Capítulo 11

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Sahara

Abro mis ojos rápidamente, para después levantar un poco mi rostro hacia el respaldo de la cama y verificar que el cilindro lithium ha desconectado sus mangueras de mi piel. Y efectivamente, lo ha hecho, aunque eso era de esperarse, pues ya estoy despierta, no hay nada que me produzca sueño o me incite a levantarme cada día más que ese artefacto.

Casi puedo sentir la contracción de mis pupilas para adaptarse al ambiente, así como también como mi cuerpo emana esa casi imperceptible vibración que significa que está encendiendo mi sistema dandroi. «¿Cómo llegué a esto?» Pienso y una sonrisa amarga dibuja mi rostro resignado.

Veo el reloj de pared de mi alcoba, son las cuatro de la mañana, ni un minuto más ni uno menos, siempre a tiempo para empezar el día. Un nuevo día, un día en el que mi creador volverá a salir al exterior, un día en el que tendrá un encuentro con esa joven humana que ha traído problemas. Lo que me recuerda que tengo que notificarle que la clase con mi científico es a las nueve y media de la mañana, y tengo que asegurar su asistencia.

Pero primero iré al nivel siete del castillo, en este me limpiarán y vestirán para este día.

Camino por los silenciosos pasillos, ni siquiera mis pasos son escuchados, tan silenciosos es ser un Dandroi, algo muy diferente a un Dandro común. Y es que a mi creador Dante le gusta el silencio, ni siquiera música para un chico de su edad lo he escuchado colocar. Para mí es un misterioso la persona que me devolvió la existencia, pero también es mi razón de vivir, así que no puedo presionarlo ni mucho menos exigirle una conversación para conocerlo del todo, porque al igual que toda la población Alfa, yo tampoco sé quién es en realidad Samuel Dante, no se qué sueños o anhelos tenga. «que ironía, yo pensando en anhelos, ¿qué no se supone que yo no debo de tenerlos?»

—Buen día, Sahara— me saluda Ángela. Ella es una Dandroi, pero pertenece a un grupo de rastreadoras de información, lo que significa que investiga a los rebeldes que han tratado de introducirse al continente con fines maléficos y de los cuales son los causantes de secuestrar a los siete estudiantes.

—Buen día, Ángela— le contesto el saludo al momento que inclino ligeramente mi cabeza en forma de saludo. Pasa de largo por mi costado, lo que significa que a ella ya la han preparando para este día.

Cuando llego al sitio de encapsulado ahí ya se encuentran otros científicos.

—Hola, Sahara ¿estas lista?— me pregunta Alicia, la científico encargada de nuestro mantenimiento. Asiento con mi cabeza, ya que no me apetece entablar conversación con ella, y no es que hallamos tenido algún problema, es sólo que al tener en sus manos "el poder" para mantener nuestros cuerpos en funcionamiento, es algo que hace que tenga un recelo hacia ella.

Se acercan dos humanas más y empiezan a despojarme de mi ropa de dormir. Después entro a la cápsula cristalizada, veo como se cierra la cubierta de esta y yo igual cierro mis ojos, no sin antes dar un largo suspiro.

Un golpeteo en el cristal de la cubierta me hace abrir de nuevo mis ojos. Es Alicia.

—¿Qué?— casi gruño por su falta de profesionalismo. Me molesta demasiado que tome esa actitud de niña.

—Sólo te recuerdo que el comienzo en esta ocasión será doloroso, recuerda que ya se ha cumplido el mes— dice con una sonrisa y yo sólo ruedo los ojos.

—Ya lo sé— le digo entre dientes y con mi mirada molesta.

—Perfecto— vuelve a exclamar sonriendo, —entonces, empecemos.

La cápsula se llena de nitrógeno, oxígeno, solventes de grasa, agua, acetona y otros tres componentes, sólo que estos últimos se introducirán a mi sistema. Azufre, Magnesio y formol. Al finalizar o comenzar cada mes el proceso es más doloroso porque prácticamente congelan mi cuerpo hasta llevarlo a la muerte, esto con el fin de hacer que los otros compuestos hagan efecto. Afortunadamente mi cuerpo modificado puede resistir esas bajas temperaturas a las que me exponen.

Dandrois HumansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora