Don't Say You're Lazy (TOTAL DRAMA, Nemma)

Capítulo 7: Sweating Bullets.

Fue una buena decisión llamar. Kitty se encontraba bien, hizo "alianza" con otras muchachas mejor equipadas en carpas, haciendo que pasara del vigésimo puesto en la fila al cuarto con sólo simpatizar un poco. Se ha alimentado bien y nadie que sea de mala reputación le ha hecho daño ni ha intentado hacerlo, todo correcto.

De hecho, fue ella quien tuvo que brindarle apoyo moral a la mayor que se estaba desesperando mucho por el tema de aparentar. La que se fugó le recordó que sólo le quedaban tres cosas por concretar; ese recreo, el examen y la tutoría con Noah a las cinco de la tarde, que de ahí podría encerrarse en el cuarto y hacer como si nada. Le dio la razón, aunque, oír el nombre del castaño la hizo temblar al recordar el extraño momento en el recreo anterior.

Hablaron un poco más y se despidieron, deseándose mutuamente lo mejor.

Recordó aquel nombre "maldito" al salir del baño, negó con la cabeza, no porque lo haya asociado con el muchacho con que ella estaba "compinchada", sino, porque pensó en otra cosa más ridídula, según ella, todavía:

"¿Por qué me habrá mirado así después de que yo lo mirara de esa forma tan tonta cuando me sonrojé? ¿Por qué se sonrojó él también? Digo, ¡lo vi! Él es moreno y aún así se notó mucho. ¿Acaso le gusta Kitty y por eso es amable con ella ayudándola siendo su tutor a pesar de que yo también haga ese rol? ¿Le habrá dado vergüenza que yo lo mirara así? ¿Lo mal interpretó y se sintió mal?  ¿O me descubrió con ese gesto? Entonces... Ah, si sabe que soy yo, ¿por qué se sonrojó? ¿Le gusto o...? ¡No! ¡Qué estúpido, me estoy montando películas sola!"

Dio un par de vueltas por unos pasillos aleatorios, ventilándose; el aire fresco le relajaba de sus preocupaciones, menos calcular, más vivir el momento. Esa era la filosofía de vida que ocupaba su pariente, debía seguirla al pie de la letra y así ningún problema se formaría.

Regresó a la cafetería y se sorprendió que a pesar de que los gemelos acabaran de comer, seguían esperándola como ella les pidió. De modo simpático se reincorporó a ellos y acabó su almuerzo que se enfrió de hace rato, fue a dejar la bandeja y se quedó charlando en una zona techada del patio principal con ellos.

El ruido de la campana decretando la hora del examen le puso los pelos de punta.

Encerrada entre cuatro paredes, un profesor y mil idiotas rodeándola. A medida de que iba leyendo las preguntas, marcaba muy convencida con lápiz grafito, se le hacía demasiado fácil, materia que se la sabía de memoria.

Al punto en que se le rompió la punta al lápiz, mientras le sacaba punta, notó la mirada del docente, como si sospechara que algo no era normal. Recordó que la auténtica chica de coletas es muy lenta en esta asignatura, no tonta, pero si que se tomaba su tiempo en buscar la verdadera solución definitiva, que se tomaba su tiempo para... pensar, en dejar de ser tan espontánea.

Eso la iluminó.

Un poco tarde, eso sí, esa mirada la ennerviosó tanto que sudaba, sus palmas tan húmedas que el lápiz se resbalaba. Si de por sí sudó mucho en la huida a la biblioteca o en medio del almuerzo, en aquel instante exageró.

Fingió bloquearse, poner caras de "no entiendo un cojón", que marcaba una alternativa con lápiz mina y al rato corregía haciendo el ejercicio de nuevo, pretendiendo bloquearse al enfrentarse a un nuevo problema algebraico.

Al pasar todo en bolígrafo, se encargó de dejar varias malas para que les quedara claro que no existían engaños. Los que acababan, podían entregar su examen y quedaban libres. Desperdició mucho tiempo fingiendo no saber nada, ya eran las cuatro de la tarde, media hora más de lo normal.

No sabía si su hermanita era de las que se juntaba con compañeros para discutir el tema de las preguntas más difíciles y eso, prefirió pasar a su habitación. Una vez encerrada allí, levantó sus brazos y el sudor se marcaba muy bien sobre la blusa y el suéter. La falda se le subía, se preguntó a si misma si es que en algún instante se le habrá visto algo indebido en contra de su voluntad, rogó que no fuera así.