Plan Maestro.

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Abril despertó de su profundo sueño e inmediatamente se dio cuenta de que Eliot ya no estaba a su lado, la decepción la invadió.

Salió afuera, pero todo estaba desértico no había absolutamente nadie.

- ¡Elliot! - Grito al vacío sin embargo no hubo respuesta.

Abril regreso a la tienda y noto que las cosas de Eliot ya no estaban.

¿Por qué se había ido? ¿Ha dónde había ido, si estaban en medio de la nada?

Dejo de pensar en ello y principio a correr hacia la mansión, sin importarle el frio que le calaba hasta los huesos.

No quería pensar en las razones por las cuales la dejo; Todas y cada una de ellas le dolían.

De pronto esquivo una luz amarilla y se escondió de tras de un pino.

Saco la varita de su bota y corrió fuera de su escondite.

Anabelle y ella se apuntaron al unísono.

- ¿Abril qué estas haciendo aquí? - Ella bajo la varita y suspiro de alivio.

Había estado apunto de hacerle un hoyo a Anabelle.

- ¿Qué te sucedió?¿Y el vestido?

- Me estoy congelando debemos regresar a la mansión - Dijo cortante y continuó su camino.

Anabelle se quitó la capa y se la entregó a Abril. Ella la acepto y se la coloco de inmediato.

- ¿Por qué Eliot te dejo venir sola?

Abril tenso la mandíbula.

- Desapareció - Dijo casi en un susurró mirando hacia la nada.

- ¿Como que desapareció? - Preguntó confundida.

- Si. Cuando desperté él ya no estaba - Le grito a Anabelle sin darse cuenta.

Ella no quiso discutir y siguió caminando.

Anabelle suspiro resignada y la siguió.

Nuevamente se acomodo el cabello y se dirigió al espejo para ver si esta vez lo había hecho correctamente.

De tras de ella se reflejaba Sarah, ella se giro de golpe.

No había nada.

Se volvió al espejo y de nuevo atisbo a Sarah totalmente desfigurada junto a ella.

Abril grito y se alejó del espejo, su corazón palpitaba rápidamente.

Ella observo el lugar, pero solo estaba ella.

Vacilante se acercó al espejo, pero Sarah ya no estaba ahí.

El sentimiento de terror la dominó. Apenas hace un par de horas habías logrado sentir que podía recuperar su humanidad.

No podía empezar a perder la cordura.

- Pero has usado mucho tus poderes últimamente.

Aquella voz le heló la sangre, Abril estaba segura de que solo ella se encontraba en la habitación.

Se deslizo por la pared hasta el suelo, temerosa de asegurase, nuevamente si la habitación estaba vacía.

- Abril - Habló Anabelle de tras de la puerta - ¿Estás lista?

Ella se reincorporó lo mas rápido que pudo y le abrió la puerta a Anabelle.

No soy una de ellas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora