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Tsukishima estaba convencido que algo raro había sucedido, Yamaguchi ni el sacerdote habían regresado, era imposible que el pecoso hubiera abandonado a su familia para tener un romance secreto con un sacerdote...estaba seguro sobre eso...pero entonces ¿Dónde podría estar?

No quería entrar en pánico, pero luego de cuatro días sin ver a su amado pecoso...estaba seguro que armaría un escándalo solo para encontrarlo.

-¿Y si se escapo?-sugirió Nishinoya

-No hay forma que un protegido atraviese por si solo la barrera-afirmó Suga-...pero es muy raro que nadie sepa donde esta Yamaguchi

-Ni siquiera puedo verlo usando mi clarividencia...estoy pensado que paso algo muy grave...-Tsukishima chasqueo la lengua molesto-... ¿Dónde demonios esta el gran sacerdote?

-Tengo noticias-Hitoka entró al salón donde estaban los dioses reunidos-...al parecer, en el templo del oeste esta el gran sacerdote, está realizando una ceremonia de purificación...los dioses del templo ya tienes a sus protegidos

-¿No sabes si estaba acompañado?-preguntó nervioso el rubio

-Al parecer fue solo...él fue el último en ver a Yamaguchi, solo hay que esperar a que llegue ¿No?-Hinata intentaba calmar las cosas

-Iré al templo del oeste...no puedo esperar aquí-Tsukishima se levantó

-Tomará mucha magia y tiempo llegar hasta allí...es el que más lejos queda-Tanaka extendió un mapa sobre la mesa-...a menos que tomes rutas donde no puedas usar magia...te acompañare, soy el que mas conoce esas rutas, además si somos dos el gasto de magia será reducido

-Está bien...partiremos esta tarde, Tanaka-san...iré a preparar a Orion

-¡No puedes llevarte a Orion!-Suga se precipitó-...no debes exponerlo, ve tranquilo, nosotros nos haremos cargo de cuidarlo

-Lamento las molestias...-se disculpó el rubio

-Tsukishima...-Nishinoya le tomó el hombro-...encontraremos a Yamaguchi, no te deprimas tan fácil...de seguro te debe estar esperando

Pese a las palabras de aliento del dios de la valentía, no podía estar seguro de lo que estaba pasando, Tsukishima tenía miedo...miedo de que algo malo le hubiera pasado al pecoso, miedo de no poder verle nunca más...

Aun era medio día, el rubio intentaba concentrarse en su trabajo, pero definitivamente no podía, su mente estaba llena de Yamaguchi... ¿Se encontrara bien? ¿Está en peligro? ¿Se fue por su voluntad?...sabía que el único que podía responder aquellas preguntas era el gran sacerdote, pero quería respuestas ahora...no podía desaparecer la persona que más amaba así como si nada.

Como tomarían caminos normales por el bosque, decidió llevar un bolso con posibles cosas que pudieran necesitar, no sería mucho...pero era mejor prevenir que lamentar. El pequeño Orion lo ayudaba pasándole las cosas...el podría caber perfectamente en el bolso, Tsukishima no quería dejarlo, primero desapreció Yamaguchi y ahora su padre se iría por algunos días...dejar a su hijo estaba retorciendo su corazón.

-Estaré bien-sonrió el pequeño-...así que no pongas esa cara papá

-¿Qué cara?...-el rubio desvió la mirada al darse cuenta que se había quedado mirando al pequeño-...los demás dioses dijeron que era mejor que te quedaras

-Si...no tengo poderes así que no podre ayudar a papá...pero me quedare aquí y seré bueno-se abalanzó sobre su padre-...solo...solo...trae a papi de vuelta

-Lo haré...-acurrucó al pequeño entre sus cálidos brazos-...no le des problemas a los demás dioses

Orion despedía a su padre desde el borde de la barrera, deseaba con todo su corazón que nada malo le sucediera durante su viaje...pero no tenia que preocuparse, sabía que su padre era un dios fuerte y traería sin importar nada, de regreso a Yamaguchi.

Mi querido Dios 2: Lazos rotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora