Capítulo 1: Nuevo entorno.

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Por fin.

Tras tanto tiempo esforzándose, nuestra protagonista ha conseguido lo que quería. Pero, ¿qué es ese "algo"? O, primero que todo: ¿Quién es ella?

Su nombre es Emma, una muchacha de dieciocho años que tuvo la mala suerte de no quedar en la universidad que deseaba y no contaba con dinero suficiente para pagarse otra institución. Por ello, decidió buscar trabajo durante lo que quedaba de año y el siguiente entraría a estudiar su anhelada carrera. Primero consiguió empleo como cajera en un supermercado, luego como asistente en la biblioteca estatal de la ciudad y ahora... acaba de ser contratada en el lugar que mejor paga y lujos le daría, ¿cuál era ese trabajo?

Tutora en una escuela-internado de alto prestigio. Lo único que debía hacer era ver cuáles alumnos de bajo rendimiento requerían apoyo para mejorar sus calificaciones y si era un caso más grave, redirigirlo con la psicopedagoga del lugar. Más que nada, era quitarle horas de tiempo libre a los alumnos para que estudien lo que les cuesta o dejen de vagar.

No requería tener ninguna profesión y eso le parecía bien. Tenía un poco de miedo de que los alumnos mayores no la tomaran en serio por ser casi de su edad, pero más tarde recordó que es una cuestión de actitud: lucir como alguien que es perfecto en lo que hace y ser segura de ella misma.

Aparte, no estaba sola. Su hermana de dieciséis años, Kitty, estudiaba en ese colegio y se le hacía una gran oportunidad para conectar más con ella como familia. Aprovechando de que la menor tenía sus problemas para aprender y era un poco vaga en algunas asignaturas. Nunca le dijo nada, prefirió que fuera una sorpresa.

En todo caso, para simplificar aún más las cosas, Emma viviría como una estudiante más. Ya que su familia reside muy lejos de allí y es más fácil teniendo su oficina un par de metros de dónde dormiría, además de que ahorraba el dinero en locomoción. No negaba que sería un tanto incómodo convivir con muchísimos estudiantes inmaduros, pero era mejor que nada.

Se preparó un par de meses antes de empezar, con todo el aburrido papeleo que implica aquello. 

Finalmente, el primer día del segundo semestre llegó y ella estaba lista para adaptarse en el lugar. Apenas llegó con una maleta llena de ropa y otras cosas, la condujeron a su habitación que quedaba en el cuarto piso de la segunda torre, sus berrinches de rodillas frente a diferentes personas valieron la pena, quedó al frente de donde dormía su pariente. No se dio el tiempo de descansar o de desempacar su ropa, sólo dejó tirada sus pertenencias en la habitación que dejó bajo llave antes de salir a recorrer el lugar para conocerlo y no perderse en el intento. Con un mapa en sus manos, fue explorando el lugar en compañía de su supervisor que le daba un discurso describiendo cada sitio que visitaban.

Estudiantes la contemplaban como un bicho raro, murmurando cosas "¿será nueva?", la frase más repetida.

Al acabar el "tour", le dieron tiempo de adaptarse en su habitación hasta las seis de la tarde donde iría a dirección para recibir las llaves de su oficina. Las clases terminaron a las tres y media, ya iban a ser las cuatro.

No pasaron ni cinco minutos cuando decide tocar la puerta de la habitación en que residía Kitty, esta última, al no saber de quién se trataba realmente, suponiendo que era otra persona, gritó:

— ¡Joder, Noah, aún no son las cinco, por la mierda! —vaya, sonaba molesta. Emma frunció el ceño.

— Kitty, ¿quién te enseñó a hablar de esa forma? —bufó aparentando mal ánimo— Porque ni mamá, ni papá lo han hecho.

Hubo un silencio por unos segundos, la puerta fue abierta.

— ¿E-Emma? —titubeó, impresionada.

— ¿Sorprendida? —extendió los brazos para que ella correspondiera al abrazo de bienvenida. Recibió un "sí" de respuesta.

— ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Viniste a visitarme? —le negaron— ¿Entonces...?

— ¡Conseguí trabajo! —sonrió de oreja a oreja, separándose del abrazo— Me contrataron como tutora, ahora podremos estar más juntas, sobretodo por tu problema de aprendizaje, ¿no te parece genial?

— Ah... —titubeó, con una sonrisa falsa en su rostro— Emma, um, no sé cómo decirlo... 

— ¿El qué? —le admiró confundida. 

—Como estuve casi todo un semestre sin tutora porque la que había renunció, contraté a uno... "particular" —marcó comillas con sus dedos.

— ¿Eh...? ¿Dices que le pagas a alguien para que te enseñe? —asintió. 

— Un amigo mío, se llama Noah—aclaró.

  — Oh... —ella cruzó los brazos.

— ¿No... estás molesta por eso? —le negaron— Oh, que bien... —suspiró.

— Dijiste "contratar", significa que le estás pagando, ¿cierto? —le dio la razón— ¿Y con qué dinero precisamente? —alzó la ceja en desconfianza— Porque fíjate que de hace meses no venimos pasando la mejor época económica en casa, ¿recuerdas?

— Le pago con el dinero que me dan de locomoción —hizo referencia a que los alumnos sólo se quedan de lunes a viernes, de ahí regresan a sus casas, dejando el fin de semana para que aseen las habitaciones.

— ¡¿Qué?! —uy, ahora sí que se enfadó— ¿Y cómo le haces para venir hasta acá? ¿Cómo viaj...?

— Tranquila, Emma —ahora sonrió con más confianza—. La mamá de unos amigos son los que me vienen a dejar y a buscar, son gemelos y muy buena onda. No te preocupes, estoy bien —levantó el pulgar.           

  — Ah, bien... —hizo una mueca, no del todo convencida. No le agradó para nada que otro muchacho le quitara todo su dinero, siendo que ella misma podía enseñarle a su hermanita sin tener que gastar.

— ¿Vamos a algún lado o quieres que nos quedemos hablando aquí todo el rato?

— Já —bufó con ironía.

— ¿Ya te presentaron el lugar? —asintió— ¡Uh, genial! ¿Quieres conocer a mis amigos?

  — Claro —dejó de lado su fría faceta y sus brazos se estiraron en su modo normal.

  — Si quieres ahora te presento a Noah, es muy listo como tú, diría que incluso más —comienza a decir, mientas caminaban hacia, exactamente, la habitación que queda al lado de la hermana mayor—. Es un superdotado, ¿sabes? Por más pesado que se vea, es buena onda.

— Vaya... —pronunció sin importarle demasiado, aunque no negó que le sorprendiera que el chico literalmente estuviera al lado de su cuarto.

Kitty llamó a la puerta, a los pocos segundos ésta fue abierta y apareció un muchacho castaño de tez morena, quien en un principio parecía actuar normal hasta que notó a Emma y se sorprendió al verla puesto que no la conocía.

— Noah, te presento a Emma, mi hermana... Emma, te presento a Noah, mi mejor amigo.

Ambos se saludaron con un beso en la mejilla de manera muy incómoda, se notaba la tensión en el ambiente, que ninguno de los dos deseaba tener que... "socializar". Pasaron varios segundos de silencio incómodo, mirándose fíjamente los dos, sin decir nada.

— Vaya, deduzco que eres callado —decide decir la mayor tras tanto rato.

— Oh, enorme descubrimiento, eh —contestó con sarcasmo, cosa que la sacó de onda.

— Recién te vengo conociendo, tiene sentido.

— No tanto si es lo primero que notan cuando tratan de hablar con alguien tan listo como yo.

Joder, qué cretino —pensó, frunciendo el ceño. No quería armar un escándalo, se tragó su orgullo y declaró con una sonrisa cínica— Que gran gusto da conocerte —extendió la mano para que la estrecharan.

— No, más gusto tengo yo —y siguió con el sarcasmo. 

Estrecharon las manos.

Don't Say You're Lazy (TOTAL DRAMA, Nemma)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora