La vida es de lo más curiosa e incomprensible.
Pasar de vivir en las calles solo, a vivir en un departamento de lo más cómodo con tus amigos. De días sin comer, a días dónde ya no puedes comer más. Del desempleo, a tener algo en lo qué emplear tu tiempo.
Matsuri dio un hondo suspiro, tratando de tranquilizarse. Recordándose a ella misma que todo lo que estaba ocurriendo en su vida era por algo. Lo hacía para conseguir aquello que más deseaba.
Se encontraba en frente de la gran mansión Sabaku no, después de casi dos horas viendo como Tenten y Sakura discutían sobre lo que era justo y lo que no, además de la casi inexistente ayuda de Naruto. Todas sus opciones eran limitadas, así que era eso o nada.
El lugar era realmente impresionante, se veía enorme y muy lujoso. De pronto un pensamiento cruzo por su mente, ocasionando que todo el asombro desapareciera y fuera sustituido por el desanimo total.
"Me toca limpiar toda esta mansión. De arriba a abajo y de abajo a arriba."
— Bien, es hora — dijo con un poco de inseguridad en su voz.
Acercó su mano temblorosa al timbre, no obstante no fue capaz de tocarlo hasta unos minutos después, cuando su mano había parado de temblar casi en su totalidad.
— ¡Ya voy! — escuchó gritar dentro de la mansión.
Su espera se le hacía eterna. Tenía ganas de darse la vuelta y huir... Y, posteriormente, huir de la casa que compartía con sus amigos porque sabía que las consecuencias serían graves. Durante ese pequeño tiempo de espera se imaginó por completa la situación. ¿A dónde iría y qué es lo que haría después? Sabía que tenía que convertirse en fugitiva, porque su prima no dejaría de buscarla jamás, para así darle lo que se merecía.
En menos de cinco minutos la puerta de caoba oscura se abrió, dejando ver a una chica que aparentaba tener su misma edad o quizá era un poco mayor. El cabello era castaño oscuro y caía libremente por su espalda para llegar a su cintura, ojos grises profundos y encantadores. Su piel blanca resaltaba con su uniforme, que constaba de colores blancos y negros.
— ¿Qué deseas? — preguntó la chica con una sonrisa amable.
— Soy Matsuri — un susurro lamentable salió de sus labios, pero casi enseguida se arrepintió. Colocó la espalda recta, respiró hondo y con una voz llena de seguridad dijo —: Vengo por el empleo —, e hizo una reverencia.
— ¡Ah! ¡Ya veo! Así que tú eres Matsuri, creí que vendrías más tarde. Es un placer, soy Sari — se presentó. Ambas se dieron un apretón de manos — Ven, pasa. Te mostrare la mansión y luego te presentare a los señores — se hizo a un lado y dejo a pasar a la pequeña castaña.
— Está bien — susurró mientras observaba todo a su alrededor.
Si en el exterior prometía ser un lugar muy espacioso, al entrar se dio cuenta de algo fundamental. En efecto poseía una cantidad considerable de espacio, pero parecía vacío. Parecía faltar algo realmente importante, algo como para llamarlo hogar...
Le faltaba calidez.
*
*
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Llevaba quejándose en su mente todo el camino. Admitía que nunca había compartido un empleo con ninguno de sus amigos, pero le parecía injusto que ella y Matsuri tuvieran que estar solas en tal "aventura", como lo había denominado Naruto.
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Cree en Ti
Fanfiction¿Cuál es la ventaja de tocar fondo? Qué sólo puedes hacer una cosa... Y eso es subir.