Misión 21

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Capítulo editado. Si notas algún error es pura coincidencia :)

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Misión número veintiuno:


—Aseguraste que este lugar era seguro —le reprochó Claire, totalmente enojada a un hombre de traje sentado a su derecha. 

     ¿De dónde conocía al hombre? Busqué en mi memoria algo que haya leído en el Diccionario y no lo reconocí.

     —¿Taylor? —pregunté, aún seguía algo sorprendida de verla, verla viva. 

     —Quédate sentada, jovencita —le ordenó Claire, quien hizo lo opuesto a lo que dijo.

     Se acercó a la puerta lentamente, casi disfrutando de la tensión que había en la sala. Mi respiración se aceleró cuando la mujer en la que había confiado toda mi vida y había ayudado a entrenarme para ser espía me sonrió de una forma macabra, sentí que me caería. 

     —Veo que enviaron al niño pretencioso a buscarme —murmuró refiriéndose a Caleb. 

     El rubio apretó la mandíbula y le apuntó firmemente a la cabeza de Claire. 

     —Sabes que no puedes matarme —sonrió—. Soy la única que sabe donde está Stacey Inslee. 

     Miré detrás de ella y vi a Taylor haciéndome señas casi imperceptibles; señalándose a ella misma y luego a su cabeza. 

     Sabía. Taylor sabía. 

     Suspiré profundamente y deseé que Caleb la haya visto también. 

     Miré a Claire a los ojos, desafiándola. 

     —Ya hemos llamado a la CIA por refuerzos —mentí. Es lo que en realidad deberíamos haber hecho al verlos—. No tienes hacia donde escapar. 

     Caleb me miró arrugando las cejas y yo mordí mi labio. Claire me examinó con la mirada.

     —Sé que no lo hicieron —trató de afirmar. Pero su voz flaqueaba. 

     Tragué saliva y no pude contenerme:

     —¿Por qué lo hiciste? Confié en ti toda mi vida. Y tú —miré a Taylor, algo triste y dolida por haber fingido su muerte, ¡ni siquiera sabía cómo rayos lo había hecho!—, ¿por qué lo hiciste? 

     Contuve las lágrimas y un sollozo. Reafirmé el agarre de la pistola y miré la habitación esquivando a ambas mujeres. 

     Volví a fijarme en las sillas junto a la mesa, Taylor ocupaba un lugar a un lado de la cabecera donde Claire estaba sentada, pero había dos sillas vacías que por alguna razón sabía que debían estar llenas en ese momento. 

     —No están solas —le susurré a Caleb. Claire estaba lo suficientemente lejos para no oírme. 

     —¿Qué? —me pregunta mirando la habitación.

     —Están esperando a alguien —señalé con la cabeza ambas sillas vacías. 

     El rubio las inspeccionó con la mirada y asintió con la cabeza. Retrocedí unos pasos y asomé la cabeza por el pasillo, encontrándome a dos hombres corriendo en dirección contraria, comenzando a subir las escaleras. 

     —Y esas personas están ahí afuera —le dije, esta vez sin susurrar—. ¿Qué hacemos? —pregunté alarmada.

     —Nos encargaremos de ellos luego —aseguró—. Haremos que estas dos hablen para encontrarlos.

Bridget Craine®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora