Capítulo 20

1.8K 210 19
                                    

James miró a Dakota una vez más antes de tomar el camino de vuelta a casa Lincoln, ella lo despidió con la mano apenas un momento antes de salir corriendo con la niña pequeña pegada a sus tobillos, él se apresuró también, quería saber cómo había ido la venganza contra Amelia de aquella tarde pero, más importante, era leer la carta de ese día, la escondió bien dentro de su bota y corrió a prisa, cuando entró tuvo la mala fortuna de encontrarse con Elena y Erika charlando cerca de la entrada, las saludó con una reverencia disimulando un poco su ansia.

-¡Jamie querido! –Erika ignoró a su hermana para saludarlo abiertamente con un beso en la mejilla- Nos preguntábamos dónde estarías, pero le aseguré a mi hermana que deambularías en el bosque como es tu costumbre.

-Es una buena época para cazar ardillas –asintió levemente- salen a hacer sus reservas para el invierno.

-Hablando de invierno, Taylor llegó con unas plantas para ti, lleva mucho rato buscándote –agregó Elena con voz fría- asegúrate de no volver a desaparecer así.

-Disculpe mi señora, me aseguraré de que sepan mi paradero si vuelvo a salir al bosque.

-Más te vale, ahora anda a limpiarte –Elena lo despidió con un gesto de su mano- La cena estará pronto.

-Gracias mi señora.

-Espera Jamie querido, tengo una pregunta para ti –Erika le dio alcance cerca de las escaleras- ¿Tienes información acerca de Luke? Desde que se fue de aquí no ha vuelto y no lo he visto por el pueblo.

-Me dijo antes de irse que había encontrado un lugar para alojarse y donde tendría empleo –mintió para no arriesgar a su amigo- cuando sepa algo más se los haré saber.

Haciendo una última inclinación salió a toda prisa a su habitación, el pasillo estaba desierto y su puerta cerrada, se apresuró a entrar y vio que su baño estaba listo y humeante, seguramente Amelia había querido evitar a todos y lo había preparado con más prisa de la acostumbrada, pero ahora eso era lo último que le importada, se sentó en la única silla de su habitación y tras sacar con cuidado su preciosa carta de su bota la abrió con delicadeza esperando encontrar algunas gotas del perfume de Dakota, con sorpresa notó que así era, un delicado olor a agua de rosas llegó a su nariz cuando la acercó a su rostro, ella usaba una letra grande y clara para que el pudiera entenderla con facilidad, y aun así si él no hubiese sabido leer había buscado la forma de aprender con rapidez, se recostó contra el respaldo y sonrió.

James,

Ojalá en este momento estuviera a tu lado, especialmente entre tus brazos, pero lamentablemente estoy sentada junto a mi ventana mirando la lluvia caer mientras veo el camino que tomas del otro lado del río para volver a tu morada, la pequeña Nia me ha dicho hace pocas horas que me enseñará a tirar con arco para poder hacerte llegar las cartas cuando ella esté ocupada con sus deberes, es una niña con mucho potencial y tan solo tiene cinco años, también he descubierto que el hombre que se hace llamar su padre no la tolera mucho y si lo que me dices es cierto le vendría bien conocer algún día a tu amigo Víctor, le haría bien que sepa cuantas personas la aprecian tanto, a esto puedo agregarle que, cada que la veo sonreírme mientras me abraza las rodillas no puedo dejar de imaginar si llevaré ya en mi vientre alguna pequeña vida que algún día haga lo mismo.

Respondiendo tus preguntas de tu carta pasada te confieso que sí tengo hermanos, dos, hijos del padrastro que te mencioné, pero ninguno de ellos se interesaba mucho en mí, para mi suerte siempre tuve a mi lado a mi querida Eloise que se volvió indispensable en mi vida. He de confesar que su belleza lograba intimidarme algunas veces, desde joven todo el mundo sabía que sería una mujer que atraería a los hombres pero a ella le daba igual mientras que yo lo envidiaba, soy una mujer muy corriente a su lado, además mi madre siempre se encargó de recordármelo; me preguntaste también cómo me he adaptado a Londres y lo llevo muy bien, el clima es muy diferente, el aire también y hasta el agua tiene un sabor distinto, pero me gusta saber que puedo ser una persona nueva aquí, me gusta que nadie sea de mi pasado y solo me juzguen por lo que saben de mí, y me gusta como hablan las personas por aquí... tu voz, es la que más disfruto al momento, me gustaría escucharla pronto de nuevo, pero como te habrás enterado los preparativos de la fiesta de mi presentación me tendrán centrada en ello, le he dicho a mi tía que programe mi próximo encuentro contigo apenas pase, me gusta la forma en que los escalofríos recorren mi cuerpo cuando sé que vendrás a mí.

Esclavo | Jamie y DakotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora