La tarde sigue su curso como algo deliciosamente planeado. Harry permanece algo nervioso y Louis se da cuenta como si pudiera leerle la mente y creyendo que se debe a todo lo pasado los últimos días intenta tranquilizarlo con palabras de amor y deseo.
L: Quiero encontrarte siempre aquí, cada vez que lo necesite-Lu es posesivo con lo que considera suyo y quiere que el más joven lo sepa- eres mío y no pienso dejar que nada ni nadie vuelva a alejarnos- Le ha costado reconocerse en esta relación de hombre a hombre, pero ahora sabe que no podría vivir sin él.
H: Tuyo…-Louis observa su cara con curiosidad. Le gustaría acribillarlo a preguntas, pero tiene que conformarse con aquellos ojos verdes que parecen extenuados.
A Harry la incertidumbre de la amenaza le acelera el pulso, no sabe qué será de ellos. Se siente como aquella primera noche de hotel, en sus comienzos, con aquella ventana que daba a un patio interior, grande y lóbrego, que tenía algo de vertedero industrial. El recuerdo de asomarse paralizado por el vértigo vuelve a apoderarse de él.
Organizan una fogata de campamento para la noche y hablan durante horas de todo lo que les ha pasado hasta el momento. De su relación fraternal, de qué deben hacer para seguir juntos y unidos como el primer día, de cómo afrontaran el nuevo secreto sin ser demasiado obvios.
A media noche se van a sus cuartos, Harry acompaña a Louis al suyo, la necesidad de estar juntos se hace insufrible.
La brisa de la noche los acaricia, sintiendo la calma.