—Katherine, te amo y sé con total certeza que ya no habrá nadie más para mí, ¿te casarías conmigo?
—Sí, — respondió en un tembloroso susurro.
Ella no supo de dónde sacó la capacidad para responder, ya que las palabras del castaño y la felicidad que sentía, parecían haber anulado su cerebro. Nunca habría pensado que el nerviosismo y la forma rara de actuar de Will se debían a que iba a pedirle matrimonio, jamás. Creía que, luego del matrimonio fallido que había tenido ya no desearía volver a unirse legalmente a alguien. Si fuera así ella lo entendería sin reprochar, se conformaba con que la amara y se quedara a su lado para ver crecer a su hijo, no necesitaba un papel para poder ser feliz junto a él. Eso no cambiaría en absoluto los sentimientos de ambos.
Él, por su parte, sintió un enorme alivio ante la aceptación de la joven.
Con decisión y sin vacilar, sacó el anillo de su caja y se lo colocó a su ahora prometida. Era incapaz de borrar la enorme sonrisa que se extendía en su rostro.
—Te amo, — dijo antes de ponerse de pie, besando el dedo donde ahora descansaba el anillo que su madre le había dejado para cuando encontrara a la mujer ideal. A diferencia del resto de su familia –y el mismo– Elizabeth sí creía que su hijo mayor iba a encontrar el amor verdadero alguna vez.
—T-Te… amo también, — correspondió mirándolo a los ojos, aún en estado de shock. — Me has dejado completamente sorprendida. — Confesó.
El catedrático soltó una carcajada antes de unir su boca con la de la joven en un beso cargado de amor y devoción…
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Tres semanas después…Observaba su reflejo incrédula. Mery, una buena amiga de Jeanine, había hecho magia en ella. Su cabello, un poco más largo de lo que acostumbraba a llevar, caía alrededor de su rostro en suaves risos. Su maquillaje era simple y escaso, tal como ella le había pedido. Sus ojos brillaban de alegría y una sonrisa radiante parecía no querer abandonar su rostro. No sentía nervios, al menos por el momento, solo estaba ansiosa. Quería que los pocos minutos que faltaban para que la ceremonia comenzara se pasaran volando y poder ver a William. Ambas familias se habían complotado en contra de los futuros esposos y se encargaron de mantenerlos apartados la mayor parte del día y noche anterior hasta que el gran momento de ambos llegara.
— ¡Cariño, te ves preciosa! — exclamó su madre con voz quebrada ingresando al cuarto.
Katie se giró, encarando a su progenitora y su sonrisa se ensanchó.
—Gracias, — susurró sintiendo sus mejillas colorearse.
—Estoy tan feliz de que hayas encontrado a Will, — comentó tomando las manos de su hija entre las suyas. — ¿Sabes? Tuve algunas dudas en un principio pero luego de ver cómo son el uno con el otro, la forma en que te observa, como se comporta a tu lado… él parece ser un gran hombre y te ama realmente.
—Lo sé, mamá. — Confirmó. — Él es maravilloso.
Sussan sonrió.
—Ya casi es la hora y tal vez debería darte algunos concejos sobre el matrimonio pero realmente no hay mucho que decir. Sólo nunca dejen de comunicarse sobre cómo se sienten, sean sinceros y estarán bien. — La morena asintió. — Me siento tan orgullosa de ti, Kate. Aquí estás, esperando un hijo, a punto de casarte… ¿¡En qué momento has crecido tanto!? — expresó atrapando a su hija en un fuerte abrazo maternal. —Te quiero tanto, cariño. — susurró en su oído.
—Mamá… — se quejó intentando contener las lágrimas. —Te quiero también, — correspondió reprimiendo un sollozo.
—Oh, Kate. No llores, vas a arruinar tu maquillaje y Jeanine va a matarme.
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No Debes Jugar Con Fuego (You Shouldn't Play With Fire)
Storie d'amore[COMPLETA] Tras semanas de soportar los intentos de seducción por parte de su alumna (22) , el profesor Anderson (38) decide darle una lección. Mandando a volar todos sus escrúpulos, va a demostrarle que tan peligroso es jugar con fuego. Tiempo de...