Gogo girls

Publicidad en la Red

Fue en uno de esos fines de semana en que nos juntábamos para hacer algún que otro trabajo, allá por el puente de los Santos, cuando tuve la brillante idea – la cual comenté a mis compañeras – de darle un pequeño empujón hacia arriba a nuestro trabajo, dado su caída en picado hacia el fondo de un barranco en el que se precipitaba durante el invierno.

Estábamos vistiéndonos para trabajar en una discoteca de algún remoto lugar, comentando a mis compañeras, una idea la cual llevaba varios días rondándome por la cabeza.

– Podíamos hacernos publicidad en Internet, en una página. O crear nuestra propia pagina para publicitarnos – dije.

Laura me miró con asombro, como si acabara de plantear un viaje a la Luna. Arantxa sopló – como era habitual en ella, cuando oía algo que no le interesaba demasiado – para continuar pintándose las cejas de color azul ascendiendo hacia el gris. Laura Dos se me quedó mirando un buen rato, rumiando lo que las acababa de decir, como si la idea no la convenciera, pero no desechándola por completo.

- Explícate – dijo – Cual es tu plan y cuando nos costaría –

- ¿En serio que vas a plantearte siquiera esa idea? – Dijo Arantxa – Lo único que nos acarreará serán más gastos. Además ¿Alguna tiene conocimientos de las redes para construir una página? –

- Yo podía hacerlo – contesté, lanzándome de cabeza a mi idea – Adquiriríamos un dominio en Internet. Publicitaríamos los teléfonos de contacto, lo que hacemos, lo que estamos dispuestas hacer y lo que no haremos. Podemos poner algunas fotos de las cuatro, tanto de las actuaciones, como fotos un poco mas curradas, posando y eso. Yo creo que atraería a más clientes. Joder, si todo el mundo esta en Internet. Hasta los curas –

- Vale – replico Laura Dos – tuya es la idea. Tú la desarrollaras y nos la plantearas a todo el mundo. Arantxa – dijo volviéndose hacia ella – Patricia tiene razón. Hemos de modernizarnos, no podemos estar insertando anuncios en la prensa o esperar a que el boca a boca nos busque trabajo –

Y dicho y hecho. Cuando llegué a mi casa el lunes, me puse a trabajar en mi nueva idea. Los ratos libres que tenia en el bar de Maria del Mar, los empleaba en diseñar el nuevo proyecto del grupo, diseñando varias portadas para la página de inicio de la que iba a ser nuestra futura pagina de contacto. Busqué en las fotos que teníamos, los videos y todo el material grafico disponible que se pudiera utilizar. Y encontré mis primeras desilusiones: Las fotografías de las que disponíamos, aunque pixelaramos las caras de los que en ella salían, para evitar problemas, no dejaban de ser de alguna de nosotras, rodeados de un puñado de capullos que apestaban a alcohol a través de la pantalla del ordenador. Los videos, recortándolos un poco y juntándolos unos con otros, podrían arrojar algún resultado más o menos admisible. Y las fotos nuestras, salvo alguna que otra, no dejaban de mostrar en su mayoría, a cuatro amigas que parecían estar de fiesta o en la playa, mas que trabajando de una forma responsable.

En fin, con mis dudas, un power point y una carpeta de bocetos, comparecí ante mis compañeras, que si bien no habían preguntado por el desarrollo de mi proyecto en los días en que nos habíamos juntado, esperaban un mínimo resultado por el tiempo empleado.

Expuse mis argumentos, mostré el material disponible y las hice saber las carencias que teníamos, siendo yo ahora la que esperaba impaciente el veredicto de las tres.

- O sea – dijo Laura Dos cuando finalicé con mi exposición – La pagina puede salirnos como los pellizcos. Si nos vamos a un presupuesto barato, puede salirnos una mierda, y si nos gastamos una pasta, nadie nos garantiza que salga adelante –