Capítulo 15.

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No había nada en el mundo que Hye deseara más que ir tras Yoongi, salió del aula tan rápido como un rayo. Corrió por los pasillos, hasta fuera de la facultad, atravesó la explanada y entró en la facultad de derecho. Busco en cada pasillo, en cada salón de clases, en cualquier árbol, hasta por debajo de las piedras, con el único fin de encontrar al chico, y por fin lo encontró, dentro de un salón, preparándose para salir. Las clases ya habían terminado y Hye miraba desde la distancia como Yoongi, con el ceño fruncido, metía sus libros en su mochila. No pudo evitar sonreír por la ternura que le transmitía la imagen.

Lo amaba y no podía evitarlo, se había perdido a ella misma, desde que beso a Min Yoongi por vez primera.

Al darse de las extrañadas miradas, se adentró en el salón de clases para acercarse a Yoongi, quien no había sentido ni un poco su presencia.

Y cuando estuvo lo suficientemente cerca del muchacho, se lanzó a sus brazos. Yoongi tardó en reaccionar a aquel abrazo, se giró para ver a la muchacha y sonrió desconcertado. Se miraron a los ojos con afecto y el joven esbozó una sonrisa cuando sus miradas se cruzaron.

Maldita sea, la sonrisa de Jung Kook definitivamente era una clase de regalo divino, pero la de Yoongi, era lo único que podría pedir para poder seguir viviendo. Hye no lo pensó un segundo más y lo beso en los labios, esperando que él chico correspondiera el gesto. No pudo estar más feliz cuando lo hizo. Yoongi la beso con pasión, olvidándose por completo de la humanidad en sí, sus labios parecían haber nacido para estar juntos, porque encajaban a la perfección el uno con el otro. Sin importar las miradas de cualquier persona y el hecho de encontrarse aún en un salón de clases. Yoongi y Hye seguían envueltos en aquel cursi gesto.

Esa vez, Hye fue la que pidió intensificar el beso, pues su necesidad de poseer al muchacho era sobrehumana. Mordió el labio inferior de Yoongi, esperando a que el joven permitiera la intromisión de su lengua y cuando lo hizo, ambas comenzaron a acariciarse con vehemencia.
Hye seguía colgada del cuello del chico mientras él la sostenía con ímpetu por la cintura.

Y cuando llegó el momento en el que ya no podían más, se separaron.

— ¿Me quieres explicar qué mierda acaba de pasar? —Hablo Yoongi con una sonrisa ladina dibujada en su rostro.

Hye se mordió el labio al darse cuenta de lo sexy que se veía la boca del chico.

— En vez de estar cuestionando mis motivos, deberías de estar agradecido con Dios por esta oportunidad. — Setenció la chica, soltando al muchacho y cruzándose de brazos.

Yoongi se acercó a ella y la besó de nuevo.

— Tienes razón, debería de disfrutar el momento.

— Yoongi, te quiero, aunque seas un idiota. — Hye comenzó a reír, mientras una pequeña risa salía de su boca, se acercó al muchacho y juntó la punta de la nariz de Yoongi, con la suya.

— Yo también te quiero, aunque seas fea.

Hye frunció el ceño y lo golpeo en el hombro.

— He hablado con Kookie y con Jimin, Yoongi, les he dicho que te quiero a ti. —Declaró, orgullosa.

— Era obvio, soy mucho más guapo y carismático. — El chico se encogió de hombros, con suficiencia. Beso a Hye en la frente y volvió a abrazarla. —Y juro que nada me hará falta si te tengo a mi lado.

— Que palabras tan bellas, Yoongi.
Ambos chicos se separaron de golpe cuando escucharon aquella voz, desde la puerta del aula. Giraron la mirada para ver de quien se trataba y Yoongi tensó cada musculo de su cuerpo, cuando vio a Namjoon recargado en el marco de la puerta, mientras fingía mirarse las uñas de las manos.

Siete Demonios |BTS|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora