Capítulo 10

37 5 1
                                    

--Bien señorita Wood, ya puede irse. Lamentamos haberla retenido tanto tiempo.

 Ella asintió y bajó de la camilla. Estaba feliz, ya que había comido todo lo que le habían dado en el hospital (al ver que el único problema que tenía era el estómago vacío) y también porque le habían sacado ese horrible suero.

 Había llamado a su madre, para informarle del accidente y avisarle que todo estaba bien, y de paso le contaba las cosas que habían estado sucediendo en los últimos días.

 Antes de que le dieran el alta decidió tomarse una ducha caliente y luego se vistió con algo cómodo y sencillo para ella (una camisa azul, un jean holgado y sus converse negras).

 Saludó a las chicas de recepción y salió de aquel lugar con olor a encierro para ella y respiró con una cálida sonrisa el aire frío de afuera. Miró de un lado a otro los autos que pasaban, las personas que llegaban con algún problema físico o con caras asustadas por miedo a quien sabe que.

 Caminó por el estacionamiento, decidida a salir de aquel lugar y una vez afuera se encontró con una pequeña pero agradable cafetería, sin pensarlo dos veces se dirigió a ella.

 Abrió la puerta con sutileza y al entrar el olor a café inundó sus fosas nasales, vio que la mayoría de las mesas estaban vacías hasta que encontró la que estaba buscando se acercó a esta y se sentó.

--¿Cómo estás compañera?-- le dijo Liam sacando el menú de su cara y sonriendo alegremente. 

--Bueno, feliz de salir de ese manicomio.

--Solo has pasado dos días allí dentro, exageras.

 Claramente, había aceptado su propuesta, luego de varios minutos de discusión (Liam intentando convencerla y ella no muy segura de esto), terminó aceptando. Después de todo, pensó, Liam era un buen chico y el poco tiempo que había pasado con el lo había disfrutado.

--¿Cómo está Abby?--preguntó ella ojeando el menú.

--¿Abby?-- dijo el mirándola como si estuviera loca.

--Si, mi amiga imaginaria.

 El abrió los ojos como dos platos y la miró desconcertado, para que luego Hil comenzará a carcajear como si una foca saliera de su garganta. 

--Tienes que ver tu cara...--dijo entre risas--...estás pálido...

 El sacudió la cabeza y frunció el ceño.

--¿Entonces Abby no existe?

--Claro que existe...--respondió sonriendo, mientras Liam seguía sin entender--...es mi mochila tonto.

--Oh... con que tu mochila tiene nombre.--dijo soltando un suspiro de alivio al ver que ella no estaba loca.

--Claro, es mi fiel compañera de viajes... En fin, ¿cómo está?

--Oh bien, está en el asiento trasero del auto, no tienes de qué preocuparte.

 Ella asintió y antes de que alguno de los dos pudiera decir algo el mesero se les acercó para tomar su orden. Hillary no dudó en pedir gran parte de lo que el lugar ofrecía, a pesar de que en el hospital la habían alimentado, la comida para ella era horrible (le daban pollo seco, todo lo que le daban no tenía ni una pizca de sal, ni condimento y la gelatina parecía ser que no tenía sabor). 

--Creo que tienes algo de hambre.--dijo Liam una vez que el mesero se fue impresionado por la cantidad de comida que ella había pedido.

--No como comida de verdad desde hace casi cuatro días. Mi estómago pide a gritos que le de algo rico, además de que comer es mi pasatiempo preferido.

--Realmente eres impresionante.-- dijo sonriendo-- Mi novia come muy poco todos los días, su vida es a base de dieta.--habló en un tono molesto.

--No me considero una chica "light", ya sabes a lo que me refiero. Pero si hago ejercicio y como lo que quiero hasta que mi cuerpo me pida que pare, para poder mantenerme en forma.

--¿Haces algo fuera de lo que es el horario laboral?

--Hago danza contemporánea desde pequeña ¿Tu haces algo?

--Mi vida es el trabajo y el canto, de vez en cuando juego baseball con mis amigos, pero no lo considero como algo que suelo hacer seguido. Si voy al gimnasio cada vez que tengo tiempo.

 El mesero llegó con los pedidos y Hill no tardó en empezar.

--¿Y que hay de tu novia?

--Cuando no esta en el trabajo esta haciendo un ejercicio que en este momento no recuerdo muy bien qué era.

--Se nota que te interesa mucho...--dijo con la boca llena.

--Lo se, mi relación con ella parece ser cada vez mas distante. Ella vive pensando en hacer ejercicios, en mejorar su cuerpo, la dieta, el trabajo y apenas tiene tiempo para mi.

--¿Se lo has mencionado?--preguntó algo preocupada y limpiando sus labios con una servilleta, para luego hacerla un bollo y dejarla a un costado de su plato.

--Se lo he dicho varias veces, pero ya sabes como es esto, dicen que van a cambiar pero no parecen hacerlo.

 Ella solo pudo asentir. Ninguno de los dos dijo nada y parecía ser que a ambos se les había ido el apetito, Liam miraba la mesa algo triste y ella lo miraba pensando qué podría decir para cortar aquella tensión que había en el ambiente.

--Bueno.--dijo al fin-- Creo que ya me llené, el café aquí es delicioso, será mejor que nos vayamos ¿no? No querremos llegar muy de noche al hotel.

--Claro.-- respondió el saliendo de su trance.

 Ambos se levantaron y se acercaron al mostrador, pagaron la cuenta y se dirigieron al auto.

 Una vez en viaje, el silencio seguía entre ambos.

--Lamento haber sacado ese tema, no quería hacerte sentir mal.

--Descuida Hill, no tienes la culpa. Solo que esa conversación me dejó pensando.

--¿Pensando? ¿Puedo saber en que?

--¿Crees que debería terminar mi relación con Sophia?--preguntó y la miró a los ojos.

--¿Qué?

La mochilera (Liam Payne)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora