Capítulo 29.

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El tiempo es rápido.

Pero en la cama todo es más lento.

Namjoon había llegado a un grado de preocupación exorbitante, tenía claro que Hoseok y Taehyung sabían de sobra las intenciones de Jae Bum, sin embargo, por una razón que desconocía en su totalidad, aquel par no estaba dispuesto a hablar, cosa que lo hacían rabiar de distintas formas posibles. O bien los miraba feo o aprovechaba cualquier situación para insultarlos y acusarlos de insubordinación. Y claro, ambos chicos estaban conscientes de que le faltaban al respeto de alguna forma a su líder, pero por razones personales, estaban dispuestos a correr el riesgo que conllevará su loca decisión.

Como el equipo de Jungkook no pudo completar su misión, todo el grupo (no solamente Namjoon como sucedía normalmente) tomaron la decisión de hacerlos volver, pues sabían que el enemigo ya no se encontraba en Roma, Taehyung había rastreado a Uriel y a Zadquiel, adivinando por supuesto su localización, la cual no se encontraba lejos de su hogar, sin embargo y por razones obvias, los chicos decidieron no hacer absolutamente nada.

Tres días después de lo sucedido, los jóvenes que estuvieron ausentes por más de dos semanas, regresarían a su hogar en Seúl aquella misma noche, completamente ansiosos por poder ver a su adorada chica. No obstante, aquel particular trio no tenía ni la remota idea de que sus compañeros, Hoseok y Taehyung, tenían planeado jugar a lo mismo que ellos.

Hye se encontraba calmando los humores de Namjoon, cosa que últimamente era una misión, que aparte de peligrosa, suponían imposible para cualquiera de sus hijos, pero que sin embargo la joven lograba con una facilidad inimaginable. Tanta era soltura, que con el simple hecho de sentarse a un lado del joven y recargar su cabeza sobre su hombro, provocaba un alivio inmediato en aquel muchacho con carácter difícil que hacía temblar a cualquiera. La joven sonrió amablemente y se limitaba a asentir a cada una de las quejas que soltaba el mayor, prestando especial atención.

Namjoon soltó un último bufido y le sonrió con desgane a la chica. La aproximo a su cuerpo y la abrazo con cariño, masajeando cariñosamente el cuero cabelludo con la yema de los dedos. Suspiro un poco más relajado e inconscientemente sonrió.

— ¿Cómo es que he caído tan bajo? — Preguntó pegando sus labios en la cabeza de la muchacha, quien tenía su rostro completamente cubierto por el pecho de Namjoon.

— No has caído bajo Nam. Te has vuelto mejor. — Musitó la joven, sonriendo, envolviéndose del delicioso aroma de aquel hermoso joven.

— Soy un Demonio, no se supone que mejore, debo empeorar. — Sentenció el moreno, esbozando una sonrisa. — Me has vuelto un desastre. Te odio.

Hye sonrió aún con más ganas por lo que acababa de escuchar. Hundió aún más su rostro en aquel imponente pecho y lo abrazó con más fuerza.

— También te odio. — Bromeo.

Mientras tanto, en la distancia, Jin los miraba repleto de cariño, Se recargo en el marco de la puerta, tocó para pedir permiso y poder entrar. Namjoon se giró hacia la puerta y miró a Jin con preocupación. Aquel joven era su confidente y tenía total conocimiento de cada una de sus preocupaciones. Le sonrió con pesadez y le dio permiso para entrar.

— Yoongi llamó. — Jin se sentó en el sofá individual que se encontraba en la habitación y miró a ambos muchachos con una sonrisa dibujada en el rostro. — Dijo que volverían esta noche.

— ¿De verdad? — Hye estaba completamente emocionada, pues solamente hablar con su novio, no era divertido.

— Sí cariño. — Respondió Jin emocionado. — Es hermoso, por fin podré ver a mis niños.

Siete Demonios |BTS|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora