Capítulo 7.

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Jin jaló a Hye hacia adentro del club, cerró la puerta con seguro y la sentó en la mesa más próxima.

— Espera un momento por favor. Te preparé un festín. —Jin sonreía entusiasmado. Se dirigió hacia un par de hornos que había en aquel salón y sacó un par de platillos cubiertos por una tapa plateada.

Hye se encontraba expectante por saber lo que contenían.
Jin sonrió de nuevo y le guiñó un ojo.
— Esto te va a encantar. —Y Hye supo que era cierto, pues era bien conocido el magnánimo talento que tenía Jin con la cocina.
La joven le dedico una sonrisa amable agradecida. Aunque aún desconocía la razón del extraño comportamiento del mayor.
La curiosidad la carcomía, sin embargo, no se atrevía a preguntar. Es decir, simplemente el chico no tenía razones para hacer lo que hacía; no obstante, Hye reunió un puñado de seguridad y final mente hablo.
— ¿Jin? —Sostenía la manga de su chaqueta, jugueteando con ella en señal de nerviosismo.

— ¿Qué pasa nena? —El chico se quitó la chaqueta que llevaba puesta, dejando ver una camisa blanca, casi transparente.
Hye tragó saliva cuando se percató del buen cuerpo del que gozaba su anfitrión y pronto todas sus dudas corrieron como el agua en un arrolló.
Completamente ajeno a lo que sucedía en el interior de su invitada, Jin se acercó con toda la seguridad que lo caracterizaba.
Se posó en frente de la mesa en la que estaba instalada Hye y colocó sobre ella los misteriosos platillos.
—Señorita, si no se enamora de mi cocina, le devolvemos su dinero. —Bromeo y destapó los deliciosos platos, dejándolos completamente al descubierto-
Hye se sorprendió al ver los manjares que bailaban enfrente suyo.
Había unos ricos cupcakes cubiertos de chocolate, con una enorme fresa encima, un platillo de ostras y una rica sopa que recién había quitado de la estufa; Jin se alejó de la mesa, solamente para volver con una jarra llena de un rico jugo amarillo que parecía simplemente delicioso.
— ¡Jin! Esto se ve magnífico. —Hye junto sus manos y admiro el maravilloso festín que tenía enfrente. Sacó su teléfono celular y tomó una fotografía. —Yo no suelo hacer esto, pero vaya, Jin, eres asombroso. Llegarás lejos con este talento, no hace falta probarlo para saber que está delicioso.

El chico se sonrojó ante las palabras de la joven y aunque ya estaba acostumbrado a escuchar halagos de ese tipo todo el tiempo, no supo explicar porque los de la muchacha eran un tanto distintos. Sonrió orgulloso y asintió avergonzado.

— Pues bien, te explicaré. Estas son Ostras Rockefeller, para este platillo es necesario hervir las ostras y luego colocarlas de nuevo en su concha, se les agrega una mezcla de espinacas, tocino y esto que ves aquí son migas de pan, chalotas y perejil. Una vez listas, tengo que llevarlas al horno de nuevo para servirlas calientes, como hice hace algún instante. Además de tener una cara hermosa, soy talentoso ¿No crees que soy un chico excepcional?

Cierta mente Hye pudo notar lo exquisito que se veía aquel platillo humeante, pero no pudo evitar reír ante el ultimo comentario que había hecho el muchacho.
— ¡increíble! ¿Y estos de que están hechos? —La chica señaló con total inocencia los pastelillos que estaban ante ella, intentando amenguar su riza.

— Bueno, estos son cupcakes de banana, con un toque de canela, endulzados únicamente con miel de abeja cien por ciento natural, cubiertos de chocolate y adornados con una fresa.

— ¡Quiero comerlo todo! ¡Espero tener espacio suficiente en mi estómago!
Jin rio ante aquella afirmación, Hye se puso colorada en seguida, pero le devolvió la sonrisa al chico.
— Este es jugo de naranja ¿Verdad? —Hye señaló la jarra que contenía aquella bebida.
— No, esto es jugo de mango. También es natural. Y la sopa es una rica sopa de higo. Espero que te guste.
— Quiero empezar a comer.

Siete Demonios |BTS|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora