Introducción

4.5K 195 3
                                    

Primero que nada, me disculpo una vez más por la demora en "BLIP". Espero pronto poder actualizar.

Segundo, he venido a dejarles esta historia que escribí y publiqué en FANFICTION hace un tiempo. La misma YA ESTÁ TERMINADA (con epílogo e incluso un outtake) así que no va a haber demora en su publicación y será un capítulo semanal. Sólo he modificado algunas cosas...

Espero les guste.

.

.

Introducción

.

.

Título original en Fanfiction: You Shouldn't Play With Fire ~

No debes jugar con fuego...

Poco sabe ella,
que soy un lobo con piel de cordero,
porque al final de la noche

es a ella a quien estaré abrazando.

Yo también te quiero,
eso es lo que tú dirás.
Me dirás,
nene, nene, por favor no te vayas,
pero cuando juego, nunca me quedo.

Bruno Mars - Runaway Baby

-~-

No todo es lo que parece y la vida cotidiana se encarga de hacernos ver eso. Los humanos solemos juzgar a las personas por lo que somos capaces de captar a simple vista, por lo que aparentan y siempre, pero siempre, nos damos cuenta cuan equivocados estamos en cuanto las conocemos. Alguien que se ve débil puede tranquilamente tener un gran y oscuro secreto detrás, puede tener una fiera encerrada en el fondo, detrás de aquella tan bien elaborada fachada de ángel. Así como aquellos que parecen fuertes, imperturbables, indestructibles pueden ser como cristales, que al primer golpe, se quiebran. O tal vez no. Sólo hay una forma de descubrirlo, sí esa persona nos deja...

-~-

El prestigiado profesor Anderson había recibido una llamada de la famosa universidad, días atrás, donde el rector casi rogaba porque aceptara el puesto que había quedado vacío luego del fallecimiento del viejo profesor Marcus a mitad del último semestre.

Accedió por solo por el hecho de abandonar su ciudad actual y alejarse de su molesta ex esposa y cualquier persona que conociera lo sucedido que lo mirara con lástima y compasión. Había confiado ciegamente Emma, la única mujer que creyó amar, pero esa confianza se fue a la mierda luego de que, al volver por unos cuantos papeles que había olvidado, la encontró con nada más que su mejor amigo, en su cama.

"No es lo que parece, cariño."
Intentó persuadirlo, como si la situación no fuese obvia, ella con voz suave. No se molestó en golpear a su amigo, no gastó saliva insultándola a ella. Solo se fue.
La demanda de divorcio fue recibida por la-ahora- ex Señora Anderson al día siguiente. Soportó los silenciosos "te lo dije" y miradas compasivas de su familia y conocidos, quienes, desde que él se la presentó, a pesar de que se esforzaron por hacerla encajar, en un momento ya habían dejado de preocuparse si la aversión hacia la rubia se notaba.

Le habían advertido sutilmente que tuviese cuidado en más de una ocasión que las apariencias pueden engañar. Pero Will, ciegamente enamorado, no los oyó o no quiso hacerlo. Emma era un ángel ante sus ojos. O eso pensó.

Aquel llamado era su vía de escape de los molestos, "lo siento, Willie. Te amo, no fue mi intención herirte" que recibía con recurrencia.

Por un tiempo, luego de aquel día, se había vuelto un ser ermitaño, no soportaba la presencia de nadie a su alrededor, lo único que quería hacer era beber... beber encerrado en su casa sin que nadie lo molestase, hasta que decidió dejar de auto compadecerse disfrutar de su nueva vida de soltero.

Miles de propuestas indecorosas le llegaban a diario pero el prestigioso profesor preferiría encuentros casuales con mujeres seleccionadas por él. No salía con mujeres jóvenes, no follaba con sus alumnas a pesar de que más de una lo había atraído, no creía en las relaciones a largo plazo, no, después de lo que le sucedió ya no estaba en sus planes volver a tener algo más allá de encuentros furtivos con mujeres que deseaban lo mismo que él. Un buen polvo y luego cada uno volvía a su vida. Nada de intercambiar números telefónicos, direcciones e incluso algunas veces, ni siquiera se molestaba en preguntar o decir decir su propio nombre.
Generalmente su instinto para encontrar mujeres que quisieran lo mismo que el era bueno, salvo algunas excepciones en las que algunas parecían no entender el juego. Él rápidamente se encargaba de dejar en claro cómo eran las cosas y de destruir cualquier tipo de expectativa.

No tenía muchos requisitos a la hora de elegir una mujer más allá de tu atracción y que solo deseara algo de una noche, claro, eso era antes...

Ahora, se sentía frustrado, ninguna mujer cumplía sus expectativas desde su primer día como profesor en la Universidad de Columbia, Nueva York.

Sabía cuál era el problema.

Sabía que no tenía que haberla mirado más de la cuenta e inconscientemente alentar a que continuara, porque pudo haberla frenado a la primera y no lo hizo.

Sí, intentó ignorarla junto a sus insistentes intentos de seducción, sacársela de la cabeza con otras mujeres pero no hubo resultado alguno. Aunque debía admitir que, secretamente, el disfrutaba de los jueguitos que a diario iniciaba Katherine y por eso no hacía nada para detenerla. El profesor daría todo por meterse entre las piernas de la morena pero no lo haría. Prefería volver a casa y tener una cita con su mano pensando en ella en la ducha que arriesgarse a perder su trabajo...

Había preguntado, de forma discreta, a sus nuevos colegas por ella y estos no hacían más que halagar su intelecto y personalidad. Decían que era una chica responsable, tímida, que no salía mucho.
William se preguntaba si en realidad hablaban de la misma persona. La Katherine que se presentaba ante él, aquella joven mujer era todo menos tímida. Todo lo contrario, se mostraba coqueta, atrevida y dispuesta a todo. La forma en que lo miraba, con tanto deseo, como se retorcía en su asiento cada vez que los azules ojos de él la miraban directamente. No dejó pasar por alto que ella había dejado su habitual asiento en el fondo para sentarse al frente, directamente delante él. Y que, si bien no era vulgar, su vestuario se volvía cada vez mas provocativo y sugestivo.

Y si para ponerle fin a su problema debía mandar a volar sus escrúpulos y darle a la morena una lección, lo haría. Estaba cansando, harto de resistirse.
Se había obsesionado con ella, y hasta no tenerla no pararía de pensar en ella.

Le iba a demostrar cuan equivocada estuvo al tentarlo en la forma que lo hizo y ella, debería asumir las consecuencias de sus actos.

Así le costara su empleo.

-~-

No Debes Jugar Con Fuego (You Shouldn't Play With Fire)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora