te lo voy a permitir. Además, ¿Por cuánto tiempo va a soportar él todo esto? Ahora tienes una oportunidad de estar con él, no la dejes escapar.

Harry entró al comedor por la puerta que daba al patio.
-No quiere entrar…-suspiró- Y hace mucho frío. –se fregó las manos.
-Voy a hablar con él. –dije levantándome del sofá.
-No, es mejor que hable yo. Tengo mucho que decirle…
Harry se sentó en el sofá y me atrajo hacia él sentándome entre sus piernas, abrazándome por detrás y cogiéndome las manos. Y era cierto, las tenía heladas. Me apoyé en su pecho y suspiré.
-¿Crees que es buena idea? –le dijo Harry.
-Sí. –contesté.
Laura salió del comedor, al abrir la puerta entró aire helado. Y me vino un escalofrío.
-Está enamorada de él. –froté sus manos con las mías para calentárselas.
-¿Cómo yo de ti?
Me reí.
-Puede que más. –me burlé.
-¿Más que locamente, suicidamente, jodidamente, perdidamente y permanentemente  como lo estoy yo?
Me dio un beso en el cuello y me estremecí. Me encantaba oír esas cosas que me decía. Y aún estar así con él las palabras que me había dicho Laura anteriormente me perseguían. Ese miedo, era mi peor enemigo.

Me dormí en brazos de Harry esperando alguna señal de Louis y Laura. Cuando desperté estaba en la cama de Harry tapada hasta las cejas y noté sus brazos rodeándome la cintura y su respiración en mi nuca. Me moví un poco porque me estaba haciendo cosquillas y él gruñó.
Miré por la ventana y pude ver que el sol empezaba a salir. Serían las seis y media o las siete de la mañana.
Intenté volver a dormirme, ya que había dormido muy poco. Me costó, pero al final lo logré.

Volví a despertarme esta vez sin Harry a mi lado. Bajé medio dormida por las escaleras y me dirigí hacia la cocina. No había nadie, ¿dónde estaba todo el mundo?  Entonces salió un chico moreno con los ojos azules del baño con un traje.
Me sobresalté, pero al recordar que estaba en mi casa y que ese era mi prometido me relajé.
-Buenos días princesa. –me besó tímidamente en los labios.
-Buenos días. –sonreí- ¿Te has levantado temprano, verdad?
-Tenía que trabajar. En realidad, ahora tengo que ir a la oficina.
-¿Qué? ¡Pero si hoy es domingo!
-Sí, pero soy el vicepresidente. Ya sabes que si me llaman, tengo que ir.
Suspiré.
-No llegues tarde…-dije antes de besarlo en la comisura de los labios.
-Lo intentaré y te quiero.-Y volví a quedarme sola.  

Me hice un café con leche aún ser casi las dos del mediodía. Al poner la leche en el microondas recordé que había vuelto a soñar con Harry. Me maldije.
-¡Eso ya acabó, olvídalo Elisabeth! –me golpeé la cara.
Me abracé a mí misma. Lo peor de todo, era que seguía pensando en él y era lo que más odiaba en este mundo.  

Déjame Amarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora