Capítulo XIX

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El tiempo ya se había reducido casi por completo; habían aumentado las nubes a nuestro ámbito inerte gracias al silencio que se formó. Los autos que recorrían la ciudad eran en gran cantidad, mientras que la presencia de las personas era menos notable. La escasa habla entre nosotros había hecho que te dieras cuanta del hasta más diminuto detalle.

— Faltan... Faltan otros treinta minutos.

Ese era Ten-Shin-Han tal cómo me lo explicó Bulma, un aliado igual de antiguo que ella y los demás. Según el, esa era la duración de lo que restaba de tiempo. Todos lucían de manera un poco más apacible que hace unos instantes, ya que el pequeño Trunks no paraba de reír por los continuos visajes que Gohan expresaba.

<< Cuánta vergüenza ajena. >>

— Alguien se acerca —Dictó Piccoro, al borde del precipicio, alarmando no solo a mí, sino a todos los presentes— Pero no es una presencia maligna.

— Krilin, ¿Tú crees que sea Vegeta? –Pregunta el enano—.

— Él es, una presencia maligna.

A lo lejos del fondo celeste, se visualizó la velocidad de una nave que conducía hacia nuestro punto de encuentro. Cuando llegó hasta cierta distancia pude interpretar el "nombre" que poseía aquella cosa voladora. Y fue allí cuando aun flotando sobre nosotros fue descendiendo en uno de los sitios vacíos para no lastimar a alguien.

<< Cap-Capsula. >>

— ¡¡Yajirobe!! –Gritó con emoción la voz del Sr. Goku, cuando en segundos del vehículo saltó un hombrecillo de largo cabello y gran cuerpo—.

— Qué bueno que llegué a tiempo. –Dijo aquella persona un poco malhumorada.

— ¡Qué bien amigo! ¿Tú también viniste a pelear? –Le pregunta con mucha emoción el hombre del Gi anaranjado—.

Este le miró de manera asesina de inmediato provocando que el rostro del Sr. Goku se volviera algo sorprendido. — Toma, te las envía el maestro Karin, son las semillas del ermitaño.

— ¡Ah, muchas gracias, el maestro Karin es muy listo!

Según y guiándome de todos los relatos y hechos que me he vuelto conocedora, son un tipo de semillas mágicas; ahora noto que todo es fantástico aquí, que son capaces de regenerarte después de una batalla muy ardua. Debo admitir que el que este desconocido Yajirobe las haya mencionado, me dio una fuerte conmoción, de verdad no me tragué esa historia solo porque Son Gohan era quién me informó... Qué embarazoso.

<< Con que eran reales... >>

Salí de mis desconcertados pensamientos rápidamente, el regordete amigo del Sr. Goku ya había colocado su gran cuerpo al interior de su vehículo.

— Yajirobe, tú también vas a pelear, ¿Verdad?

— Para empezar yo no estoy tan loco como ustedes, no quiero morir tan joven –Directo al espíritu luchador de todos— A parte no tengo tiempo para tonterías.

Encendió su nave y con los propulsores al aire, la celeridad lo sacó de enfrente.

<< Qué cascarrabias. >>

— ¿No creen que todo esto es muy extraño? –Todo el mundo volteó al habla de Ten Shin Han— Ya son más de las diez de la mañana y no sentimos la presencia de nuestro enemigo.

— Sí... tienes toda la razón— Dije entre dientes, aún tenía mucha vergüenza dirigirle la palabra tan directamente.

Todos, dudosos por completo a lo que nos esperaba a continuación, se guardaron sus comentarios, como si en verdad el desconocer del futuro les haya arrebatado el habla.

La Inocencia del CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora