—¡Alejandraaaa, essssperaaaa!—Su voz casi pegada a mi espalda me sobresalta. Aligero el paso.
—¿Estássss sordaaaaa?—¡Joder, lo que me faltaba, está borracho! Si pudiera correr lo haría—. ¿Qué passssaaaa contigoooo, eh?—Me coge por un brazo y sin mirarle siquiera, doy un tirón y me suelto— ¡Teee esssstoyyy hablaaaandooo jooooderrrr!—Me paro en seco.
—¿Cómo demonios tengo que decirte que no te acerques a mí? ¡Déjame en paz Fernando! ¡Por el amor de Dios, déjame en paz de una puta vez!
—¡Noooo meeee haaableeessss así!
—¡Te hablo como me da la gana! ¡Estás borracho, joder!—Estoy casi llegando a los ascensores y de repente me da un empujón haciendo que pierda el equilibrio y casi me caiga de bruces. Por suerte no lo consigue. Me giro y me enfrento a él. Toda la rabia contenida en estos últimos meses, estalla y la dejo salir.
—¡Eres un hijo de puta! ¡Si vuelves a tocarme, juro por Dios que te patearé la cabeza!
—¿Ah sí? ¿Tú y cuántas como tú?—¡Mierda, no está borracho! ¡El muy cabrón solo estaba fingiendo! ¿Pero por qué? ¿Creería que al hacerse pasar por borracho iba a escucharle? No entiendo nada.
Su cara encolerizada me asusta, pero no me amilano. Si tengo que darme de hostias con él, lo haré. A mí no se me caen los anillos por patearle el culo a un mierda como él.
—¡Vas a escucharme quieras o no!—Me lanza contra la pared que está al lado de los ascensores, junto a una enorme planta que casi nos tapa por completo. Con fuerza sujeta mi cara y se acerca a mí. Lo empujo y consigo que afloje la mano. Aprieta los dientes con rabia.
—¡Maldita sea, te quiero, Alejandra! Me equivoqué, ¿vale? ¡Quiero volver contigo!
—¿Y crees qué estas son formas? ¿Qué fingiendo que estás borracho y tratándome así va a hacer que vuelva contigo?
—¡Intente acercarme a ti por las buenas! Sé que todavía me quieres.
—¡Estás loco si piensas eso! ¡Entre tú y yo jamás volverá a haber nada! Estás equivocado... ¡Ya no te quiero, Fernando! Me hiciste un gran favor cuando te largaste. Tardé muy poco tiempo en darme cuenta que estaba mejor sin ti. Aunque me hiciste daño, mucho daño. ¡Fuiste un cerdo, lo que más me dolió fueron las palabras que dijiste cuando salías por la puerta, fuiste cruel...!
—¡Lo qué dije no lo sentía de verdad! Siempre has sido tú, Alex, solo tú.
—¡Y una mierda! ¿Qué pasó con la enfermera con la que te largaste? Déjame que adivine... ¿Se dio cuenta de que eras un cabrón y te dejó?—Veo la ira en sus ojos, he dado en el blanco—. ¡Aunque fueras el último hombre sobre la faz de la tierra, jamás, jamás volvería contigo! ¡El camión de la basura pasó hace unos meses llevándote con él!
—¡¡Eres una estúpida!!—Está muy cabreado. Aplasta su cuerpo contra el mío, me retuerzo intentando soltarme pero no puedo. Trata de besarme, pero giro la cabeza a un lado y a otro con fuerza evitándolo.
—¡Suéltame, joder!—Grito. Noto su mano en mi muslo. Quiero darle una patada en sus partes, pero me resulta imposible al tener su cuerpo contra el mío aplastándome. Cierro los ojos y le pido a Dios que me ayude— ¡Me estás haciendo daño Fernando, suéltame!
—La señorita te ha dicho que la sueltes—Fernando gira la cabeza para ver de donde viene esa voz. Yo mantengo los ojos cerrados, agradeciéndole a Dios que me haya enviado ayuda.
—¡Esto no tiene nada que ver contigo tío, así que sigue tu camino y esfúmate!
—Es de muy poco hombre tratar así a una mujer.
![](https://img.wattpad.com/cover/70642768-288-k46166.jpg)
ESTÁS LEYENDO
No quería enamorarme y apareciste tú
RomanceAlejandra es una cirujana plástica con muy buena posición social. Su vida es normal y rutinaria hasta que se siente atraída por un chico bastante más joven que ella. Debido a sus prejuicios y al que dirán se resiste a dejarse llevar por esa atracció...