Capítulo 18

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-¡Dakota me lo prometiste!

-Eloise, no voy a hacerlo –dijo con las manos aún sobre el rostro.

-Soy tu dama de compañía, por favor, debo saber esas cosas –resopló saltando de nuevo en la cama- Tu tía va a traer una tutora que me dirá cómo debo comportarme contigo ahora que eres una Lady, mira todo lo que hago por ti y solo te pido que me cuentes una sola cosa pequeña e insignificante.

-No te voy a contar cómo perdí la virtud y ya está, te aseguro que se siente lo mismo que cuando tú vas a tomar tus clases sobre los equinos y regresas de las cuadras cubierta de heno.

Para su sorpresa, Eloise soltó unas risitas y se metió bajo las cobijas de la cama, una suave lluvia golpeaba la ventana y la habitación estaba calientita por la chimenea encendida aunque había un olor extraño a tela quemada pues habían arrojado las sábanas que delataban lo que allí había ocurrido días atrás.

-No pasa nada en las cuadras, al menos nada indecente –Elo sacó la cabeza y se recostó en las almohadas- Luke es un caballero, además le encanta escucharme hablar de América y mi vida allí, él no habla mucho de su pasado, supongo que no tendrá buenos recuerdos.

-Nosotras tampoco, pero nos tuvimos la una a la otra –Dakota se acomodó también en la cama y miró a su amiga- en cambio James...

-¡Ohhhhhhhh! Que nombre más inglés –Elo soltó más risitas- Vamos, cuéntame de él entonces ¿cómo es?

Dakota cerró sus ojos para evocar su imagen y suspiró.

-Es apuesto, es dulce, es tierno, tiene el cabello castaño, muy suave, se le riza en las puntas... y sus ojos –se colocó de lado para mirar a su amiga- Sus ojos tienen el color del océano cuando el cielo está gris, son del color de una tormenta.

-Suena misterioso.

-Lo es.

A pesar de la carta que le había enviado, James seguía siendo un misterio para ella, quería saberlo todo de él, como cuál era su desayuno favorito, si prefería manzanas o peras, si le gustaba darse duchas largas, si preferiría el amanecer o el anochecer, codiciaba cada poco de información que tenía de él, estaba segura de que no solo había encontrado al hombre indicado para concebir un heredero, sino que era el indicado para compartir su vida.



-L-lo siento –Leila se puso de pie de un salto y comenzó a retroceder con torpeza- Es solo que t-te vi salir, y está oscureciendo, m-me preocupé.

James soltó el aire despacio y se guardó la carta entre las ropas mientras se calmaba y veía a la pobre Leila temblando contra el tronco de un árbol, se acercó a ella despacio y le tomó una mano pálida y temblorosa.

-Escucha Leila, está bien, agradezco que te preocupes por mí pero no tenías que seguirme.

Los ojos de la chica estaban llenos de lágrimas contenidas y temblaba son control, tiró de ella para pasarle un brazo por los hombros y emprendieron camino de vuelta a La Casa Lincoln.

-Leila, lo que acabas de ver es... es algo muy personal, y está prohibido –miró a la chica que estaba más calmada- Si Elena se entera sabes bien que las consecuencias para mí serían terribles ¿verdad?

Ella solo sintió con la mirada baja.

-Confío mucho en ti, me has ayudado mucho –la acercó más a él- somos amigos, y, como amigos, te pido que me ayudes a guardar el secreto.

Leila se detuvo y lo miró con los ojos a punto de salirse.

-Jamie, pero si Elena se entera de que te encubrí...

Esclavo | Jamie y DakotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora