Capítulo 19

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Me quedé pensativa mientras Harry me peinaba con los dedos. No podía decirle que no a Evan, me había portado muy mal con él y lo mínimo era vernos y conversar. Pero tenía miedo de decirle que mis sentimientos por él nunca fueron tan fuertes como los que sentía por Harry. La razón era que Evan se había portado muy bien conmigo y no me había juzgado en ningún momento, y que con él me sentía yo, pero cuando estábamos juntos solo podía pensar en él como un amigo, y no como mi pareja. Y puede que eso es lo que haya influido des de un principio.

Harry me besó en el cuello y dejé de pensar en Evan, mejor dicho, directamente dejé de pensar.

-No me gusta que pienses tanto en otro. –dijo.

-Soy una mala persona.

Harry suspiró y se levantó. Al levantarse me levantó a mi también. Se puso frente a mi y me besó fugazmente en los labios. Después de eso, y sin yo darme cuenta, me cogió en brazos. Era la primera vez que alguien me cogía en brazos, nunca había dejado que mi padre me cogiera así.

-¡HARRY! – le grité- ¿Qué se supone que estás haciendo?

-Creo que estás muy cansada, tanto que ya dices estupideces.

Se las ingenió para abrir las puertas de la cocina y del comedor.

-¿Pero…pero…qué está pasando aquí? –dijo Elba, la cual estaba sentada en el sofá con un bol enorme de palomitas.

-Está cansada y la llevo a la cama.

Dejé de respirar.

-NO. NONONONONO. NO. HARRY. PARA. ENSERIO. BAJAME. ¡NO!

Elba soltó una carcajada.

-Vais muy rápido. ¿no? –dijo entre risas.

-¡ELBA POR DIOS! –me tapé la cara con las manos.

Harry no dijo nada, solo llevaba una sonrisa en la cara. Empezó a subir las escaleras cuando Elba dijo:

-Por cierto, ha llamado tu madre, que llegaran tarde. Si aún estoy despierta ya les diré que tienes compañía. Pero por si acaso, no hagáis mucho ruido, ¿Vale?

Me sonrojé. Elba siempre tenía que decir algo así. La quería matar.

-No le voy a hacer nada. –dijo Harry, al final.

Me tendió sobre la cama y se me quedó mirando. Me mordí una uña y me lo quedé mirando, esperando algún movimiento. Intentando no parecer nerviosa aunque el corazón no dejaba de latir irregularmente.

-Esto… -parpadeé.

Sonrió.

-He dicho que no te iba a hacer nada. Realmente creo que estás muy cansada, te lo noto.

Suspiré aliviada, a lo que él puso una cara muy rara. Yo al verlo empecé a reír, tanto que no pude parar.

-¡Oye! –dijo riendo él también.

Yo me incorporé para poder respirar bien y él se sentó a mi lado.

-Me encanta cuando te ríes así, estás preciosa.

Me lo miré levantando una ceja.

-¿Con esa risa de foca de la Antártida y con cara de manatí?

-Sí, exactamente esa.

-Eeeh. –le dije a la vez que los dos nos reíamos.

Después de todo eso estuvimos hablando un rato sobre nuestros estudios. Y él me comentó lo que iba a ser si no hubiera entrado en la banda. También me explicó cómo se conocieron gracias al concurso, y que para él son sus hermanos.

Déjame Amarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora