Capítulo 25.

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Había pasado una semana desde aquel peculiar suceso y Min Yoongi, a causa de sus impulsos, provocados por sus celos, procuraba no separarse de Hye, en ningún momento. Por su parte, la chica, evitaba en todo momento a Jimin, a sabiendas que cada vez que se distanciaba del joven, esté sufría sin más.

Así es Park Jimin sentía su corazón romperse mil veces, cada que pasaba a un lado de la joven y está cruelmente lo evadía. Muchas veces, el muchacho se preguntaba la razón de tanto sufrimiento terrenal y por su mente surcó cierto pensamiento ¿Los Demonios también pagan por sus pecados? Si era así, Hye era su némesis. Un dulce castigo que estaba dispuesto a afrontar.

Por si fuera poco, la relación de buenos amigos que tenía con Yoongi, aún más con Jungkook, se había roto por completo. El trío no se tomaba la molestia de querer intentar arreglar las cosas, preocupando cada día más a Namjoon y a Jin, encargados de esa clase de paz que tenían como Demonios, antes de llegar a la tierra.

En un momento de desesperación, Namjoon se preguntó si acaso Hye era el As bajo la manga del cielo, y en verdad que la idea no era tan mala, después de todo, la chica era hija de un ángel que, por si fuera poco, era parte de la corte de su hijo, cuando éste, servía al cielo.
— Taehyung ... — Namjoon entró a al despacho de su hijo.

Taehyung, sin voltear a ver a su padre, se encontraba escondido entre un montón de papeles, que parecían ser acciones de su empresa.

— ¡Nam! ¡Acabo de perder dos millones de dólares! — Declaró el muchacho alarmado. — Ni siquiera son Won, son dólares. Maldita sea, voy a tener que despedir a mi contador.
— Mátalo... Nadie le roba al Diablo. — Espetó Namjoon encogiéndose de hombros.

El chico solamente alcanzó a asentir y continuó con su ardua tarea. Y es que realmente Taehyung podía pasarse la vida bromeando y haciendo amigos, pero cuando se trataba de trabajo, podía llegar a ser el mejor y más dedicado, esa era la dulzura del muchacho.

— Tal vez lo haga. Creo que contratare a Hoseok, él solo puede hacer el trabajo de mil empleados. — Dijo mientras revisaba con especial cuidado una carpeta. — ¿Y bien? ¿Para qué has venido? Es realmente inusual que vengas a mi despacho, más aún cuando dices que no te interesa nada que tenga que ver con mi dinero y mi empresa.

— Tengo un trabajo que encargarte. — Sentenció el mayor al tiempo que se sentaba en la silla que se encontraba al frente del escritorio de su hijo.

— ¿Más trabajo? ¿Que acaso no tienes más hijos?

— Los demás son unos inútiles. Yoongi es un idiota enamorado, al igual que Jungkook y Jimin, Jin no se atrevería y Hoseok es demasiado blando. Eres el único Tae. — Namjoon se reclinó sobre aquel asiento de piel y recargo su mentón en sus manos.

— ¿Se trata sobre la chica? — Preguntó el joven dejando todo aquel papeleo a un lado.

Namjoon asintió. Tomó un pequeño cráneo de marfil que descansaba como adorno en el escritorio del chico y comenzó a jugar con él.

— Esa mujer... Nos está destruyendo. — Sentenció y clavó la vista en su hijo.

— No me atrevería a asesinarla. Yo la amo. — Musitó Taehyung con completa seguridad.

— Pero no como lo hacen tus hermanos. Además, no quiero que la asesines, aunque te cueste creerlo, yo también la amo. — Namjoon tragó saliva, le había costado mucho trabajo haber dicho algo como eso. — Pero creo que ella es la clave de todo este asunto. Nos hemos retrasado mucho con todo esto de la aniquilación humana y tal vez todo podría ser su culpa.

Siete Demonios |BTS|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora