Prologo

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Cerré el portal de casa y al darme la vuelta la ví. Allí estaba, esperándome sentada en su Dacia azul, con las gafas de sol puestas y una cara que habría espantado al primer valiente que se hubiera acercado hasta ella.

Cogí mi maleta y mi bolso, y me dirigí hacia el coche. Al pasar a la altura de la ventanilla del conductor, la dije "buenos días", a lo que contesto con un leve movimiento de cabeza.

No la gustaba abandonar su casa, ni aunque fuera por trabajo. A ninguna nos gustaba. Era como embarcarse en una aventura hacia lo desconocido.

Tras meter mis cosas en el maletero, me senté en los asientos traseros del coche. El delantero ya lo tenia reservado Arantxa y era una tontería sentarse en el, sabiendo que en cuanto apareciera tendría que volver a mi parte trasera.

En cuanto me puse el cinturón arrancamos en busca de las otras dos aventureras que deberían acompañarnos, como en tantas otras ocasiones.

Me fije en la ropa que vestía. Unos pantalones vaqueros y una camisa holgada que llevaba por fuera de los mismos. En los pies, zapatillas de deporte blancas y calcetines tobilleros. Parecida a mí, solo que yo llevaba una camiseta y mis cómodas sandalias. Ningún vecino que nos viera, se imaginaria a lo que nos dedicábamos los fines de semana, así como algún día entre semana, según surgiera. Como, en el devenir de unas horas, cuatro mujeres sencillas se convertirían en las reinas de la noche y una multitud de lobos aullaría a su alrededor.

Pero primero vayamos con las presentaciones.....





¡Ah¡ Se me olvidaba. Algunos nombres de los lugares, locales y personas, han sido cambiados. Ya sabéis, para evitar los malos rollos con los derechos de imagen y todas esas cosas

Gogo girlsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora