Objetivo 30: el final

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Capítulo editado. Si notas algún error es pura coincidencia :)

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Misión número treinta:

           

Aprisionamos a Jannis junto a la ventana del salón de biología. Yo estaba de pie junto a Hope, Caleb había venido con nosotras hasta aquí y luego salido corriendo hacia el pasillo para avisar que habíamos encontrado a la última conspiradora. 

     —Dinos dónde tienes a Stacey —exigió Hope. 

     La miré de reojo, sosteniendo mi pistola en alto. 

     Mary entró a la habitación, seguida de Caleb y algunos hombres de seguridad. Le sonreí al rubio cuando él lo hizo. Volví la vista al frente y crucé miradas con Jannis. 

     —Me temo que eso no puedo decírselos —dijo, mofándose de nosotros.

     Mary dio la orden con un dedo y esposaron a la prima de Gloria.

     —Preferirás haberlo hecho —esta vez quien se burló fue mi jefa. 

     Miré a Jannis cuando se la llevaron y la vi lanzarme un beso antes de salir del salón.

     —Escuché que volviste —me sonrió Caleb, acercándose a mí.

     —Sí —asentí con la cabeza, poniéndole el seguro a mi pistola—. Pero ahora no estoy muy segura de querer hacerlo... —murmuré y él me sonrió.

     —No renunciarás otra vez, ¿o si? —preguntó con la vista centrada en su celular.

     Tragué saliva y negué con la cabeza.

     —No, claro que no —afirmé.

     —Estás hermosa —me aduló y le sonreí.

     Me sonrió y me hizo un ademán para que caminemos fuera del salón. Lo seguí hasta la habitación en donde transcurría el baile de la nieve antes de que la CIA intervenga.

     Me acerqué a donde estaban Paige, Max, Brad, Whitney y Matthew.

     —¿Qué pasó? —preguntó Brad, abriendo los ojos exageradamente.

     —Una maestra de aquí tiene a Stacey, supongo que alguno de los culpables que la agencia tiene bajo supervisión la delató —respondí enfundando el arma en la pistolera que Caleb me había dado hace rato.

     —Wow, ¿quién? —preguntó Paige asombrada.

     —Jannis Janguer —respondí. Dirigí la mirada a Matthew y lo agarré mirándome extrañado—. ¿Podemos hablar? —le pregunté.

     —Sí —contestó.

     Caminamos fuera del área permitida para los estudiantes y llegamos al pequeño escenario donde la banda que Buckley había contratado estaba tocando hace un momento.

     —Matthew —lo llamé, tomando su mano—; hoy en la tarde, cuando creí que no me perdonarías jamás, le pedí a mi jefa mi empleo de vuelta —murmuré.

     Lo vi perder el brillo en los ojos y la sonrisa en sus labios. Me miró algo decepcionado y dolido. Me arrepentí terriblemente lo que había hecho, pero Caleb tenía razón, ya había renunciado una vez, ¿en serio lo volvería a hacer? 

     —¿Qué significa eso? —preguntó arreglando un mechón de mi cabello.

     Miré hacia abajo y volví a subir la mirada a sus ojos cuando respondí:

     —Regreso a la CIA mañana en la mañana —murmuré.

     Se separó de mí en un limpio y rápido movimiento, cortando cada contacto y haciéndome sufrir cada palabra que había dicho.

     Matthew se mantuvo en silencio y levanté mi mano para acariciar su mejilla. Él se aferró a ella con la suya.

     —Fuiste mi primer amor —le susurré cuando juntó nuestras frentes. Retuve las lágrimas en mis ojos—; nunca te olvidaré.

     Me abrazó, como si tratara de juntar nuestros cuerpos para hacer uno solo y me costó separarme para besarle. 

     Besar sus labios y escapar un minuto de la realidad: de las personas de la CIA y de los estudiantes chismosos que intentaban colarse al área restringida. 

     Algunas lágrimas se escaparon y rodaron en mis mejillas para colarse entre mis labios y los suyos.

     Me separé y lo miré a los ojos.

     —Te amo —susurró.

     Me abracé a mi misma y cerré los ojos. Le di la espalda y caminé lejos, yendo hacia donde se encontraban Mary y Caleb. 

     —¿Estás bien? —me preguntó Mary. Negué con la cabeza y ella me abrazó.

     Envolví mis brazos en su cintura y dejé salir toda la angustia que tenía atrapada en mí.

     Me enderecé luego de unos segundos y asentí con la cabeza. Había sido mi decisión regresar y tenía que hacerme cargo de mis acciones.

     —Vamos —le murmuré a ella y a Caleb.

     Ambos asintieron y los seguí sin mirar atrás, sin mirar a quienes habían sido la mejor experiencia de mi vida.

     —Señora, hay un herido —le informó un hombre de seguridad a Mary, quien lo miró con preocupación y corrió hacia donde él le señaló.

     La seguí a paso rápido y me arrodillé junto a ella; sosteniendo la cabeza de Hope, quien se hallaba en el suelo.

     —¿Quién le disparó? —le pregunté a otro chico que ayudaba a un médico a detener el sangrado de su pecho.

     —Jannis —respondió—, la agente McGregor la estaba escoltando a la camioneta y enloqueció: le quitó el arma y le disparó. 

     —Pudimos controlarla, pero la herida es grave —habló el doctor de la agencia.

     —¿Se pondrá bien? —preguntó Caleb, preocupado.

     El médico frunció los labios y negó con la cabeza. Dirigí la mirada a Claire y la vi mirándome fijamente. Cerré los ojos y escuché al doctor tomar la hora final de Hope.

 Cerré los ojos y escuché al doctor tomar la hora final de Hope

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Bridget Craine®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora