“Diferente, pero aún, igual”
— La Historia del Loco, John Katzenbach.No entendía la razón, pero desde que había entrado en aquel lugar no había dejado de sentirse decaída, triste y desanimada. Sin duda el aspecto que proyectaba el exterior, le hacía honor al interior. Todo parecía tan gris, que le hacía sentir de esa manera.
Caminaba junto a la rubia, recorriendo todo el lugar, escuchando atentamente sus enérgicas palabras y explicaciones, tratando de prestar la suficiente atención como para no olvidar nada. En ese momento se encontraban transitando por las habitaciones de los dueños de las casa, conversando sobre sus horarios y cómo le gustaban que hiciesen el aseo, cuando una puerta en específico llamó su atención.
— Oye Ino… — habló en voz baja, interrumpiendo el discurso de la rubia, que la miró con duda, haciéndole una pregunta silenciosa — ¿De quién es esa habitación? — preguntó con interés. En el segundo piso había un total de seis habitaciones, incluyendo dos de huéspedes, la habitación principal y la de los hermanos, pero esa sobraba e Ino ni siquiera la había señalado.
— Nunca entres a esa habitación — recomendó en voz baja — Pertenecía a la difunta hija de los Uchiha — se acercó, para poder susurrar — No sé bien qué ocurrió, pero al parecer fue raptada cuando era una bebé y nunca pudieron encontrarla, hay personas que afirman que eso ocurrió por una venganza contra Fugaku-san — su oyente abrió los ojos con sorpresa al escuchar aquella historia. Eso quería decir que los rumores eran ciertos — Dicen que por las noches puede verse el reflejo de una niña pequeña asomada desde la ventana — mencionó con voz de ultratumba. Cuando el miedo se asomó por los ojos color jade, la rubia no pudo evitar soltar un carcajada llena de burla — Sólo bromeo — colocó una de sus manos sobre sus labios, en un intento por disminuir las risas — A Mikoto-san no le agrada que entren allí, por ese motivo no debes hacerlo. Es una regla importante, así que no lo olvides.
— De acuerdo — contestó, con el ceño ligeramente fruncido por los chistes sin gracia de su compañera.
— Bueno, ésta es toda la casa — dijo la rubia, mientras comenzaban a descender por las escaleras — No hay nada más que deba enseñarte, así que vamos para que te cambies y comiences de una vez.
Sakura fue llevada a una de las habitaciones de empleados que quedaban en la planta baja, para que pudiese colocarse su uniforme y arreglarse antes de que iniciase su jornada laboral. El uniforme era idéntico al de Ino; se trataba de una falda negra que le llegaba unos cuatro dedos sobre la rodilla, la parte superior era una camisa blanca con mangas cortas que era adornada con un chaleco negro y un lazo del mismo color en el cuello. Sobre la falda había un delantal blanco, y para combinar zapatos negros y medias blancas. Salió de la habitación ya vestida, tomándose de frente con la rubia.
— ¿Y ahora qué? — preguntó la de ojos jade, acomodándose su falda, para que no le quedase más corta de lo que debería.
— Te tengo que presentar a los señores Uchiha — señaló, apartándose de la pared — Aunque Mikoto-san y Fugaku-san no están, por lo que sólo conocerás a… — colocó sus manos en su pecho y sonrió como una colegiala enamorada — A Itachi-sama y Sasuke-sama — la pelirosa le miró sin entender, pero aún así hizo su mejor intento de sonrisa.
— Está bien, Ino — suspiró con algo de cansancio. Ese día era muy largo y no dejaba de pensar en las ganas que tenía de irse a casa. A pesar de que Ino le había agradado de cierta manera, no le llamaba mucho la atención tener que limpiar en una casa ajena — Me hubiese gustado ayudar a Tsunade-sama en el hospital — pensó, mientras seguía de cerca a la rubia.
La reacción de Ino no era de todo exagerada, debido a que los hermanos eran reconocidos por lo apuestos y seductores que podían llegar a ser. El mayor era Itachi Uchiha, un sereno joven adulto de 25 años de edad. Bien parecido y de cuerpo atlético, bastante alto y sereno. Lo más que resaltaba de él era su amable y enigmática expresión en conjunto a unos atrayentes ojos y una notables ojeras, que sólo resaltaban su atractivo.
El menor de los hermanos Uchiha menos apuesto, pero sí mucho más serio y menos expresivo, a pesar de tener apenas 21 años. Su cuerpo era delgado, pero bien formado, con rasgos algo delicados, pero firmes. Si algo caracterizaba a Sasuke era su habitual expresión de desinterés y carente de sentimiento alguno, que era acompañada con su mirada profunda y difícil de descifrar.
Ambos hermanos Uchiha se encontraban en la sala de estar. Al parecer, Itachi le contaba algo a Sasuke, que sólo asentía con indiferencia, sin prestarle realmente atención a lo que decía, cuando de repente apareció Ino con una chica de cabellera rosada y ojos jade, la cual obviamente ninguno conocía.
— Disculpen — interrumpió, siendo lo más educada posible y sonriendo de forma coqueta a ambos hombres — Ella es Sakura Haruno, trabajará aquí a partir de hoy — la nombrada sonrió con timidez, ambos hermanos eran muy guapos.
Podría acostumbrarme a trabajar aquí; pensó con emoción, mientras hacía una reverencia en señal de respeto.
— El placer es mío — dijo el mayor, luciendo una sonrisa amable y su cabello bien peinado en una cometa baja — Soy Itachi Uchiha — se acercó y besó el dorso de la mano de la joven, provocando que las mejillas de la chica se pusieran tan rojas como un tomate maduro.
— Hmp — dijo, o más bien exclamó con molestia, el menor — Sasuke Uchiha — a penas se volvió y miró a esa desconocida sintió algo cálido dentro de su pecho, un sentimiento familiar que había olvidado con el tiempo se apoderó de su interior, pero simplemente decidió ignorarlo. El no tenía tiempo para ese tipo de cosas — Esto será una verdadera molestia — pensó, apartando su mirada oscura de aquellos brillantes ojos jade.
— El placer es mío — habló con voz temblorosa y haciendo una reverencia de nuevo, por los nervios — Espero que nos llevemos bien — comentó con una sonrisa la cual, sin saberlo, cautivó al menor de los Uchiha.
*
*
*Después de conocer a dos de sus “jefes”, había sido llevada por Ino hacia la cocina, para ponerse a preparar el almuerzo. A las dos horas la señora de la casa llegó, por lo que la rubia se la presentó de inmediato. La mujer le trató de forma muy profesional, pero a la vez fue muy amable y cálida, contrarrestando el ambiente general de la mansión.
Sakura no lograba entender por qué alguien querría hacerle algo a aquellas personas, ya que Makoto se veía como una mujer bastante amable y sencilla, a pesar de gozar de todos aquellos privilegios. Por otro lado Sasuke
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Bueno, ese ha sido todo el capítulo, perdón por tardar tanto, es que tengo muchas cosas que hacer :c
Y perdón por lo corto, es que tenía un tiempito libre y no quería fallarles, por eso lo he hecho tan corto.
Los quiero.
Wind.
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Cree en Ti
Fanfiction¿Cuál es la ventaja de tocar fondo? Qué sólo puedes hacer una cosa... Y eso es subir.