[Terminada y editada]
~Temporada 1 de "Adolescente Encubierta"~
En su primera misión, enamorarse no está en los planes. Bridget cae en cuenta de que siente algo por un compañero del instituto cuando se infiltra para averiguar el paradero de la hij...
Capítulo editado. Si notas algún error es pura coincidencia :)
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Misión dieciocho:
Tragué saliva y agarré la taza de café que un despeinado Matthew me había preparado.
—Gracias —susurré.
Me acomodé en el sofá para que él se siente a mi lado y al hacerlo me acomodé en su pecho. Tenía los ojos irritados y estoy segura el vestido levantado.
Pero nada me importaba ahora, no tenía la mente en condición de hacerlo.
—La policía devolvió la llamada —comentó Paige, sentándose en la mesa de café, con el teléfono de la cabaña en mano.
—¿Qué dijeron? —preguntó Brad, inclinándose hacia adelante.
—No había ningún cuerpo —respondió la pelirroja.
Bebí el café y quemé mi lengua. Estaba segura, no había tomado lo suficiente como para imaginar cosas. De hecho, únicamente había tomado el vasito con Paige.
—Se lo que vi —insistí, al borde de llorar otra vez.
Paige hizo una mueca y volví a beber café, escondiéndome detrás de la taza.
—Estoy segura de que hay un error —hablé, en una voz medianamente baja.
Pensaba en la reacción de Claire al ver a su espía favorita exánime, en el suelo. Tal vez ella era quien se había llevado el cuerpo. ¿Qué pasaba si ella había hecho más que solo retirar el cadáver?
No, era imposible. Claire era nuestra jefa, nuestra amiga. Nos amaba a Taylor y a mí como lo hacía con sus propias hijas.
Matthew frotó mis hombros y le dirigí una sonrisa. Suspiré y me puse de pie.
—Iré a dormir —dejé la taza de café en la mesa de centro y me frené al escuchar a Whitney hablarle al resto:
—Volveremos a casa mañana.
—Estoy de acuerdo —respondió Paige—. Cass necesita estar con sus padres ahora.
Sonreí. En serio quería a todo este grupo... Y estoy segura de que ellos me querían a mí.
Solo esperaba que, cuando todo esto termine, nadie terminara tan herido como sabía que yo estaré.
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—¿Cómo estás? —me preguntó Brad, por doceava vez en la mañana.
—Bien.
Había respondido exactamente lo mismo cada vez, aún sin sentirme así. Pero creía que, si lo seguía diciendo, en algún momento se volvería realidad y estaría bien.
