Asmodeo.

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Lujuria.

Al no obtener respuesta, los tres demonios rieron de una forma descarada.

—Asmodeo. — Exclamó el rey y de pronto quedó al descubierto un hombre precioso.

Sus facciones eran sumamente finas y perfectas. En su rostro se dibujaba una hermosa sonrisa que hacía desaparecer sus penetrantes ojos obscuros, una sonrisa que combinaba a la perfección con aquellos labios rosados y carnosos que incitaban a algo más que un beso. Su cuerpo hermoso y seductor estaba semi desnudo, dejando al descubierto unos sensuales abdominales y atractivos brazos.

—¿Qué pasa? —habló el muchacho al tiempo que se posicionaba en frente de su amo.

—¿Qué puedes decir de todo esto?

—Que será divertido —el chico relamió sus labios y pasó el pulgar por los mismos.

—¿Divertido? —interrumpió Mammón.

—Piensa un poco, hermano —habló el chico muy seguro de lo que salía de su boca—. El cielo no tiene posibilidades y como tú mismo has dicho, sus creaciones son un completo error. Gracias a ellos existo y, bueno, ¿qué sería de su mundo sin la lujuria?

Al escuchar eso último, Lucifer se mordió el labio, estiró una mano y con el dedo índice le pidió al joven aún de pie que se le acercara.

—¿Qué sería de mí sin ti? —el joven se acercó a Lucifer y le plantó un apasionado beso en los labios.

Ambos espectadores podían ver la lengua de aquellos dos jugando una con la otra.

Satanás se hartó y cuando la situación se estaba saliendo de control, ordenó que pararan.
—Luego terminan con eso, ahora mismo me interesa saber que responden de allá arriba. ¡Asmodeo! tu papel es importante, debes seducir y corromper. No lo olvides.

—Sí señor —el chico volvió a sonreír y se colocó atrás de su amo para después rodearlo con los brazos y reír lascivo.

Y de nuevo del cielo no hubo respuesta.

Siete Demonios |BTS|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora