Arantxa

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Una mandíbula recta. Unas gafas de ver, que podían ser en ocasiones de sol graduadas. Un cabello rubio platino ceniza. Una silueta delgada en la cual destacaban sus pechos. Un mal carácter permanente. Con estas expresiones, cualquiera que la conociera, estaría describiendo a Arantxa.

Veintiséis años. Ex modelo. Con un pasado oscuro, que la había echo caer desde lo mas alto al pozo mas insondable. Nunca sonreía, y en las contadas ocasiones que lo hacia, su sonrisa hacia que la expresión de la cara tomara un tono despectivo. Arantxa, aunque apenas se relacione, es un libro abierto. Por las intrigas de su madre divorciada, la cual supo apreciar en primer lugar su físico, con los dieciséis años se estaba ganando la vida como modelo, no muy conocida, eso si, pero ganando lo suficiente para mantener a ambas con un buen nivel de vida. A los diecienueve, estaba liada con un famosillo, que había hecho sus tablas y su caché, a base de contar sus miserias con otras famosas, así como ofreciéndose para ser la pareja ideal, en programas televisivos de "alto culto", tales como eran – o son – "Sálvame" o "MYHYV" (nada que decir mas a este respecto). A los veinte, el mundo de la pasarela lo había cambiado por el mundo mas oscuro de las drogas, ingiriendo durante las juergas que se corría en las discotecas de Madrid, cocaína, speed o cualquier otra sustancia que la hiciera aguantar de fiesta, y a la vez, olvidar la vida de mierda que llevaba. Había llegado al extremo, de acostarse con cualquiera que pudiera ofrecerla una buena dosis, sin importarla lo mas mínimo de quien pudiera tratarse, en que lugar lo harían, o como amanecería por la mañana.

Su mundo del famoseo no la había llevado a lo más alto, ni había ocupado grandes portadas en las revistas de moda. Según dice ella misma, a lo máximo que alcanzó, fueron algunos reportajes interiores, posados como modelo de lencería en revistas de venta al domicilio, y una portada en el "QMD", en la cual, salía de la playa de la mano de un famosillo, al cual no reconocía por que la foto había sido sacada con teleobjetivo y no se acordaba tampoco de quien era, del pedo que llevaba en ese momento.

Con veintiún años había acabado inconsciente en la calle, ignorando como había podido llegar a ese estado y lugar, y tras ser trasladada al hospital, los médicos la certificaron que lo que había tenido era una sobredosis de múltiples sustancias, así como de sexo, no recordando ella ninguna de ambas cosas.

Cuando se sumergió en su particular pozo sin fondo, su madre, tras pegar un braguetazo medio en condiciones, se retiro de la escena, dejándola dentro del pozo y olvidándose de su molesta y poli-toxicómana hija.

Tres meses después, cuando se hallaba en la clínica privada, acostada en la cama y expulsando los restos de su aborto practicado, tras ver como la enfermera introducía los restos del saco, sangre y embrión en una bolsa, decidió dar un cambio a su vida. Contra el criterio de los médicos, abandonó la clínica y salio a respirar el aire de la calle. Arantxa, la modelo, la del famoseo, había muerto. Había nacido la nueva Arantxa.


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